Chicas en fuga: libro sobre extrañas desapariciones de mujeres en el Bajo Flores
El periodista Juan Pablo Hudson abre un conversatorio sobre su ensayo en el que expone la problemática de género que padece la mujer en barrios populares a partir de un territorio puntual. La cita es este jueves en Librería Universitaria.
El libro "Chicas en fuga" del periodista Juan Pablo Hudson es un ensayo sobre los modos de existencia y los conflictos de adolescentes en barrios populares que han vivido casos de grooming y desapariciones. Fue publicado en pleno encierro de la pandemia, y ahora será presentado por su autor en sociedad.
¿Eran casos de trata de personas? ¿En dónde transcurrían sus días estas chicas? ¿Por qué ocurrían tan asiduamente? ¿Por qué retornaban a sus casas si habían sido capturadas por tratantes? ¿Por qué al retornar no hablaban con los adultos? ¿Por qué la necesidad de mantener en secreto lo que les había ocurrido a ellas y/o a sus amigas? ¿Qué pasaba durante los días en que se les perdía el rastro? son algunas de las preguntas que a lo largo del ensayo de Hudson, se tratará de responder junto a las adolescentes protagonistas de esta historia.
La cita para el conversatorio será el jueves 4 de agosto a las 18, en la Librería Universitaria (Maipú 1065 – Sede UNR) y contará con la presencia de su autor, así como también el director de la colección Avisadores del Fuego, Rubén Chababo y la trabajadora social, docente e investigadora UNR-UNL, Eva Benassi.
El periodista Juan Pablo Hudson es Doctor en Ciencias Sociales es investigador del CONICET y editor de la Revista Crisis. Es autor de diversos títulos de no-ficción tales como "Acá no me manda nadie. Empresas recuperadas por obreros" (2011) y "Las Partes Vitales. Experiencias con jóvenes de la periferia" (2015).
El autor de esta investigación relató a Rosarioplus.com sobre cómo surgió el asunto: “Es una investigación que hice en la Villa 1 11 14 de Capital Federal, e involucró a chicas de entre 11 y 16 años de la comunidad boliviana”. Se sospechaba que eran víctimas de trata de personas y de grooming, y los indicios de dos años de investigación llevaron a concluir que ellas se fugaban por decisión propia ante situaciones familiares: las encerraban en sus viviendas para que realicen tareas del hogar mientras sus padres trabajaban.
Consultado sobre cómo surgió esta compleja trama, Hudson recordó que “se había armado una comisión investigadora de la violencia en los territorios –de investigadores, militantes, abogados, agrupaciones- a raíz del asesinato de un militante social en Lanús, y varios periodistas y militantes investigamos estos temas. En ese momento desde una red de docentes, vecinos y familias del Bajo Flores (como se conoce al barrio en la villa 1 11 14) nos convocaron a la comisión porque empezaron a desaparecer chicas de manera muy frecuentes y aparecían acosos cibernéticos. Entonces me metí de lleno a investigar, porque ya investigaba la violencia en Rosario antes. Me dediqué en 2016 a investigar junto a los padres y en 2017 con las chicas. Fue un trabajo impresionante”.
Fue entonces que explicó sobre el hallazgo de su investigación: “Pensábamos que se trataba de casos de trata de personas, tema que atraviesa la investigación. Las chicas desaparecían varias semanas y volvían curiosamente. En vez de ser esto se trató de fugas, por estar cansadas del encierro doméstico, por ser mujeres y en la villa viven situaciones muy violentas, con una presencia del narcotráfico importante similar o peor que Rosario. Entonces descubrimos que las encerraban, también a varones, pero sobre todo a mujeres. Las encerraban para que cumplieran tareas domésticas mientras los padres trabajaban”.
Entonces fue consultado sobre a dónde se iban las chicas en fuga, y aseguró que “cuando se fugaban durante varias semanas, se iban a boliches y bares, a dormir en lo de amigos y chongos. Las que se iban solo por horas se rateaban de la escuela a una matiné que abría por la tarde. Fue fuerte que las familias reconocieran que ellas se iban por propia decisión”.
Entonces apreció: “Fue sorprendente el cambio de dirección de la investigación porque pensábamos que eran casos de trata, y rompimos con el sentido común militante, familiar y docente. Pudimos desechar la idea de que fue trata de personas y entendíamos que las chicas se fugaban, y hoy sigue ocurriendo”. Aunque aclaró que “esto no significa que no haya trata de personas, pero este caso no tiene que ver con la trata”.