Rosarinos en Roland Garros: ¿Cuánto cuesta disfrutar de una jornada de tenis?
Un padre y su hijo, cumplieron su sueño de poder viajar a París y disfrutar del Abierto de Francia en instancias decisivas. Más allá de la conversión a pesos y de que los números no son tan convenientes, la experiencia fue altamente favorable.
Dos rosarinos, padre e hijo, cumplieron su sueño de poder viajar a París y disfrutar del Abierto de Francia en instancia de semifinales. Se trata de Christian y Tomás, su pequeño hijo de 13 años, quienes desde la Catedral del Polvo de ladrillo contaron a Rosarioplus.com cuanto sale pasar un día en Roland Garros.
El estadio que alberga al Grand Slam francés se encuentra en la zona de Bois de Boulogne, en el exclusivísimo distrito XVI. “La mejor forma de llegar hasta allí desde cualquier punto de París es el metro, que cuesta 1,90 euros cada pasaje -unos 1000 pesos- y permite ir haciendo trasbordo sin costo adicional. Nosotros no encontramos en un hotel en las afueras de la ciudad y en 40 minutos estuvimos allí”, contaron los entusiastas espectadores.
Para ingresar a Roland Garros, generalmente con mucho tiempo de anticipación se tiene que haber adquirido un ticket, que puede ser una entrada general que sale 12 euros por día –unos 6500 pesos- con acceso a todas las canchas, menos a los estadios principales. Las exclusivas para el Court Philippe-Chatrier o Suzanne-Lenglen en instancias decisivas por jornada van desde los 100 euros hasta alrededor de los 500, si se trata de un box –entre 50 mil y 260 mil pesos-. Aunque siempre existe la chance que con pase diario más económico, algún portero generoso y despreocupado, te deje ingresar a la pista central.
La idea es pasar todo el día en la Catedral del tenis, tratando de disfrutar al máximo el impotente escenario: sus canchas, bares, tiendas y recovecos, así como el museo donde se atesoran inolvidables recuerdos. Allí se respira aire del más exquisito mundo de la raqueta.
Pero, claro en algún momento tanto recorrido, caminata y emoción tenística, entre game y game se despierta el apetito: “Nosotros hemos probados unas riquísimas baguettes o sándwiches que rondan los 7 o 12 euros, que pueden gestionarse como un almuerzo, más 3 euros de alguna bebida, cualquier latita. Si se pretende un café, también son unos 3 euros, ahora si alguien desea tomar algún aperitivo con alcohol o champagne, la copa sale entre 8 y 15 euros”, detalló Christian.
Cuando alguien puede cumplir el sueño de llegarse hasta uno de estos lugares adonde se disputan los Grand Slam, lo primero que hace, además de mirar tenis, es ir encantado -por no decir desesperado- hasta la tienda oficial donde se vende todo el merchandising. En estos torneos los objetos más preciados son las remeras, las gorras y las toallas con la inscripción del certamen. Pero la conversión a pesos le tira el sueño abajo a cualquier compatriota de estos pagos.
“Las toallas cuentan € 50, la remeras entre € 50 y 70 y las gorras € 30”, contaron los rosarinos, quienes calculadora en mano dieron cuenta que adquirir algunos de estos preciados objetos rondan entre los 15 mil y 37 mil pesos. Aunque siempre hay otras alternativas: “Los tradicionales llaveritos de Roland Garros cuestan 5 euros y las tazas 18”.
Una vez que se disfrutó de un fantástico día, mirando en vivo y directo el mejor tenis del mundo, toca emprender el regreso. “Tal vez si uno saca cuentas, a simple vista el transporte en metro parece caro, pero si se tiene en cuenta que con un mismo ticket se recorre todo Paris, el precio resulta ser conveniente. Un Uber, para hacer ese mismo recorrido nos cobraba 50 euros”.
“Pese a la gran cantidad de gente que concurre, todos los accesos son rápidos y ordenados. Todo siempre está muy limpio. La venta de bebidas y merchandising es muy agil. Además, para el que no pagó la entrada a los estadios principales, tiene muchos partidos para ver en las otras canchas, también se realizan una gran cosas actividades para los espectadores que son muy entretenidas”, contaron
“Lo que más nos llamó la atención fue que en muchas de las canchas laterales, con grandes figuras disputando partidos, tenían otra pista muy cerca para que los niños jueguen. Además, algo realmente muy interesantes fueron las clases de tenis inclusivas, para aquellos chicos que no solo tenían alguna discapacidad motora, sino que visual o auditiva. Las mismas estaban llenas de niños que disfrutaban y se divertían jugando al tenis, con profesionales especializados que los incentivaban a pegarle a la pelota”.
Los cierto es que más allá de los números y que todo no se puede, estos dos rosarinos, padre e hijos, unidos por el tenis y su pasión estuvieron por estos días en Paris disfrutando de los mejores jugadores del mundo.