Por qué hay tantos ahogados en el Saladillo
La aparición sin vida de un nene de 13 años en las aguas del riacho trajo consigo la alarma de una situación que se reitera: lugareños que se lanzan a refrescarse, y la correntada, el caudal de agua y la espuma terminan con sus vidas
Desde diciembre ya son cuatro las personas que se arrojaron al arroyo Saladillo en plan de refrescarse en un día de calor, pero desaparecieron en la corriente. Y sólo uno de ellos fue encontrado con vida. El cálculo de quienes trabajan en la zona con operativos de rescate estiman que son entre ocho y diez las víctimas de ese curso de agua en cada verano ¿Por qué?
Bomberos Voluntarios de Villa Gobernador Gálvez junto a Bomberos Zapadores de Rosario dieron con el cuerpo sin vida de un chico 13 años, cerca de la cascada del arroyo Saladillo, en medio de una densa cantidad de espuma.
Antes se habían ahogado un joven de 18 años, y un nene de cinco en la desembocadura del Paraná, un joven de unos 30 años desapareció y otro bañista fue encontrado vivo cuatro días después de haberse tirado. Dijo que la corriente lo había llevado hasta una barranca y que no podía trepar para salir.
Según el jefe de los Bomberos Voluntarios de Villa Gobernador Gálvez, Sergio Fernández, “son entre ocho y diez ahogados por verano”.
Fernández explicó a Rosarioplus.com que “todos los veranos, los habitantes de los asentamientos a la vera del arroyo, tanto del lado de Rosario como del de Villa, suelen refrescarse en el Saladillo”, lo cual es complicado considerando que no es una zona de habilitada como balneario, como sí lo es La Florida y la Rambla Catalunya.
“Por ser un arroyo, el caudal de agua es distinto a un río, y después de una tormenta intensa como la de estos días, la correntada y el caudal sube demasiado, y en la altura de estas ciudades tiene un ancho de 60 metros”, precisó Fernández, y agregó: “Si se compara con otros arroyos, no tienen registro de desaparecidos tan grandes como el Saladillo”.
Además, “hay una cantidad importante de espuma, producto de los desechos tóxicos de las industrias más arriba del arroyo, y la cascada la multiplica”, señala el bombero, lo que impide visualizar rápidamente a aquellos que se arrojan al agua y no pueden volver a la superficie. En la zona donde fue encontrado el adolescente ahogado, Fernández asegura que había un 1,40 metro de espuma que dificultaba la búsqueda.
La dificultad en esta zona reside en controlar que los vecinos no se lancen al arroyo, ya que no hay personal de guardavidas o guardia urbana, justamente por no ser una zona habilitada como balneario.
Sin embargo, los Bomberos Voluntarios de la zona aseguran que “en toda la cuenca del Saladillo no hay carteles que prohíban bañarse, ni en el lado de Rosario ni en el de Villa Gobernador Gálvez, solamente en la zona del Parque Regional Sur”.
Desde la Municipalidad de Villa Gobernador Gálvez reniegan de ese cuestionamiento: “Está lleno de carteles por todos lados”, afirmó el secretario de Control y Convivencia de Villa Gobernador Gálvez, Raúl Domínguez, “El tema nos preocupa desde el día que asumimos, el 10 de diciembre, y desde entonces venimos trabajando para reforzarlo con los Bomberos Voluntarios y Prefectura Naval”.
Explicó el funcionario que “hay carteles de prohibido bañarse, pero sólo en la zona del balneario donde comienza el río Paraná, no así en el arroyo porque la extensión del Saladillo es demasiado grande e imposible de vigilar”.
Es que según Domínguez, se trata de una zona de difícil acceso, que “es sabido que no es para recreación, y no podemos enviar agentes de control porque los expondríamos a la inseguridad que hay en la zona”.
El funcionario expresó que “donde el joven encontrado se tiró es de difícil acceso porque son vías del ferrocarril que atraviesan ambas costas por un puente, y hay otras vías desde donde a veces se tiran los lugareños, además de la zona del balneario del Paraná, donde hay un remanso peligroso, y donde sí están los carteles”.
Finalmente, adelantó que “desde que comenzamos la gestión en diciembre se viene trabajando en este problema, y pondremos cartelería preventiva en estas vías donde la gente recurre para lanzarse al río, a pesar de que se sabe que es una zona prohibida”.
De todas formas, habiendo cartelería por doquier o no, no existe la vigilancia, y los habitantes de la zona probablemente realicen estas prácticas de todas formas, ya que como indicaba una alta fuente del Municipio villagalvense, “no tienen otro lugar cercano donde refrescarse”.
Ahora la incógnita es cuáles serán las acciones de refuerzo, si los carteles existen, y no hay vigilancia de los municipios en ambos costados del arroyo.