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Al menos 70 personas murieron este lunes y más de 100 resultaron heridas en Pakistán tras un ataque suicida contra un hospital de la ciudad de Quetta, al que había sido llevado el cuerpo de un abogado asesinado a tiros horas antes, en un atentado reivindicado tanto por talibanes como por el grupo Estado Islámico (EI). 

Un hombre hizo detonar ocho kilos de explosivos en la entrada de emergencias del hospital, donde poco antes había sido llevado el presidente de la Asociación de Abogados de Baluchistán, Bilal Anwar Kasi, asesinado de varios disparos por la mañana. 

El secretario de Interior paquistaní, Baligh ur Rehman, informó que 69 personas murieron y 108 resultaron heridas en el ataque, sin contar a su autor. 

Alrededor de 600 abogados y periodistas habían acudido al centro médico tras conocerse la noticia de la muerte de Kasi, explicó el portavoz del Hospital Civil, Abdul Rehman. Entre los muertos se encuentran un periodista de la televisión Aaj y un camarógrafo del canal Dawn, que habían acudido al hospital a cubrir la noticia de la muerte de Kasi.

El jefe de gobierno de Baluchistán, Sanaullah Zehri, declaró a los medios que se trató de un ataque suicida "planeado", que contaba con que el atentado contra el abogado suscitaría la llegada de otros letrados al hospital. "Sabían que dispararían al abogado y que otros abogados irían al hospital. El suicida hizo explotar las bombas que portaba cuando los abogados fueron al hospital", dijo Zehri. 
El político indicó que se desconocía quién estuvo detrás del ataque y subrayó que los grupos insurgentes se están centrando en objetivos "blandos".

El grupo talibán Jamaat ul Ahrar, escisión de los talibanes de Pakistán, la principal formación insurgente del país, reivindicó tanto el crimen del abogado como el atentado, que, según dijo, fueron cometidos por uno de sus "muyahidines", o combatientes islámicos.

"Esta mañana un muyahidín mató al presidente de la Asociación de Abogados de Baluchistán y después mató a muchos abogados y funcionarios que protestaban por su muerte", afirmó, en un correo electrónico enviado a los medios, la organización, responsable de un ataque en un parque de la ciudad oriental de Lahore que causó 73 muertos en marzo pasado.

Horas más tarde de la reivindicación de los talibanes paquistaníes, el EI, el grupo islamista que controla extensos territorios en Siria e Irak, también se atribuyó el atentado al hospital en Pakistán. En un comunicado publicado en internet, la agencia Amaq, vinculada a los yihadistas, informó de que un suicida del EI detonó "su cinturón de explosivos en medio de personal del Ministerio de Justicia y de la Policía paquistaní en la ciudad de Quetta".

Tras la explosión, autoridades declararon el estado de emergencia en todos los hospitales de Quetta.
El primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, condenó el ataque y se comprometió a extirpar del país a los grupos terroristas. El gobierno local de Baluchistán anunció un duelo de tres días, durante el cual las banderas estarán a media asta en toda la provincia.

El presidente paquistaní, Mamnoon Hussain, condenó en duros términos el atentado y el secretario general de la Onu Ban Ki-moon deploró el "abominable ataque" y ofreció su solidaridad al pueblo de Pakistán. 

Pese a las fuertes ofensivas militares están activos allí varios grupos insurgentes, entre ellos extremistas sunintas que atacan de forma regular a los chiitas, pero también talibanes, que dirigen sus fuerzas sobre todo contra el Estado.