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El cierre de la famosa empanadería El Gran Pipón no representa un hecho aislado en el mundo de los gastronómicos. El combo que incluye baja demanda, inflación, tarifazos y alquileres impagables se lleva puesto a más de un comerciante y, para colmo, comienza la temporada baja para bares y restaurantes.

Según Carlos Mellano, vicepresidente de la Asociación Hotelero Gastronómica de Rosario, en el último tiempo la rentabilidad para el sector cayó considerablemente. Los que tienen la suerte y los medios para funcionar en los corredores más concurridos (Pellegrini o Pichincha) aprovechan el “veranito” de septiembre a marzo para hacer la diferencia, pero los números varían notablemente en el resto del año.

“Hace 10 o 12 años hablábamos de un 20% de rentabilidad. Hoy, en algunos momentos del año es neutra o va del 8 al 12%”, indicó Mellano, quien en la balanza puso distintos factores. Por ejemplo, reveló que actualmente "alrededor del 40%" de los ingresos se va en pago de impuestos y a eso se suman otros grandes gastos como los servicios y el alquiler. 

“La baja de demanda es importante. La gente pierde poder adquisitivo y reeduca sus gastos de acuerdo a lo que tiene. Con la inflación se nos hace difícil tener previsibilidad”, agregó el referente local del sector gastronómico en diálogo con Sí 98.9.

Son muchos los sectores que en las últimas semanas pusieron el grito en el cielo por el aumento desmedido en el valor de la tarifa eléctrica, e incluso se presentaron proyectos para que el incremento no sea tan agresivo.

Para Mellano, el problema no es sólo la luz. “Ahora va a venir un aumento de gas y otro de agua, que en su momento eran servicios con precios adecuados”, lamentó.