Inseguridad y descontrol: el malestar de Pichincha explota en Instagram

Pichincha era un barrio tranquilo, apacible, pero desde hace dos décadas con la llegada de bares y boliches la gran circulación de cada fin de semana por la noche lo convirtió en una zona de conflicto para quienes viven allí.  Los vecinos alzan su voz en pos de que se tomen medidas para “regular” la noche en el barrio.

Desde hace años vienen luchando porque haya más presencia de la secretaría de Control y Convivencia municipal, pero parece no alcanzar, además están preocupados por el aumento de robos y arrebatos, sostienen que las calles del histórico barrio se volvieron inseguras.

En este contexto, el domingo pasado dos mujeres fueron asaltadas en pasaje Guaraní al 3000 entre Suipacha y Francia por dos personas que se trasladaban en moto, situación que exacerbó más este malestar cotidiano. El violento robo se dio cerca de las 21 y quedó registrado en una cámara de seguridad, donde se puede ver como las jóvenes mujeres intentan evadirse y son abordadas por los motociclistas que para obtener sus pertenencias les propinan una golpiza.  

Sin dudas, la convivencia entre los vecinos y vecinas históricas y el boom gastronómico es dificultosa. Ese descontento se refleja en una cuenta de Instagram, donde los habitantes de este barrio suben fotos y videos de situaciones conflictivas. Se trata de una serie de relatos en primera persona contando cada vecino su problema puntual.  Las quejas son variadas desde el mal uso del espacio público, los ruidos molestos, la suciedad en las calles y la inseguridad que se acrecentó en los últimos años.  

En los audios se destaca una vecina que vive en la esquina de Callao y Güemes, donde a metros funciona un centro cultural que habitualmente trabaja con bandas en vivo. “Los eventos son de jueves a domingo y es muy difícil dormir con la música de fondo, el bullicio de la salida, las picadas de autos que se dan por Ovidio Lagos, pero cada vez que se hace el reclamo no se constata”, asegura.

Otro reclamo es por el uso y “abuso” del espacio público en “beneficio de privados” con la extensión de calzadas con el uso de corralitos por parte de los gastronómicos de la zona. “Los hay sin mesas ni sillas o con sillas vacías, como si estuvieran en espera, naturalizando una situación que no corresponde porque eso era excepcional  con los aforos de la pandemia, cuando eso se actualizó al 100%. Esto entorpece el tránsito vehículos y todo esto a la vista de quienes debían ejercer el control”, narra la mujer.    

Otra vecina hace hincapié en los desmanes que se provocan al cierre de los bares y boliches y pone el ojo en Güemes y Ovidio Lagos, donde comulga la salida de varios locales nocturnos. “Pedimos que haya un control porque se junta mucha gente y se provocan peleas robos, particularmente en mi caso, de una patada me rompieron los vidrios de mi casa, pero pongo foco en la falta de calidad de vida, queremos una solución”, dice.