Más de 170 personas retrataron su arte escultórico durante el encierro de pandemia
Un grupo heterogéneo en edades, geografías y cercanías a las artes plásticas forma parte de la publicación virtual del libro “Escultura. Encuentros cotidianos”, bajo la consigna de observar los propios objetos con los que contaban en los meses del peor encierro de la pandemia. Con ellos crearon obras de arte tridimensionales, y luego lo compartieron a través de la fotografía.
La propuesta fue lanzada por María del Carmen Suárez y Hugo Masoero, dos docentes y artistas visuales, con formación académica en la UNR, desde convocatorias por redes sociales y por los medios al comienzo de la pandemia. Y luego de meses de gestación, les gusta decir que “EScultura se apropió de la palabra ‘contagio’ y logró resignificarla con momentos individuales que se reunieron en este libro de muchos. Nos contagiamos de alternativa, no cambiamos nada: sumamos significación y la hicimos visible”.
Así se puede ver entre las páginas del libro digital, una valija antigua envuelta con cintas de plástico que rezan ‘PELIGRO’. Un estetoscopio cuyos auriculares terminan en latas de conserva. Un barbijo de rayas carcelarias colgando junto al juego de llaves. Collages melancólicos con fotos sepia, titulares y hojas disecadas. Un reloj que no funciona sobre las hojas secas de un jardín, bajo una sombra de mujer. Un casette frente a un espejo cuyo reflejo muestra un chip de memoria. Una familia de Lego pasea con su hijo y su perro en la maceta de un arbolito del patio. Un nido de porcelana con dos pájaros que miran desde los cristales de unos anteojos. Garrafitas de gas advierten con el triángulo de emergencias viales, que reza ‘pare/no se mate/tome mate’. Una taza de té de porcelana que emula a la merienda de Alicia de Joyce Carroll es acompañada por unas galletas que dicen ‘Covid’. Un monolito armado de dragón chino, virgen de Guadalupe, Jesús y un barbijo. Un juego visual, donde una serie de ganchitos de la ropa crean una torre cuadrada cuyo centro se vuelve un abismo.
Obra de Graciana Petrone para el proyecto EScultura.
El origen en una convocatoria anterior
EScultura surgió como instancia de continuidad a la respuesta múltiple y entusiasta que tuvo la primera convocatoria, que los mismos Suárez y Masoero habían realizado unos meses antes, bajo el nombre ‘Arte para conectarnos’, y que dio lugar a la publicación del libro virtual ‘Sentires dibujados’. Éste fue lanzado en los primeros momentos de pleno aislamiento.
“Sin cambiar la esencia de la idea de convocar, reunir y motivar con un objetivo común, le dimos a la propuesta un giro hacia lo escultórico”, precisó María del Carmen, en diálogo con Rosarioplus.com.
La propuesta lanzada era “seleccionar, combinar y dirigir la mirada hacia los objetos que nos rodean en lo cotidiano y lograr modificarlos, intervenirlos, accionarlos para luego tomarles una foto en la que veremos aparecer otra mirada. Sabemos que la mirada inquieta y activa, encuentra, descubre y transforma”, aseguró con entusiasmo sobre aquella incipiente convocatoria.
De esta forma se sumaron más de 170 hacedores, que son “de edades variadísimas, desde niños hasta para nada niños, con muy diversas ocupaciones y profesiones como así también cercanos y profesionales de la actividad artística”. Y les llegó material de Rosario, Córdoba, Entre Ríos, Buenos Aires, y de la ciudad de Berlín desde el exterior.
Sobre los resultados, tan variados como son las subjetividades de los propios participantes, dejaron más que satisfechos a la artista rosarina: “La calidad visual es muy alta, y cada trabajo nos invita a detenernos y saborearlo. Pienso que lo que más sorprende son los resultados de aquellos que se acercan y se involucran en este hacer como visitantes creativos, se arriesgan y disfrutan”.
Obra de Agustín Avalos.
Una promesa de libro físico y exposiciones
Suárez fue consultada en torno al futuro de este libro acabado, que ya circula por el éter cibernético y es de fácil descarga con el formato PDF, sobre el cual no descartó varios rumbos posibles, sobre los que ya se encuentran gestionando junto a Masoero.
“Sería una gran satisfacción para nosotros lograr un libro físico, impreso en papel en lo cual estamos ocupados; lo mismo que en su exhibición en Museos, Centros Culturales, con la idea incluso de hacerlo itinerante”, fueron sus exactas palabras prometedoras.
“Por lo contado podemos, y gusta decir que EScultura se apropió de la palabra contagio y logró resignificarla con muchos momentos individuales que se reunieron en este libro de muchos. Nos contagiamos de alternativa, no cambiamos nada, sumamos significación y la hicimos visible. EScultura se construyó con su deseo”, finalizó la artista.