Forense del caso Paris denunció "obstáculos" del IML durante la reautopsia
Virginia Creimer fue una de las profesionales que participó de la segunda necropsia a María de los Angeles Paris, quien falleció dentro de la seccional 10. Aseguró que hay detalles fundamentales que no fueron informados en el primer examen y criticó: "Lo que ocurre en el IML no pasa en ninguna otra parte del país"
Virginia Creimer es una de las voces más autorizadas en el país en materia de medicina legal. Su currículum da cuenta de una intachable trayectoria en el mundo de la criminología forense. Dedicó gran parte de su vida profesional a hurgar en las huellas de la violencia institucional y a desarticular versiones oficiales. Esta semana se trasladó a Rosario para participar de la segunda autopsia a la docente María de los Angeles Paris, quien murió en condiciones que aún se investigan el 3 de mayo en el interior de la comisaría 10ª. La familia de la víctima sostiene que el deceso fue consecuencia de golpes y apremios. La versión oficial habla de una muerte natural producto de un estado de suma alteración.
No es la primera vez que Creimer viaja a la ciudad para poner la lupa sobre cadáveres que, en su día, fueron mal examinados. Su trabajo, por dar un ejemplo, resultó vital para dilucidar la violencia física que sufrió Franco Casco, tras una primera autopsia muy deficiente.
En diálogo con Rosarioplus.com, la forense dijo que lo único que se puede confirmar hasta hora es que en la segunda autopsia aparecieron “lesiones graves” compatibles con torturas que no fueron informadas en el primer procedimiento.
Negó categóricamente que “las lesiones no revisten jerarquía para producir la muerte”, tal como informó Fiscalía. “Es una locura que el Ministerio Público de la Acusación haya elaborado un preinforme. No tienen la capacidad ni el conocimiento para hacerlo”, se quejó.
Creimer acusó a las autoridades del IML de entorpecer el trabajo tanto de ella como de la perito de la Corte Suprema y se refirió a las repetidas denuncias que pesan sobre este organismo.
“La actitud corporativa que se está observando en el Instituto Médico Legal de Rosario no lo he visto nunca en las décadas que llevo como profesional especialidad en delitos de violencia institucional”, afirmó.
-¿Qué observaste en esta segunda autopsia?
-Se verificó en primer lugar que la primera autopsia no había sido ni completa ni metódica ni ilustrativa. Es decir, que la imputación que se le hace al primer médico, al doctor Lucas Kuverling, cobra ahora un fundamento ya científico. Se le había solicitado que aplique el protocolo de Minnesota, que es específico para los casos de muerte en custodia, y ese protocolo no fue aplicado. Esto implicó que no se observara en su momento lesiones en profundidad, que sí aparecieron en la segunda autopsia. Más un montón de otras lesiones que fueron fotografiadas en la primer examen, pero no fueron descriptas. También se encontraron lesiones fracturarias que después habrá que ver en un ateneo privado su implicancia cotejando todos los análisis complementarios.
-En una entrevista radial dijiste que tanto vos como la forense de la Corte Suprema trabajaron incómodas, ¿por qué?
-No deja de resultar muy llamativo que Kuverling, estando imputado por la primera mala autopsia, estuviera presente. Tanto él como la directora del IML Alicia Cadierno pusieron muchos obstáculos. Tardamos mucho en confeccionar el acta porque ellos insistían en que pusiéramos datos falaces como que no se habían encontrado lesiones o que no se habían encontrado fracturas. Todo esto sin que la fiscal que estaba presente hiciera nada. La autopsia se hizo bajo una tensión y en un marco irregular. Más irregular aún es que el Ministerio Público de la Acusación haya sacado un preinforme de autopsia. Es algo inédito.
¿No es algo que forma parte del procedimiento?
Es una locura. Donde se ha visto que abogados hagan informes preliminares de autopsias. Eso es usurpación de títulos y honores. Segundo, no tienen la capacidad ni el conocimiento para hacerlo. Y tercero, vulneraron cualquier tipo de protección de la víctima. Tenemos fiscales que en lugar de proteger a la víctima se ponen del lado de los victimarios. Eso en los más de 20 años que tengo como médica legista no lo he visto nunca. Ni en la provincia de Buenos Aires en los casos más tremendos como el de Luciano Arruga, por ejemplo. Es algo que escapa a cualquier lógica. Tendría que terminar, cuanto menos, con la separación del Ministerio Público de la Acusación porque han tomado partido. Los abogados de la querella ya solicitaron esto.
¿Existieron más irregularidades?
-Cuando fuimos a ver con la doctora Bustos las imágenes radiológicas y le preguntamos al radiólogo por qué no se habían tomado imágenes en la primera autopsia, nos respondió porque pensaron que se trataba de una muerte natural. Acto seguido entraron Cadierno con Kuverling y se desató una fuerte discusión. Fue tal la presión, que más tarde el hombre nos pidió disculpas, diciendo que se había equivocado y que seguramente estaba roto el equipo. En otro momento, la perito de Nación le tuvo que pedir a Cadierno que por favor dejara de tocar las muestras biológicas porque las podía destruir. Hay mucho por investigar.
El informe de fiscalía señala que "las lesiones no revisten jerarquía para producir la muerte". ¿Desmentís que esto sea así?
Categóricamente. Solo se puede llegar a esa conclusión después de que tengamos los informes complementarios que se solicitaron. Se encontraron lesiones muy graves. Hay que determinar en qué punto esas lesiones tuvieron un nexo de causalidad con el fallecimiento de la víctima. Lo que es seguro es que estas lesiones graves no fueron informadas en la primera autopsia. En eso coincidimos en forma plena con la doctora Bustos.
¿Se pierde mucha información valiosa entre una autopsia y una reaputopsia?
La respuesta es esta: siempre lo ideal es realizar una primera autopsia bien hecha. Se pierden elementos, esto es así. Pero yo que hice la reautopsia de Luciano Arruga cinco años después de fallecido y desaparecido encontré lesiones costales que no habían sido observadas en el primer examen. Las encontramos cinco años después en aquel caso y las encontramos meses después en el caso de Paris.
Dada tu trayectoria y tu conocimiento en la materia, ¿cuál es tu lectura con lo que pasa en Rosario en el IML? ¿Por qué tantas denuncias de irregularidades?
Desde mi humilde opinión esto no puede ser una casualidad. Que sean siempre los mismos médicos que intervienen, bajo la dirección de la misma persona en las causas de violencia institucional y que los resultados sean siempre deficientes y que requieran segundas autopsias, no puede ser casualidad. Acá hay algo que no puede estar funcionando bien. Si es doloso o culposo eso le queda a la Justicia averiguarlo.
¿Pasa en otras partes del país?
He encontrado en otros lugares que se repitan las formas de torturas, las formas de desaparición y las formas de muerte en custodia por parte de las fuerzas de seguridad. Pero la actitud corporativa desde el punto de vista médico que se está observando en el Instituto Médico Legal, en las décadas que llevo como profesional especialidad en delitos de violencia institucional, no lo he visto nunca en ninguna otra parte del país como en Rosario.