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Hartos de los escándalos de corrupción que azotan al país desde hace meses, decenas de miles de brasileños protestaron este domingo en las principales ciudades para exigir medidas que pongan fin a esta situación y para defender las investigaciones en curso, que consideran amenazadas por el Gobierno. El detonante de esta nueva jornada de protestas fue un polémico proyecto de ley contra la corrupción, que aún debe de ser aprobado por el Senado, y las recientes detenciones de algunos primeros espadas de la política del gigante suramericano, como los dos últimos gobernadores del estado de Río de Janeiro.

Ante tal panorama, este domingo 399.000 brasileños, según los cálculos de los organizadores citados por el portal G1, decidieron dejar a un lado las diferencias ideológicas y se unieron con un objetivo común: exigir la retirada del proyecto de ley y defender la independencia de las instituciones que combaten la corrupción.

Convocadas por diferentes movimientos sociales, las protestas tuvieron lugar en unas 200 ciudades repartidas por todo el país, entre las que se encontraban la mayoría de las capitales regionales.

La mayor concentración tuvo lugar en la emblemática playa de Copacabana, en Río de Janeiro, donde varios miles de cariocas lograron cortar el tráfico en la Avenida Atlántica para hacer oír sus demandas.

Una marea de personas vestidas con los colores verde y amarillo de la bandera brasileña, exigió un cambio en la situación política del país y mostraba mensajes tales como "lucha contra la corrupción" y "castigar a jueces y fiscales, diga no", en referencia a uno de los puntos más polémicos incluidos en el proyecto de Ley que ya fue aprobado por la Cámara de los Diputados.