Un boom de granos que no se tradujo en obras viales
Las rutas del cordón industrial están nuevamente abarrotadas de camiones que transportan la cosecha a las terminales portuarias. El déficit de la infraestructura vial tiene a maltraer tanto a conductores como a pobladores de las localidades de la zona. Se analiza un proyecto de obras que supera los 420 millones de dólares
Las postales se repiten. Camioneros y pobladores linderos a las rutas 11, AO12, 34 y 9 hablan de un dejavú que durante varias semanas trastorna la vida y el trabajo de los eslabones más débiles de una cadena comercial que factura miles de millones de dólares. Como ocurre desde hace años, el traslado de la cosecha a las terminales portuarias genera un tapón de vehículos en las rutas de la región. Según la Federación de Transportistas de Cargas de Rosario, más de 12 mil camiones circulan por día por las distintas arterias para descargar el cereal. Pero solo la mitad logra ingresar a los playones de las plantas agroexportadoras.
Días atrás, en la Bolsa de Comercio, funcionarios y empresarios anunciaron exultantes un plan de obras para optimizar los accesos terrestres del transporte vial y ferroviario de carga en lo que se conoce como el Área Metropolitana de Rosario, un perímetro que ocupa 3800 kilómetros cuadrados y cuenta con un millón y medio de habitantes. El bosquejo del documento mencionaba también la necesidad de “mejorar la calidad de vida de las poblaciones de la región”.
Lo cierto es que hasta el momento, tras un largo período de exportaciones récord, con la soja como gran vedette, las obras siguen ausentes. Y eso que la producción de los granos tradicionales, tuvo un incremento de 57 por ciento entre las cosechas de 2003 y 2014. El país pasó de generar 65.252.933 a 102.441.789 toneladas. En términos monetarios, se estima que la exportación de cereales por los puertos locales genera un impacto en la economía nacional que ronda los 60 mil millones de dólares.
Los pronósticos para este 2016 son más que alentadores. El 31 de marzo, por ejemplo, ingresaron 7004 camiones a las terminales portuarias, de los cuales 5276 estaban cargados con soja. Para la misma fecha, en 2015 entraron 6112 rodados y 4848 en 2014. Los números globales serán similares a los del año pasado, cuando se registró una recolección récord de 60,8 millones de toneladas de soja.
El cálculo es que 47 millones de toneladas se destinarán a la industria aceitera y cerca de 12 millones de toneladas irán al mercado de exportación sin transformación industrial. Pero además esta temporada viene acompañada en un clima expansivo por los efectos de las políticas oficiales para el sector (quita de retenciones) y un interesante repunte de precios en el mercado internacional.
El contraste entre la lluvia de dólares del sector y las pésimas condiciones en los accesos terrestres echa por tierra la “teoría del derrame” que muchos economistas pronosticaron con el auge del modelo agroexportador. Se planteaba que la economía tendría un crecimiento virtuoso que a la larga podría beneficiar a todos los actores de la sociedad.
La autocrítica la hizo Alberto Padoán, presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario, el anfitrión del acto en donde la semana pasada se anunció un plan de obra para todos los accesos terrestres a las terminales portuarias. “Los caminos están todos congestionados desde un largo tiempo. Es cierto que no logramos traducir el marcado aumento de los volúmenes de producción en obras de infraestructura”, admitió.
Números que explican el colapso en las rutas
En los 70 Km de costa sobre el río Paraná que van desde la localidad de Timbúes y hasta Arroyo Seco hay un total de 29 terminales portuarias que operan distintos tipos de cargas, de las cuales 19 despachan granos, aceites y subproductos.
La Bolsa de Comercio de Rosario estima que en 2015 se exportaron 70 millones de toneladas (todos los granos), de las cuales casi 56 millones se embarcaron desde los puertos de la región Rosario. El 90% del flujo de mercadería se realiza mediante vehículos de carga. A la región arriban unos dos millones de camiones por años para transportar granos. La carga equivale 2.000 barcos repletos de mercadería.
“Todo este movimiento trae como consecuencia problemas de congestión de tránsito que afectan la actividad cotidiana de la población y su calidad de vida, ya que los camiones y vagones atraviesan diariamente la trama urbana de varias ciudades y pueblos”, se lee en la página de la BCR.
Detalles de un postergado proyecto
Las entidades empresarias ligadas al sector agroindustrial mantienen desde hace años una puja con los gobiernos nacionales y provinciales por promesas incumplidas en lo que hace a obras de infraestructura. “Hace más de 20 años que pedimos por mejoras en los accesos”, planteó Padoán.
Tras el cambio de autoridades en la Casa Rosada, la Bolsa de Comercio, la Cámara de Industria, Comercio y Servicios de San Lorenzo, la Cámara de Actividades Portuarias y Marítimas de Rosario, y Ferrocámaras Empresaria de Ferrocarriles de Cargas vieron una oportunidad para renovar el pedido. Se juntaron y consensuaron un proyecto con 19 obras.
Más tarde, recibieron el apoyo del ministerio de Infraestructura y Transporte de Santa Fe y de la mayoría de los intendentes y presidentes comunales del Gran Rosario. El gobierno provincial tiene pensado destinar parte de los fondos adeudados de coparticipación (18 millones de pesos) en este tipo de obras.
Lo que aún no está claro es si habrá o no un desembolso de Nación y el cuál será el aporte de las plantas cerealeras. “El gobierno nacional va a realizar un importante aporte económico. Además, el bosquejo contempla fondos privados de las terminales portuarias”, explicó el ministro santafesino José Garibay.
Según se precisó, se necesitan 103 millones de dólares para 6 nuevos accesos viales a industrias y puertos (4 al norte y 2 al sur) y 320 millones de dólares para 13 obras de accesos ferroviarios.
El borrador del proyecto menciona 9 "beneficios concretos" de consumarse las obras: menor distancia de recorridos hasta los lugares de descarga, mayor nivel de servicios, menor tiempo de tránsito, mayor velocidad de circulación, menor polución, menor contaminación auditiva, menor riesgos de accidente, mayores volúmenes de carga y mejores diagramas de flujo.