Treinta años después del primer Festival Internacional de Poesía de Rosario, octubre trae la celebración en su trigésimo aniversario, bajo el lema "Poesía siempre". La cita es el 20, 21 y 22 de octubre en la Biblioteca Argentina Dr. Juan Álvarez (Presidente Roca 731) como sede principal.

Lo poético trae tiempos que remiten a su historia cambiante en cada momento cultural. Poesía siempre en las lenguas, cuyas historias se diversifican en las poblaciones originarias, en diferentes poéticas y escrituras, las palabras hacen tiempo, cada vez, a su modo. Poesía siempre, en cualquier territorio urbano o rural, local o global, donde se redefine en distintas temporalidades.

Organizado como cada año de forma conjunta por la Secretaría de Cultura de la Municipalidad, el Ministerio de Cultura de la provincia y el Centro Cultural Parque de España, esta edición del FIPR contará con múltiples propuestas y la Biblioteca Argentina como principal lugar de realización, pero con muchas otras actividades en los barrios de la ciudad.

A las habituales conferencias, talleres y mesas de lectura se les sumarán intervenciones urbanas, la tradicional feria de editoriales, recitales poéticos, lecturas en la trasnoche y una residencia a modo de laboratorio poético dirigido a jóvenes poetas de habla hispana.

En este trigésimo aniversario del FIPR el equipo curatorial es integrado por Maia Morosano, María Lanese, Paola Santi Kremer, Marcelo Cutró y Marina Maggi y la coordinación general de Cristian Molina.

Rosarioplus.com quiso conocer un adelanto de la cocina de esta edición tan relevante, donde la “Poesía siempre” se pone en juego, y es por eso que entrevistó a las curadoras Morosano y Santi Kremer.

Rosarioplus: -Se cumplen 30 años del primer Festival Internacional de Poesía de Rosario, y es todo un número. Qué se viene dialogando desde la curaduría sobre cómo fue creciendo a lo largo de los años y qué piensan que implica la madurez de esta tercera década cumplida?

Morosano: -El Festival Internacional de Poesía de Rosario es un espacio identitario de la ciudad que marca el valor que tiene la poesía para quienes vivimos y escribimos acá. Siempre está latiendo dentro del corazón literario, en quienes han sido parte y en quienes todavía no han sido convocadxs, el FIPR dice y deja su huella porque la poesía en Rosario se escribe, se lee y se comparte mucho.

Es muy emocionante vivirlo desde adentro y enterarnos de los nombres de más de ciento cincuenta trabajadorxs poetas que hicieron posible estos treinta años. Ser parte de esta construcción es una responsabilidad grande que tratamos de llevar adelante con todo el cariño y el compromiso que significa sostener este espacio tan importante para muchxs.

Esta edición nos permitió volver hacia atrás y ver las raíces, desde el primer festival que no era internacional sino latinoamericano, y cómo con las distintas camadas organizadoras fue creciendo y seguramente siga haciéndolo con quienes continúen. La muestra del archivo que se pasará la semana del festival da cuenta de esto.

Creo que es fundamental seguir empujando el FIPR cada año con poetas que aún no hayan pasado y también me parece importante resaltar que estos treinta años no se hicieron solos, sino que son el resultado de muchos esfuerzos y del deseo fuerte de que siga existiendo.

Paola Santi Kremer: -Esta edición del Festival trae simultáneamente el hecho de que la poesía existe siempre, fundida a la vida y más allá de cualquier categorización que se le pueda atribuir, pero también busca valorar el trabajo, el interés y la voluntad política que fundó y sostuvo este festival por 30 años y que ya se volvió una política de estado en pro de fomentar la escritura, una industria cultural que batalla por subsistir, y su circulación más allá de las fronteras. Viniendo del país en que actualmente gobierna Bolsonaro, valoro profundamente la existencia de este festival, así cómo sé que lo valoran muchxs rosarinxs, argentinxs de otras localidades y personas de otros países. El tiempo y el lenguaje son algunos de los pilares que organizan el mundo cómo es, y la poesía siempre postula la posibilidad de plantear otras formas de concebir a ambos. Traer a la superficie este vínculo significa poner en evidencia formas múltiples de percibir las potencias de esta relación. En este marco el festival amplía su interés en albergar diversidad, incluso dando lugar a un equipo de curadorxs que percibe la poesía de diferentes formas, así como retoma y honra la historia del Festival y todo el trabajo realizado por todxs lxs que pasaron por él.

RP: -Se vivió una edición virtual del FIPR en 2020 y la edición de “Poesía en las orillas” en 2021, en pleno proceso de vacunaciones y olas fuertes de covid, ahora en una presencialidad plena, el reencuentro es total entre poetes del mundo, entre ellos y sus lectores, y por eso se espera que sea una fiesta. ¿Qué nuevos desafíos tiene el FIPR para ustedes, a cumplir en estos nuevos tiempos?

MM: -Como años anteriores el FIPR recoge el guante de juntar voces distintas, voces de identidades diversas, voces de edades diversas, voces de personas racializadas, voces trans y de distintas culturas y lenguas. Uno de los desafíos más grandes es haber podido sostener el festival de manera presencial con invitadxs de otros países y dar lugar a este encuentro que es la gran riqueza que tiene todo festival.

PSK: -Volver a poder generar el encuentro presencial entre poetas y lectorxs da lugar a que la dimensión de la voz y del cuerpo pueda manifestarse en el acto de compartir poesía. Sumado a que se celebren 30 años de un Festival dedicado a la poesía, no tenemos dudas que este encuentro va a ser una fiesta, una celebración de los encuentros que la poesía habilita y su potencia para construir afectos al mismo tiempo en que genera las condiciones para que la poesía como algo que no está separada de los cuerpos pueda llegar a otrxs y surtir sus efectos, siempre inestables.

Creo que el desafío del FIPR es siempre encontrar más formas de generar estos encuentros y que estos a su vez puedan dar cuenta de las incontables formas de vincularse, quien escribe con lo que escribe, la poesía con otrxs. Creo que el Festival da pasos significativos en este sentido.

RP: -El lema en esta edición es "Poesía siempre", y por lo que vi se amplió la cantidad de curadorxs y de propuestas. Cuenten un poco sobre la esencia que buscaron con el lema, y de qué viene esta "edición ampliada" en este número 30, sobre el cual me resulta inevitable plantear, a mí me recuerda al signo del OM y allí pienso en algo de eternidad.

MM: -La poesía en Rosario y también en la provincia de Santa Fe siempre ha sido fundamental pero es en realidad parte indispensable del pensamiento y del lenguaje mismo. Creemos en la poesía siempre, como pasado, presente y sobre todo por y para el futuro de todas las voces que quieran decir.

Homenaje a poetas

Este año se cumple el centenario del nacimiento de Beatriz Vallejos (Santa Fe, 1922 - Rosario, 2007), quien será homenajeada en el 30º FIPR. La vida de la poeta transcurrió entre Santa Fe, Rosario y San José del Rincón, lugar este último donde están fechados muchos de sus poemas. Publicó su primer libro en 1945 y en la década de 1960 desarrolló su actividad como laquista, exponiendo obras en galerías, salones y museos de distintas ciudades del país. En 1980, Ediciones Colmegna (S. Fe) reunió gran parte de su poesía en El collar de arena, volumen que reeditaron en 2012 la Editorial Municipal de Rosario y Ediciones de la Universidad Nacional del Litoral, que lo ampliaron con libros publicados posteriormente y con textos inéditos o de publicación dispersa.

También se rendirá homenaje a dos poetas fallecidos recientemente. Se trata de Hugo Diz (Rosario, 1942 - 2022) y de Estela Figueroa (Santa Fe, 1946 - 2022).

Diz comenzó a publicar poemas en diferentes revistas del país en 1965 y en 1969 publicó su primer libro, El amor dejado en las esquinas. Otras de sus publicaciones son Poemas insurrectos (1971), Algunas críticas y otros homenajes (1972), Historias, veras historias (1974), Manual de utilidades (1976), Canciones del jardín de Robinson (1984), Las alas y las ráfagas (1985), A través de los ríos y los mares (1986/87), Baladas para Marie (1988), Ventanal (1990) y La lírica y el exabrupto (1997).

En cuanto a Estela Figueroa, entre sus libros se destacan Máscaras sueltas (1985), El libro rojo de Tito (1988), A capella (1991), Un libro sobre Bioy Casares (2006) y La forastera (2007). Realizó trabajos para cine y teatro y coordinó talleres literarios en el Pabellón de menores de la cárcel de Las Flores, donde editó la revista Sin alas. Dirigió la revista La Ventana, publicada por la Dirección de Cultura de la Universidad Nacional del Litoral. En este ámbito universitario también coordinó el taller literario, tarea que se vio plasmada en la edición de tres libros y fichas de poesía, versiones teatrales de aguafuertes de Roberto Arlt y la escritura y emisión de dos radionovelas. El hada que no invitaron: obra poética reunida 1985-2016, publicado por la editorial Bajo la luna en 2016, incluye sus libros de poesía junto con Profesión: sus labores, que permanecía inédito hasta ese momento.