Rosario ganó un premio mundial por sus huertas comunitarias
Sus programas de Agricultura Urbana y Cinturón Verde se impusieron entre cinco ciudades finalistas como las iniciativas más inclusivas y sustentables del mundo. El presente de una "idea loca" que el municipio encaró en pleno descalabro socioeconómico de 2001.
Rosario ganó el Premio a las Ciudades 2020-2021, el mayor galardón que otorga el Centro Ross para las Ciudades Sostenibles del Instituto de Recursos Mundiales, con la entrega de 250.000 dólares por su programa de agricultura urbana, que desarrolla desde hace 20 años. Un reconocimiento al proyecto que la Municipalidad encaró con vecinos durante la crisis de 2001 y que “mejora la resiliencia y la equidad a través de la agricultura urbana”. Se llama "Premio a Ciudades Resilientes e Inclusivas"
La distinción fue para el proyecto "Producción Sostenible de Alimentos para una Rosario Resiliente", un programa de agricultura urbana creado por el municipio que busca crear una resistencia climática inclusiva y mejorar el acceso a alimentos saludables y locales.
Rosario fue seleccionada entre 262 propuestas de 54 países sobre el tema “ciudades inclusivas para un clima cambiante” por un jurado independiente de líderes urbanos y visionarios.
Los otros cuatro finalistas fueron las ciudades de Ahmedabad (India), Londres (Reino Unido), Monterrey (México) y Nairobi (Kenia), que recibieron 25.000 dólares cada una.
Los premios fueron entregados durante una ceremonia virtual interactiva por Stephen Ross, presidente y fundador de Related Companies y miembro de la Junta Directiva del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por su sigla en inglés).
“En su esencia, el Premio honra los programas innovadores que abordan los complejos problemas a los que se enfrentan las ciudades y sirve como modelo para compartir soluciones inteligentes entre comunidades de todo el mundo”, dijo Stephen Ross en la ceremonia.
Ross elogió a los proyectos finalistas porque "demuestran cómo las políticas y prácticas existentes pueden evolucionar para ser más sostenibles e inclusivas, al tiempo que responden a nuevas realidades globales”.
“Lo que realmente sorprendió al jurado fue el amplio impacto del programa en la ciudad de Rosario y en la vida de las personas”, dijo por su parte, Ani Dasgupta, directora Global del Centro Ross para Ciudades Sostenibles del WRI. En ese sentido, remarcó que “su enfoque de la agricultura urbana ha mejorado la seguridad alimentaria y la inclusión social, ha generado puestos de trabajo, ha aumentado la resiliencia climática y ha reducido las emisiones de carbono”.
"Estamos encantados y honrados de recibir este premio y formar parte de este fantástico grupo de finalistas”, aseguró el intendente de Rosario, Pablo Javkin, quien explicó que “mantener los espacios de producción de alimentos dentro de las zonas urbanas y periurbanas es una estrategia clave en nuestro plan de acción climática”.
El jefe municipal sostuvo que "la producción sostenible de alimentos no sólo genera oportunidades de empleo, sino también cohesión social, una mejora del medio ambiente y una mejor salud para nuestros residentes; todo ello mientras conservamos el medio ambiente y nos hacemos más resilientes al cambio climático”.
Una solución a problemas diversos
La política municipal para la producción agroecológica de alimentos, en un principio y desde el 2001, a través del Programa de Agricultura Urbana y más adelante extendida al cinturón verde, es un ejemplo de cómo la ciudad puede dar respuesta a los desafíos sociales y ambientales, particularmente ente los complejos escenarios de cambio climático.
La sostenida política pública de Agricultura Urbana hoy alcanza 7 parques huerta y 6 huertas grupales, incluye a más de 250 huerteros y huerteras que producen mediante técnicas agroecológicas alimentos saludables que son comercializados de manera directa a los y las consumidores.
En total son 25 hectáreas en agricultura urbana y 50 hectáreas en el cinturón verde, que producen agroecológicamente unas 2.500 toneladas al año de hortalizas, comercializando en 7 espacios permanentes.
Son 75 hectáreas de tierra se dedican ahora a la producción agroecológica y a las huertas urbanas, con otras 800 hectáreas preservadas para la agricultura en la zona periurbana.
Esta iniciativa evita la expansión urbana y proporciona trabajo y alimentos a cientos de residentes, ya que más de 2.400 familias armaron sus propias huertas y crearon siete nuevos espacios de mercado permanentes.
Las cadenas de suministro de alimentos más cortas y localizadas ayudan a la ciudad a reducir las emisiones de carbono al producir 2.500 toneladas de frutas y verduras cada año.
En este sentido, se demostró que la producción local de alimentos reduce las emisiones en un 95% en comparación con las importaciones.