Roy López Molina: “Si el Frente de Frentes no se reformula, no me interesa”
A poco más de un mes del cierre de listas para precandidatos a las Paso en la provincia, el ex concejal, diputado provincial y referente del PRO en Rosario, Roy López Molina parece más cerca de no presentarse que de formar parte de alguna boleta. De participar, no parece muy entusiasmado con la idea de formar parte del denominado Frente de Frentes con el socialismo, la Unión Cívica Radical y el javkinismo, entre otros.
“Todavía creo que existe la oportunidad de re pensar un frente más amplio que tenga características mejor definidas. No tiene que ser un frente anti peronista, no es un problema de anti peronismo lo que ocurre en Santa Fe. Si el espacio del Frente de Frentes no se reformula, no me interesa”, sostuvo en diálogo con Rosarioplus.com quien supo ser el candidato con mayor volumen de votos macristas en Rosario.
Otro de los factores centrales que lo mantiene a esta altura distante de la carrera electoral es su mirada sobre lo que ocurre dentro del PRO a nivel local pero también en el orden nacional. “El PRO terminó diluido detrás de otros candidatos radicales dentro de Juntos Por el Cambio. Yo no veo en lo inmediato la posibilidad de modificar esa realidad. Lo que hay es una dinámica de supervivencia de aquellos dirigentes que quieren ver de qué manera renuevan sus cargos legislativos”, disparó.
Tras dos mandatos como concejal, medio como legislador y con una destacada performance en las elecciones de medio término en pleno auge macrista durante 2017, López Molina no logró posicionarse para acceder a una banca en el Congreso nacional en 2021. Si bien no descartó la posibilidad de competir a mitad de este año, de ante mano se mostró lejos de discursos histriónicos y más cercano a una alternativa por el centro.
- ¿Cómo ves posicionada a la política provincial ante la problemática de la inseguridad que sufre el territorio santafesino?
- Me preocupa que no se comparta un diagnóstico real sobre las causas que producen la violencia. Eso trae aparejado que la respuesta de la política sea trabajar sobre las consecuencias de la inseguridad, lo que aparece en la superficie y lo que genera rechazo. Si se lo encara desde las consecuencias, termina cayendo en una lógica muy negativa, que es la subestimación del problema. Lo vimos con la respuesta tardía del gobierno nacional y que encuentra del otro lado la lógica de la sobreactuación, que plantea que lo que ocurre en Santa Fe es culpa del gobierno nacional. En el fondo hay un desinterés absoluto por buscar una solución y un desconocimiento sobre lo que nos pasa. El gobierno nacional tiene responsabilidad en acompañar a la provincia, pero si no se comprende que el origen del problema es netamente provincial, no hay salida posible.
- ¿Qué evaluación hacés sobre las políticas de seguridad aplicadas durante la gestión Perotti?
- El gobierno de Perotti encaró el problema de manera certera. Arrancó un camino en cabeza de Marcelo Saín, que era el camino correcto. Y como el camino era correcto, la respuesta fue la que conocemos. El ataque de un grupo que se lo quiso sacar de encima a cualquier costo. Después del cambio de ministro, cambió la política, dejó de ser un combate frontal contra la mafia y empezó a ser una administración de las consecuencias. En el centro de esas reformas aparece la reforma o refundación de las fuerzas policiales. El gobierno de Perotti envió leyes para tratar este tema y la Legislatura nunca lo trató, prefirió ocuparse de otras cosas. Si no entendemos que hay que abandonar la búsqueda de la culpa en otro poder del Estado, no se comprende la tarea a realizar.
- ¿Desde dónde vas a dar esa batalla las próximas elecciones?
- Lo voy a hacer desde el lugar que me toque. Hoy no me toca una responsabilidad desde el gobierno, pero creo que es necesario poner la lupa en las causas del problema y no en el relato ficticio creado desde 2019 blanqueando a muchos que sí han tenido responsabilidad. Hay una dualidad intencionada de no hablar de lo que nos pasa y si trae consecuencia, y miramos con la lógica de la grieta nacional que nos hacen discutir temas que no son de interés inmediato.
- ¿Qué pasó entre el éxito del PRO local durante las legislativas de 2017 a este presente?
- La realidad del PRO en Santa Fe es muy mala y es el resultado de un conjunto de malas decisiones y de pésimas estrategias. Por eso hoy el PRO no tiene la posibilidad de tener candidatos propios competitivos en cargos ejecutivos. Después están los que quieren ser, con arrebatos personales. Pero la falta de estrategia y de decisión para hacerse del poder real, ha terminado en una mala realidad, y el PRO terminó diluido detrás de otros candidatos radicales dentro de Juntos Por el Cambio. Yo no veo en lo inmediato la posibilidad de modificar esa realidad. El guión oficial es que son signos de crecimiento. En realidad lo que hay es una dinámica de supervivencia de aquellos dirigentes que quieren ver de qué manera renuevan sus cargos legislativos. Es una disputa de nombres.
- Entonces, no te seduce el proyecto del Frente de Frentes…
- Yo creo que hay que dejar de hablar de Frente de Frentes. Eso fue una estrategia de cierto sector del PRO y del radicalismo para llevar de candidato a gobernador al fallecido Miguel Lifschitz. Cuando Lifschitz falleció, el Frente de Frentes dejó de existir como tal. Porque era la acumulación de sellos detrás una figura potente. Hoy no existe un candidato potente y tampoco existen frentes, lo que hay es un intento de armado anti peronista y una apelación a la grieta nacional para ver si con ese motor los candidatos pueden tener éxito.
- ¿Hay lugar para un espacio opositor por fuera de eso?
- Todavía creo que existe la oportunidad de re pensar un frente más amplio que tenga características mejor definidas. No tiene que ser un frente anti peronista, no es un problema de anti peronismo lo que ocurre en Santa Fe. Tiene que ser un frente provincial y no que se baje los pantalones frente a los medios porteños para ir a decir cualquier barbaridad de la provincia con tal de tener dos minutos de cámara. Además, tiene que ser un frente programático. Porque todos aquellos que se han sacado fotos te no tienen ninguna identidad ni puntos en común, solo una pelea por el poder para suceder a Perotti, pero no hay proyectos comunes. Es simplemente gestualizar la oposición. Tal vez eso alcance, el problema es que todos quienes vayan bajo ese paraguas no van a poder gobernar. Si se trata de transformar realmente, hoy no veo ninguna expectativa.
- ¿En este escenario te ves más cercano al armado de un sector peronista que al PRO?
- Yo tengo una identidad en el PRO, dentro de Juntos por el Cambios. Pero yo no cambié, cambiaron los otros. Yo no me sumí en una amnesia selectiva a partir de 2019 y desconocí todo lo que pasó en la provincia hasta ese momento en materia de seguridad. Desde determinados lugares han tomado pensamientos profundamente conservadores que nada tienen que ver con la libertad. Yo sigo teniendo una mirada crítica sobre el espacio con la esperanza de que pueda volver al centro y no aquel espacio político que tensiona los extremos porque le simplifica la tarea. Mi aporte será que PRO y JXC vuelvan a la racionalidad. Aún así faltan dos meses, y en esos dos meses hay dirigentes que tienen la tarea de hacer un frente más amplio.
- Con modificaciones, ¿te sumarías al Frente de Frentes?
- Si el espacio conocido como Frente de Frentes no se reformula, no me interesa, haré el aporte desde otro lugar. A mí no me toca ser el protagonista de esa estrategia. Igual sigo creyendo que la salida es por el medio y por el lado del coraje de tener posiciones intermedias, hoy caracterizadas como tibias. El gran problema de JXC hoy es que ha perdido su identidad, entonces pueden convivir en su seno discursos radicalmente opuestos. Eso lo vuelve un espacio inestable.