El hombre que sufrió las explosiones en calles Salta y Balcarce
Mariano Nardi se siente marcado por la mala suerte. Dos de los hechos más resonantes de los últimos años en Rosario lo tocan demasiado de cerca. El 6 de agosto de 2013, Mariano vivía en un departamento frente al edificio de calle Salta 2141. La devastadora explosión destruyó su casa, y debió abandonarla por seis meses. Dueño del bar Malos Conocidos, de la esquina de Salta y Oroño, convirtió a su local gastronómico en uno de los espacios donde más se colaboró durante los aciagos días de la tragedia.
En ese tiempo en el que Mariano debió abandonar forzadamente su casa, volvió a vivir en el pequeño departamento que había dejado unos años atrás: El primer piso de un edificio de tres plantas en Balcarce 23 Bis. El pequeño edificio que, este miércoles, sufrió una explosión que le amputó el segundo piso y causó dos heridos de seriedad. Uno de ellos, que se encuentra internado fuera de peligro en el sanatorio Parque con traumatismos lumbares, es el tío de mariano, quien ocupa la vivienda desde que Nardi pudo regresar a su casa.
“No puedo tener tanta mala suerte, no puede repetirse la historia”, le dijo aun en shock a RosarioPlus.com desde la vereda de Balcarce 23 Bis. Cuando se enteró de la explosión, prefirió no creer que se tratara del departamento de su tío. Pero igual se acercó al lugar, y se encontró con que, otra vez, una explosión lo tocaba muy de cerca. “Tengo mala suerte, no lo puedo creer”, repetía como un mantra mientras intentaba entender toda la escena.
"Conozco a toda la gente que vive ahí. Por suerte no hay víctimas”, contó después, tratando de encontrar un alivio ante tamaña noticia. Sin embargo, el recuerdo de calle salta vuelve a instalarse en su relato: “Uno vuelve a revivir viejos fantasmas”.
Mariano agradece y se va rumbo al Sanatorio Parque a ver a su tío. Ya está fuera de peligro de las heridas que le provocó la onda expansiva de la explosión, que lo empujó para atrás cuando intentaba ingresar a su departamento y le provocó un fuerte golpe en la espalda. “Por lo que vi, el lugar quedó destruido. Se desmoronó todo”, describió antes de alejarse de la segunda explosión que alteró a Rosario en apenas dos años y medio. La segunda que, también, lo tocó de cerca.