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Dos palestinos murieron y más de 360 resultaron heridos por disparos de soldados y bombardeos israelíes durante las protestas en Cisjordania y la Franja de Gaza desatadas por la polémica decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de reconocer a Jerusalém como capital de Israel.

En las principales ciudades de Cisjordania manifestantes quemaron neumáticos y tiraron piedras a soldados israelíes, que respondieron con gas y balas de goma. Mientras en Ciudad de Gaza, la mayor ciudad de la Franja de Gaza, miles de palestinos marcharon por las calles para repudiar a Trump y quemaron banderas estadounidenses e israelíes.

Otra gran manifestación se registró en la franja en el este de la ciudad de Khan Yunis, en la frontera con el sur israelí, cuando miles de palestinos se acercaron a ese límite militarizado para reclamar la soberanía de su pueblo en Jerusalém, la ciudad que ellos también reivindican como su capital.

Esa protesta terminó en represión y, según informó el Ministerio de Salud de Gaza, un palestino de 30 años falleció y otros 34 resultaron heridos, todos por disparos, la mayoría en la parte inferior del cuerpo. De los heridos, sólo uno está internado en un estado de extrema gravedad, agregó el comunicado del ministerio.

Horas después, un segundo palestino, de 54 años, falleció cuando la aviación israelí bombardeó la Franja de Gaza, en respuesta al lanzamiento de cohetes contra el sur de su territorio.

La Media Luna Roja informó que a lo largo del día atendió a más de 360 personas: 69 de ellas con heridas de bala de fuego, más de 270 por balas de goma y 22 por golpes. Además, 726 palestinos se intoxicaron por inhalación de gases lacrimógenos.

En Jerusalén este, miles de fieles palestinos también se manifestaron, aunque pacíficamente, frente a la sagrada mezquita de Al Aqsa, ubicada en la Ciudad Vieja, sede de las tres grandes monoteístas del mundo, informó la cadena CNN.

Las horas posteriores al rezo masivo del mediodía en la mezquita de Al Aqsa transcurrieron en calma y con una importante presencia policial. El imán de Al Aqsa dijo durante su sermón que la ciudad "seguirá siendo musulmana y árabe".

Organizaciones políticas palestinas habían llamado a realizar multitudinarias manifestaciones contra la decisión de Trump, mientras que el movimiento islamista Hamas, que controla Gaza, pidió el inicio de una "Intifada" o levantamiento contra Israel.

Los palestinos quieren que la parte oriental de Jerusalén, o Jerusalén este, capturada por Israel en una guerra en 1967 y luego anexionada, sea capital de su futuro Estado. En Jerusalén este se sitúa la Ciudad Vieja, donde se encuentran algunos de los lugares más sagrados para el judaísmo, el islam y el cristianismo.

Aunque Israel dice que toda Jerusalén es su capital "única e indivisible", la comunidad internacional no reconoce a Jerusalén este como parte de Israel, y todos los países del mundo, incluyendo a Argentina, tienen su embajada ante Israel en Tel Aviv.

Aunque la decisión de Trump no tiene ningún impacto en la vida cotidiana en la ciudad, conlleva un profundo significado simbólico y es vista por los árabes y musulmanes como un prejuzgamiento sobre una cuestión que debería decidirse en negociaciones y, más aún, un intento de imponer una solución sobre el tema a los palestinos.

Condena del Consejo de Seguridad de la ONU

Estados Unidos quedó hoy aislado en una reunión del Consejo de Seguridad convocada tras la decisión del presidente, Donald Trump, de reconocer a Jerusalén como capital de Israel y desatar una oleada de protestas y condenas internacionales.

Todos los presentes, excepto el representante de Israel, subrayaron que la decisión viola las resoluciones de la ONU y expresaron su preocupación ante la posibilidad de una escalada violenta.

Ante la ola de críticas, la embajadora estadounidense, Nicky Haley, aseguró que el traslado de la embajada desde Tel Aviv a la ciudad santa, es "simple sentido común", ya que allí están ubicadas las sedes de los tres poderes israelíes.

Según la embajadora estadounidense, con su anuncio, Washington no tomó una decisión sobre los límites o las fronteras, ni introdujo cambios sobre la administración de los lugares sagrados, ni predeterminó los temas de un acuerdo final.

"Seguimos comprometidos con lograr un acuerdo de paz duradero. Apoyamos una solución de dos estados si las partes lo acuerdan", aseguró la Haley, en línea con lo expresado por Trump desde su llegada a la Casa Blanca.