Bombo cubano, una nouvelle rosarina de damas de blanco y balseros
Una tía prisionera entre dos naciones en Guantánamo se enamora de un oficial yanqui, y de su amor nace una hija, aunque también una peste que cambia sus planes. Una estudiante de medicina enamorada de su marido ingeniero electrónico lo convence en divorciarse para conseguir una greencard. Un espejo entre los balseros precarios que escapan de la Revolución y los cubanos que son sorteados, pero que también son “náufragos en la tormenta”.
El enjambre de historias familiares es ‘Bombo cubano’, que en abril pasado fue editada y presentada en sociedad, justo antes del devenir de la segunda ola que no permite el encuentro. La autora de esta nouvelle es Ximena López Zamora, una rosarina que en el abismo, apostó y devino de escribana en escritora. Entendió que en la narrativa está el valor de las historias, mucho más que lo que puede construir a partir de muchos años de profesión con su labor notarial.
Abismo porque no es fácil apostar a publicar el primer libro, menos en un marco de pandemia, sin renombre ni palanca en el mundo de las letras, y desde una postura propia y crítica en torno a la agridulce historia del Estado Cubano.
La historia de Vladimir, Eulalia, Tatiana y Yanet la vivió una de las familias que la alojaron cuando Ximena recorrió Cuba en 2014 junto a una amiga, y quedó impactada: entendió lo que significa vivir el desarraigo para una familia en busca de sus deseos y oportunidades, aun a costa de perderlo todo. Ya en sus manos, como una alfarera moldeó la historia, sorteando las interrupciones que debió realizar ante dificultades de una grave enfermedad que combatió de frente y salió airosa, con este libro bajo el brazo para que el mundo conozca su mirada, de la mano de la editora rosarina Laborde.
Bombo cubano es el nombre con el que se conoce al sorteo anual de los Estados Unidos para conceder la visa a ciudadanos del mundo, y los cubanos que viven una nueva realidad en Miami en su mayoría fue por este ambiguo método legal por el cual se les permite viajar. Hoy este sorteo se realiza por vía web de Estados Unidos, pero en 1992 en Cuba aún se sorteaba en la Lotería Nacional, y era el propio Estado el que los inscribía.
En esta trama familiar se entrecruzan los sentidos entre cubanos que eligen quedarse y mejorar sus tierras de la mano de las Damas de blanco en reclamo de los disidentes políticos, y quienes buscan una vida nueva en la costa estadounidense, persiguiendo “la libertad y el progreso económico” y vistos por quienes se quedan como ‘los gusanos’, o traidores a su patria revolucionaria.
“Las lágrimas tuvieron el sabor del mar que los separaba”, anunciaba en un pasaje del desenlace, la escritora López Zamora sobre los destinos que ahora se bifurcarían en ese gran amor esperado de Vladimir y Tatiana (ambos nombres de origen ruso, madre patria para los cubanos), que no deja de ser un amor en un mar de posibilidades.
“Cuando visité a esta familia, vi un Peugeot 206 del año ‘98 estacionado en el fondo de su casa juntando mugre, y me sorprendió ese contraste, porque los cubanos no tienen transporte, y al preguntarles me contaron la historia de Vladimir, el hijo y hermano que ahora residía en Miami, quien les compró el vehículo inutilizable porque no les alcanza para el combustible”, recordó Ximena en diálogo con Rosarioplus.com.
Cuando regresó de su viaje, impactada por esta y muchas otras historias de balseros, familias humildes y emigrantes del bombo cubano, dispensarios, escuelas, cayos y villas, fue la compañera de viaje quien insistió: “¿Por qué no lo escribís?”. Fue entonces que esa pregunta resonó, investigó mucho sobre la historia reciente de Cuba, y gracias a que había participado de un taller literario con Patricia Bottale, comenzó la escritura del libro que seis años después, en abril de este año vio la luz, con el prólogo de Silvia Fernández de Tujague, su profesora de Literatura de cuando cursaba el secundario en el Colegio San Bartolomé.
“Un día escribí un pedacito, después otro, y a medida que buscaba más información lo fui desplegando. Hasta que unos meses fui a visitar a mi hija, que vive en Australia, y allí pude terminarla en 2019”, recordó, y aseguró sobre las devoluciones de los lectores al momento que “muchos reclamaron una segunda parte, que no descarto, ya que una cubana lectora me dijo que todos los cubanos que se fueron, son Vladimir”.
En un capítulo desgarrador, Eulalia queda sola en Guantánamo, ese refugio yanqui que pertenece a la misma tierra cubana donde antes de los delincuentes se llevaba a los refugiados cubanos. Allí soportó el duelo de su amor perdido en el mar con la balsa, padece las vejaciones y violaciones de sus compatriotas y guardias, y sin embargo transmite una de las escenas más vívidas cuando imagina volver a abrazar a su hija, y fundirse en ese abrazo en libertad: “..con un abrazo muy fuerte que nos haga volar y nos lleve lejos de aquí, muy lejos, adonde sea, ahora ya no me importa, pero los tres juntos”. Una digna imagen de Marc Chagall en pleno infierno de refugiados.
Entre sus proyectos a futuro, Ximena espera llevarles un ejemplar a sus protagonistas en Cuba, y también “transformar esta historia en una película o miniserie ya que no hay al momento películas sobre el bombo cubano”, aunque antes le resulta más importante editarlo afuera, “más que nada en España, Cuba y Miami, para que los cubanos emigrantes conozcan ésta, que es un poco su historia”, y buscará una versión en Ebook o en audiolibro también. Los ejemplares al momento se consiguen en las librerías Juguete Rabioso, Homo Sapiens, Buchín y Laborde, así como también en Mercado Libre.
El encierro por la cuarentena la llevó a la escribana escritora a embarcarse en un nuevo desafío: “Escribí una segunda novela, que espero poder presentar a fin de año, y es sobre los segundos hijos en China”. Nuevamente un tópico familiar atravesado por la coyuntura política de un país comunista, sobre el cual también debió indagar.