Comerciantes de Calle San Luis asistieron al Concejo para apoyar la iniciativa de Juntos por el Cambio que busca restringir la actividad de los vendedores ambulantes en el microcentro, prohibiéndoles vender productos del rubro textil, bijoux, juguetería y golosinas, entre otros.

Miguel Rucco, presidente de la Asociación de Comerciantes de calle San Luis (que representa alrededor de 500 comercios), sostuvo que la actividad de los vendedores ambulantes de la zona implica “competencia desleal”. 

"Venden productos con diversa procedencia, sin registro, y nos ponen en desventaja al ofrecer la misma mercadería. Para competir con eso hay que vender al costo y debemos afrontar alquileres, cargas sociales, sueldos”, argumentó.

Rucco subrayó además que existen puestos comerciales que se subalquilan a valores que rondan los 300 mil pesos mensuales, y que cada vez ocupan más espacio. “Entiendo el fundamento de la necesidad de trabajo pero pienso en un Estado presente que los asista de otra forma. El Estado tiene que estar presente”, apuntó.

Por su parte, el dirigente empresarial Elías Soso reclamó “que se respeten las disposiciones que se acuerden eventualmente” al tiempo que denunció que las cantidades de mercadería que manejan equivalen a la ocupación de un local chico que en calle San Luis cuesta entre 1,5 y 2 millones de pesos.

“No dejemos a esta gente sin la posibilidad de sobrevivir. Busquemos un mecanismo que compatibilice con esto. La pobreza argentina es del subdesarrollo”, sumó.

Respecto a las ventas aseguró que hoy alcanzan para cubrir el 70% de lo necesario para sostener el funcionamiento, mientras que el 30% restante se cubre con ahorros. “Estamos aguantando esta situación, con subas de sueldos, impuestos y servicios del orden del 500%, mientras que las ventas –desde la facturación- subieron un 120%, en importe”, detalló.

“Para llegar a cubrir ese 500%, aunque vendamos el doble no llegamos. Esta no es una guerra, es la realidad de salvar el trabajo de 8000 personas vinculadas a la economía de calle San Luis”, finalizó Soso.

Begonia Amatriain, comerciante de la zona, relató que en varias oportunidades solicitaron que los puestos sean reubicados, o readecuados en cuestiones estéticas y aconsejó que “deberían ser iguales, no que cualquiera venga y ponga una lona como se le ocurre”. Además reclamó por la rotura de veredas dado el tamaño de los puestos, pesados y con grandes ruedas.

Más tajante fue Ricardo Cohen quien pidió erradicarlos, cuestionó el origen de la mercadería, y recordó que el problema de los puestos viene desde principios de los 90'. “No pasa por el tamaño, el color, la lona, el problema es al mercadería, tienen los mismos productos que tenemos nosotros. Propongo otorgarles otro lugar”, precisó.

Gonzalo Ortigala explicó que hay unos 40 locales por cuadra y que a lo largo de las 10 cuadras que abarca el paseo comercial hay 4 mil personas con empleo directo en tanto que el indirecto alcanza a unas 10 mil personas. 

“Tenemos derecho a vender, y obligaciones. Estos vendedores no abonan absolutamente nada, les da una clara ventaja comercial, y el coste nuestro es el doble del vendedor ambulante, su mercadería no tiene un origen verificable. Se agrega el problema de inseguridad, en el amontonamiento aparecen los pungas, los carteristas”, describió.