La decisión de una fundación que intenta apropiarse de los terrenos linderos al cementerio de Bigand, movilizó el jueves pasado a toda la comunidad. Su propio intendente está en pie de guerra con quienes, detrás de esta asociación supuestamente sin fines lucrativos, representan al poder real y forman parte de un pool de siembra con oficinas en Buenos Aires que pretende quedarse con parte de un pueblo.

Familias de chacareros vienen denunciando por más de una década hostigamiento y acorralamiento por parte de los representantes de esta entidad. Aseguran que las tierras del cementerio son solo una muestra del poderío: La fundación Honorio Bigand está al frente de más de 3.500 hectáreas donde mantienen litigios con sus aparceros, quienes las trabajan por más de tres generaciones con acuerdos históricos con quien fuera el fundador de ese pueblo.

Además, las decisiones de este conglomerado agropecuario ponen en puja situaciones que dejan fuera de juego a la administración comunal, la cual no puede disponer de espacios atravesados por estos campos, por ejemplo para la limpieza de canales de desagüe, lo que puede provocar situaciones de inundación si no se cumple con esa tarea. Otro es el caso de no permitir la apertura de calles lo cual favorecería  el crecimiento de la localidad, situación que mantiene paralizada la ejecución de varios loteos de viviendas.

La gota que colmó el vaso cayó el lunes de la semana pasada, cuando el presidente comunal Alejandro Ruggeri recibió un llamado en el cual le informaban que una empresa se había presentado en el cementerio para cavar hoyos alrededor de todo el predio impidiendo su acceso. Este es un terreno en litigio, por lo que no pueden hacerse innovaciones. Por eso el funcionario  a modo de respuesta puso vehículos y máquinas de la Comuna para impedir el avance, denunció el hecho ante la Policía local e informó a la población que se movilizó de inmediato e inició una vigilia que todavía se mantiene.

Tras ello, la asamblea de vecinos tuvo lugar el pasado jueves y contó con una participación masiva de ciudadanos y organizaciones que se reunieron bajo la consigna Bigand Libre y denunciaron los permanentes desalojos en los últimos 17 años. En ese sentido afirmaron que “la Fundación no le va a sacar un centímetro más de tierra al pueblo”.

"Los tractores y camiones no se moverán de allí. Que nadie nos robe nuestros sueños, nuestra cultura, nuestra vida cotidiana. Hay que luchar por nuestros hijos,  por nosotros y por toda una nueva generación que será testigo de las decisiones que tomemos ahora. O nos defendemos o nos entregamos. Esto ya tomó dimensiones cercana a la locura por avaricia, codicia y poder. No hay que tenerles miedo. No es mi lucha, es la lucha del futuro de Bigand", expresó Ruggeri micrófono en mano ese día por la tarde ante la asamblea.

Tras esas palabras y este fin de semana largo, el presidente comunal volvió a la carga, ratificó la lucha este lunes en contacto con Radio Casilda y dijo que convocará en los próximos días a una nueva asamblea. “Vamos a ir a un nueva reunión y como le digo a la población, necesito de ellos, porque si nos dividimos perdemos. Eso le reclamo también a las instituciones. Sabemos que el poder económico siempre compra voluntades y la primera estrategia que utilizan es tratar de dividir opiniones mediante algunas personas”, advirtió en su arenga radial.

Ruggeri aseguró a la vez que aparte de las hectáreas que ya tiene esta fundación “quiere este terreno -cementerio- que no llega a una hectárea para no hacer ningún proyecto”. Advirtió que de esta manera, si logran su cometido, cada vez que haya un responso en el pueblo será imposible ingresar al jardín de paz porque de esta forma quedaría anulada la entrada.

Estas acciones parecen revalidar una muestra más del poder que manifiestan quienes manejan los hilos de la fundación, más allá de los pedidos de Ruggeri, ante una necesidad concreta del cementerio que necesita expandirse y por lo cual se pensó el uso de esas tierras para tal fin. Hoy cuentan apenas con 60 nichos disponibles que podrían ocuparse a fin de año generando un problema grave a la comuna.  “En menos de un año no vamos a saber dónde dejar nuestros difuntos”, lamentó el representante.

Hace unos meses el presidente comunal pidió una reunión a los miembros de la fundación, donde intervino como mediador el cura párroco de la localidad. Ruggeri les pidió que “dieran una vuelta de página”, pero fue maltratado y humillado. “Yo fui en representación de todo un pueblo, más allá del problema que tienen con los aparceros, ya hay situaciones que generan problemas en la localidad. La verdad que el maltrato que recibí fue el peor en mis siete años de gestión en el mandato. Llevan la conversación a lo llano con discusiones, tono de voz fuerte, el maltrato fue tanto al punto que dije me levanto y me voy, esperamos de esa reunión una contraparte que todavía no recibí”, expresó. “El dialogo está agotado porque lo intenté en todos los términos y no hubo respuesta positiva”, añadió.

Si Honorio viviera

La cuestionada fundación, lleva de nombre Honorio Bigand y fue creada en el año 2001 por María Mercedes Bigand, ultima hija viva de Víctor Bigand, que fundó esta localidad el 15 de julio de 1909 y tuvo tres hijos que no dejaron descendencia. María Mercedes falleció en 2004, momento en donde comenzaron los problemas de litigio por estas tierras.

Al momento de su deceso vivía en Buenos Aires y desde la administración de la comuna se enteraron de la noticia mediante los avisos fúnebres de un diario de tirada nacional.  Luego apareció un testamento que en principio nadie tuvo acceso y nombra a cinco instituciones de la localidad como beneficiarias  de la producción de esa enorme cantidad de tierras.  Se trata del hospital, la iglesia, la escuela primaria, una capilla y el hogar de ancianos, donde la entrega de fondos por su parte es casi nula y muy dispar, aseveraron desde la Comuna.

“No sabemos dónde están los fondos porque nadie conoce los balances de lo que recaudan”, dijo Ruggeri que es ingeniero industrial y uno de los que se puso la lucha al hombro para buscar una salida a este conflicto de múltiples aristas.

“El fundador del pueblo tuvo un trato con los aparceros de esos campos que data de más de 100 años, las familias  los han trabajado y pasaron a sus familiares el mismo trabajo, pero desde que está la Fundación Bigand ese trato cambió, es totalmente tirante y buscan tener otros réditos económicos que perjudican  a los aparceros, relación que predominó desde el año 2005 a esta parte”, apuntó Ruggeri.

Según contó, muchas familias quedaron despojadas de estos campos, con un maltrato sin igual y ante una situación de indefensión. Sin embargo marcó que el testamento en cuestión establece el respeto a estos acuerdos con quienes trabajan las tierras.

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