Ledesma, a pocas horas de ganarle al Barsa, con la mente en Arroyito
Con pocas semanas en la Liga española, Jeremías Ledesma logró lo que algunos futbolistas no consiguieron en toda su carrera. Con el Cádiz, equipo andaluz recién ascendido después de 14 años en Segunda División, le ganó al Real Madrid y al Barcelona. En los dos casos, fue la figura del partido y ya se habla de un futuro bajo los tres palos de un grande europeo, pero el arquero que se formó en las inferiores de Rosario Central, no olvida su pasado y lo dejó en claro con un posteo en las redes.
“Conan”, nacido en Pergamino, tuvo que esperar bastante para jugar en el canaya. Hasta los 23 años, integró planteles con los más grandes, pero sin salir a la cancha. Había sido suplente, entre otros, de un “Ruso” Rodríguez que se comió varios goles fáciles. Pero nunca se le escuchó levantar la voz.
Con paciencia, esperó su turno. En 2017, le pidió a Leo Fernández un lugarcito con pibes más chicos que él, para jugar la Copa Santa Fe. Y Central la ganó por penales, en el Gigante, con él como protagonista. Poco después, se calzó el buzo verde con el “1” y ahí sí empezaba a sumar minutos en la primera.
En los primeros partidos, se lo veía atlético en la línea de cal, aunque parecía poco decidido para salir a cortar centros. Hasta que de a poco fue ganando más protagonismo en toda el área, para terminar siendo figura del Central que levantó la Copa Argentina, la misma que lleva ahora tatuada en su brazo.
Cotizado en el mercado nacional y ya capitán del equipo, varias veces se rumoreó su pase a algún cuadro de Buenos Aires. En 2019, cuando ya parecía tener un pie en San Lorenzo, Ledesma desistió. Prefirió quedarse en Arroyito y ayudar en la lucha por los promedios.
Hasta que este año, previo parate por la pandemia, finalmente se dio la operación a préstamo al Cádiz. Por entonces, en septiembre, se supo que la dirigencia de Central debía a Ledesma parte de la prima de su contrato y cinco meses de sueldo, que se pagaría con el dinero que ponía el club español. Pero el arquero eligió donar esa plata a las inferiores del club, “en miras al desarrollo y formación de jugadores y personas, que puedan en el futuro representar a todos los simpatizantes canallas, en el más alto nivel nacional e internacional”. Enorme gesto, a la altura de sus condiciones y de su humildad.
En el primer partido del “Submarino Amarillo” andaluz, fue suplente. Para la segunda fecha, de visitante en Bilbao, fue figura en el triunfo de su equipo, con dos hombres menos. En octubre, fue tapa de los diarios por ser figura en la victoria ante el Madrid de Zidane y Benzema. En noviembre, fue citado por Scaloni para la selección nacional, en los duelos por Eliminatorias, con Ecuador y Bolivia.
Y este último fin de semana, los ojos del mundo futbolero volvieron a fijarse en él, después de ganarle a los catalanes de Koeman, Messi y Griezman, otra vez con Ledesma como notable figura. Pero mientras los diarios de todo el mundo hablaban de su rendimiento en Cádiz, el ex arquero canaya publicó este lunes en su cuenta de Instagram: “Ya dos años del famoso… Central quiere la gloria, Central por la Copa... (y en Rosario está la única y 1ra”. Así, con termeada incluida y alimentando un poco el folklore, el posteo sumó una foto con Marco Ruben después de la final en Mendoza que se jugó un 7 de diciembre de 2018, más otras imágenes de su brazo tatuado.
Para un fútbol hiper profesionalizado y en una Liga como la española que mueve millones, gestos como el de Ledesma, o el del propio Lío cuando levantó su camiseta la semana anterior y tenía la de Newell’s, que había usado Maradona, son una rareza. Es el fútbol rosarino, no traten de entenderlo.