En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, miles de mujeres y disidencias concentraron en Plaza 25 de mayo para desde ahí marchar hacia plaza San Martín donde se leyó la proclama con el lema: «No hay paz en una ciudad con hambre, violencia y represión».

La denuncia principal de la movilización fue la retirada del Estado en la atención y prevención de las violencias de género. También señalaron el fomento de un discurso de odio emitido desde “las más altas esferas gubernamentales” que hoy expone a las minorías sexuales. 

En consonancia con un clima de época, en esta oportunidad no hubo colectivos gratuitos para que los y las interesadas se movilicen. Tampoco se les permitió a las referentes de la Asamblea Lesbotransfeminista, organizadora de la actividad, utilizar las escalinatas de la Gobernación a modo de “escenario”, por lo que el acto se desarrolló sobre la plaza San Martín.

La proclama acordada por las diferentes organizaciones convocantes, y leída de a tramos por distintas referentes, señaló que “a 40 años de la vuelta a la democracia, pensábamos que, como sociedad, Nunca Más volveríamos a esos tiempos, que habíamos logrado consensos para un pacto democrático, que nunca se violaría y sin embargo se rompió”.

Agregó que “en el Gobierno hay personas negacionistas que reivindican esas crueldades y que además tienen a los feminismos y disidencias, a trabajadores y trabajadoras como enemigos a combatir”.

Así, “la violencia patriarcal machista y fascista crecerá sin parar si no nos organizamos para resistir. Defendemos nuestros derechos y resistimos cualquier intento de destruirlos, no nos van a amedrentar con amenazas”.

Tampoco se ahorraron nombres a la hora de señalar a los jefes de estados responsables, según la esfera, de los desmantelamientos. "Sólo la solidaridad de las redes que hemos sabido construir, está paliando la falta de la presencia del Estado, que (Javier) Milei, (Maximiliano) Pullaro y (Pablo) Javkin pretenden destruir”, expusieron.