Rosario Central, un proyecto que se sostiene a base de triunfos agónicos
El conjunto de Arroyito lleva cuatro partidos sin perder, con dos empates y dos victorias. Ambas, en los minutos finales, como otras tantas en el torneo.
Qué difícil se hace mencionar la palabra "proyecto" en el fútbol argentino. Qué difícil convencer al hincha de que el proceso tiene un final feliz, o que por lo menos a eso se apunta. "Los resultados sostienen el proyecto", reza una máxima de este deporte híper competitivo y es entendible. Nadie quiere perder veinte partidos para después pelear mitad de tabla en el próximo torneo, pero nadie puede pelear un campeonato en medio de un año de transición Salvo que explote un semillero como La Masía de Barcelona en el año 2009, que también tuvo la suerte de cruzar con genios adentro de la cancha, y otro en el banco.
Cristian González llegó a Rosario Central en junio de 2020. En plena pandemia, y luego de la salida de Diego Cocca del equipo, el Kily tuvo su oportunidad. Ya había estado cerca en 2019 cuando estaba en Reserva, después de la ida de Edgardo Bauza, pero la dirigencia pensó en Paulo Ferrari como mejor opción en aquel entonces.
La aparición del Kily en el cuerpo técnico canalla, le abrió las puertas a muchos chicos que esperaban su oportunidad desde la reserva, algunos que habían debutado, y otros, la gran mayoría, que no.
El ciclo comenzó en noviembre ante Godoy Cruz, en Arroyito, con victoria 2 a 1. Con el regreso de Vecchio, y el gol agónico de Lucas Gamba a los 87 minutos, Central mostraba en resumen, lo que vendría en el futuro: un equipo que se hace muy fuerte de local, que sufre fuera de su cancha, y que es especialista en reaccionar en los minutos finales.
La vuelta del 10, le dio a Kily González un gran respiro, ya que encontró un conductor de los que escasean en el fútbol, no solo argentino sino mundial. Como eje del equipo, acompañado de la gran incorporación de Lucas Gamba, y de las primeras apariciones de muchos "pibes", como Luciano Ferreyra, Lautaro Blanco, Emanuel Ojeda y Rodrigo Villagra, el equipo comenzó a formar su columna vertebral.
No fueron fáciles los primeros seis meses. Con resultados irregulares y un equipo que no se terminaba de afianzar, Central se fue sosteniendo partidos mediante que ilusionaban mostrando gran potencial, y terminó llegando a la final de la Zona Complementación, a principios de 2021, donde perdió con Vélez, en un encuentro muy parejo, donde hasta pudo ganarlo.
La clasificación a Copa Sudamericana terminó sosteniendo una temporada que terminó con eliminación de Copa Argentina 3 a 0 frente a Boca unidos, en uno de los momentos más bajos del ciclo, sino el más bajo.
Central comenzó el torneo 2021 con el ansiado regreso de Marco Ruben, la vuelta de Fatura Broun y la llegada de Gastón Ávila, una incorporación con el correr de los meses, terminaría siendo esencial para el equipo del Kily.
Título aparte para Fatura Broun, que desde que llegó, contó con un nivel superlativo, y era muy difícil hacer olvidar a Ledesma, pero el experimentado arquero con pasado canalla salvó en innumerables partidos al equipo que dirige Kily González.
Los primeros partidos no los esperados: el DT no fueron el equipo, el Canalla jugaba mal, y de los ocho primeros partidos, solo ganó dos. Pero todo cambió ante Banfield, en Arroyito, por la novena fecha.
"Si pierde se va", se titulaban todos los diarios rosarinos con la foto del Kily en la portada, a falta de nueve días para el debut en Copa Sudamericana, y no todo comenzó bien. Central perdiendo y jugando mal, pero en el peor momento del equipo es donde aparecen los buenos, y no podía ser otro: Marco Ruben empató el partido en la última de la primera parte, y el equipo salió con otra cara en la segunda. Pasó por arriba a Banfield, le ganó 3 a 1, dominándolo en todos los aspectos.
El Canalla gana su siguiente partido y comienza con mala pata en el marco internacional, perdiendo ante el 12 de octubre en Paraguay. Pero ese sería el único paso en falso en la zona de grupos. Después, le ganó ambos partidos a San Lorenzo, goleó 5 a 0 a Huachipato, y empató el último partido, ya clasificado.
En el medio, una buena y una mala: goleada y fiesta en Arroyito ante Newell's por 3 a 0, clave para afianzar el proyecto, y durísima derrota ante Platense 4 a 1, donde ganando se metía en play off.
El último encuentro ante el Calamar fue bisagra para el Kily, que después de allí volvió a confiar en los pibes, los hizo titulares, y no salieron más. Gastón Ávila y Almada se adueñaron de la saga central, Lautaro Blanco se afianzó en el lateral izquierdo, Pupi Ferreyra supo encontrar un gran nivel metiendo un gol importantísimo ante Táchira, en los octavos de la Copa, y Luca Martínez Dupuy mechó partidos suplenes y titular, siempre rindiendo.
Central empató en Venezuela con Táchira, y ganó cómodo en Rosario para avanzar a cuartos, con un equipo que comenzaba a sumar más juveniles, como Sangiovani, Marinelli, Lo Celso, y Juan Pablo Romero, que ocupó el arco canalla como si fuera un veterano, por lesión de Broun.
Lautaro Giaccone e Ignacio Russo comenzaron a aparecer en varios partidos y por ahí se escuchaba el nombre de Gino Infantino que empezó a tener convocatorias.
El equipo rosarino empezó el campeonato muy irregular, otra vez, perdiendo partidos que no debía, pero jugando con un equipo que prácticamente salía de memoria. La primer victoria, en la fecha 2, sería contra Vélez. Vecchio, en el minuto 94, ponía el 1 a 0 definitivo que le daba oxígeno a Kily González, en otra victoria agónica.
Central quedó afuera en Copa en cuartos de final, perdiendo ambos partidos ante Bragantino, pero jugando muy bien, e intentando hasta el final, con la frente en alto.
Después del empate en cancha de Newell's en el clásico rosarino, el Canalla comenzó a encontrar resultados favorables que lo afianzaban para conseguir su objetivo, pelear por los lugares de clasificación a las copas internacionales.
El Canalla goleó a Arsenal, a Central Córdoba, y le ganó a San Lorenzo, otra vez, a falta de cinco para el final, con un golazo del mexicano Dupuy.
Con Banfield lo perdía, lo remontó, y lo ganó con dos de Marco Ruben. ¿El segundo? A los 87 minutos. Sí, Central es un equipo duro, al que le cuesta marcar y que muchas veces pierde puntos por desconcentración defensiva, como el empate ante Estudiantes, pero si algo no se le puede recriminar es que intenta hasta el final.
Los del Kily pierden en Arroyito con Argentinos, empatan en La Plata en un partido increíble con doblete de Infantino, que había debutado unos partidos antes, y ya empezaba a mostrar el potencial que tenía, y llegan a Patronato con la obligación de volver a sumar de a tres, y con el gigante explotado.
Empieza bien, a los cinco minutos ya ganaba 1 a 0, pero el partido se complica, se da vuelta, y a falta de cinco para el final, una vez más, apareció la reacción, el as bajo la manga de este equipo que dirige Kily González. Pupi Ferreyra, que había perdido la titularidad, entró y empató a los 85, y Vecchio, a falta de el último minuto de descuento, puso el 3 a 2 para la explosión canalla.
Central respiró, y se trepó a la lucha por los puestos de Sudamericana, pero se venía Racing, principal rival en esa pelea por los lugares, y como no podía ser de otra manera, victoria agónica: Perlita de la joya Infantino, y golazo de Marco Ruben a los 80.
Es muy difícil mantener un proceso, luchar por convencer de que un proyecto será beneficioso de cara al futuro, pero si alguien lo logró, y si alguien lo merecía en el club de Arroyito, ese es Kily González. Central ya está más tranquilo, pero esta montaña rusa que es el fútbol argentino es imprevisible. Nadie debe olvidar que hizo debutar a catorce juveniles, de los cuales diez siguen siendo parte del plantel de primera cada fin de semana y que desde su llegada, Central no invirtió en ningún refuerzo. Lo que se ve dentro de la cancha hoy no es el proyecto, el proyecto se ve a futuro, este es el camino.