200 días de gobierno y trece horas de debate es lo que le llevó al Gobierno aprobar la Ley de Bases y el paquete fiscal que le sirve para consolidar la meta de equilibrio en las cuentas públicas. Eso en cuanto a tiempos, pero arrastró una serie de costos políticos como el intento fallido del verano, hasta que este viernes a la madrugada la Cámara de Diputados le aprobara las primeras dos leyes desde que asumió el presidente Javier Milei.

Para la Ley Bases, el oficialismo y sus socios de bloques dialoguistas aceptaron todos los cambios aplicados por el Senado, cosechando 147 votos positivos, 107 negativos y dos abstenciones.

Quedaron afuera del paquete de empresas declaradas sujetas a privatización Aerolíneas Argentinas, el Correo y los medios públicos, aunque se descuenta que el Gobierno volverá a la carga más adelante con leyes específicas para privatizar las empresas públicas que quedaron afuera.

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La ley Fiscal se votó en cuatro pasos: primero se votó un artículo sobre gastos tributarios, luego se aprobó la insistencia en la reposición del impuesto a las Ganancias para trabajadores que ganen más de 1.800.000 pesos, y se siguió con la reforma del impuesto a los Bienes Personales que incluye una rebaja de alícuotas.

Para el final quedó la aprobación del resto del paquete fiscal, que comprende entre otros puntos un blanqueo de capitales, una reforma del monotributo y una moratoria impositiva.

La sanción definitiva de estas dos iniciativas representa un hito y una bisagra en la gestión del líder libertario por el volumen de reformas que contiene cada una de ellas, y fundamentalmente por el mensaje político que irradia hacia los actores económicos que están escrutando el devenir del país.  

En un escenario de semejante inestabilidad económica, la noticia de que el Gobierno logró amansar al sistema político mediante acuerdos parlamentarios que cristalizaron en leyes insignia, no es poca cosa para Milei y un Gobierno que navega en la incertidumbre. (Con información de NA)