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Mientras Estados Unidos se conmueve ante una nueva matanza a tiros, las autoridades buscan entender los motivos que llevaron a un joven a irrumpir ayer en una escuela del estado de Florida con un fusil semiautomático y matar a 17 personas antes de ser detenido y acusado este jueves de homicidio premeditado.

Como en tantas masacres previas, autoridades y allegados al acusado parecen haber ignorado múltiples señales sobre su peligrosidad, incluyendo mensajes violentos en redes sociales o antecedentes de agresividad o enfermedad mental que, sin embargo, no le impidieron comprar legalmente el fusil AR-15 que usó en la matanza.

"Tantas señales de que el tirador de Florida estaba mentalmente perturbado, incluso expulsado de la escuela por un comportamiento malo y errático. Los vecinos y compañeros de clase sabían que era un gran problema", dijo el presidente estadounidense, Donald Trump, en Twitter.

El joven, Nikolas Cruz, de 19 años, fue imputado por 17 cargos de homicidio premeditado luego de haber sido interrogado durante horas por autoridades estatales y federales, y en las próximas horas comparecerá ante un juez por primera vez desde la masacre, informó la cadena CNN y otros medios locales. Cruz se entregó sin oponer resistencia.

Daniel Huerfano, un alumno que huyó del ataque de este miércoles, dijo haber reconocido a Cruz por una foto en Instagram en la que Cruz posaba con un arma delante del rostro. Huerfano dijo recordar a Cruz como un estudiante tímido. Cruz "era este chico extraño que uno ve... como un solitario", afirmó.