__tadevel:head__

Sin dudas, ser un recogepelotas es una tarea que requiere concentración y entusiasmo para correr detrás de cada pelotita que escapa de la cancha y hacerla volver rápido a las raquetas de los jugadores. Sin embargo, un exceso de entusiasmo puede jugar en contra. 

Este es el caso de un pequeño que se convirtió en el centro del partido que disputaron Teimuraz Gabashvili y Nicolás Almagro. Si bien es cierto que las miradas suelen estar destinadas a los deportistas profesionales, en el Barcelona Open las miradas fueron para el recogepelotas de las líneas laterales.

Después de la captura de dos pelotas de tenis el muchacho corrió a su puesto de espera, contra la pared, pero con tanta energía que se la chocó. Sí, se golpeó mal. Luego de incorporarse como un verdadero profesional y quedar a la espera, se río de sí mismo. Lo mejor que puede hacerse en estas situaciones, sin duda.