Pablo Semán: “Para pensar lo nuevo, hay que pensarlo todo de nuevo”
En el marco del VII Congreso ALA (Antropologías en Contextos Urgentes), el antropólogo e investigador de Conicet, Pablo Semán, coordinador del libro "Está entre nosotros ¿De dónde sale y hasta dónde puede llegar la extrema derecha que no vimos venir?", vino a la ciudad para conversar sobre la reciente publicación.
"Nos gustaba la casa porque aparte de espaciosa y antigua
guardaba los recuerdos de nuestros bisabuelos,
el abuelo paterno, nuestros padres
y toda la infancia."
Julio Cortázar - Casa Tomada
Está entre nosotros ¿De dónde sale y hasta dónde puede llegar la extrema derecha que no vimos venir?, es un fuerte trabajo etnográfico coordinado por el antropólogo e investigador de Conicet, Pablo Semán, que analiza el proceso de construcción de la derecha radicalizada de Javier Milei que en 2023 logró imponerse en el balotaje y transformar las coordenadas del debate político en La República Argentina. Este miércoles, en el marco del VII Congreso ALA (Antropologías en Contextos Urgentes), Semán volvió a la ciudad para conversar sobre el libro junto a una mesa integrada por Sandra Valdettaro, Adriano Peirone y Luciano Vigoni.
El trabajo ya cuenta con cuatro ediciones en sus escasos meses de vida, convirtiéndose en una especie de ‘bestseller’ que no deja de despertar interés por la agudeza de las observaciones. En el salón de la librería Homo Sapiens, ante un auditorio lleno conformado por estudiantes, representantes del arco político, periodistas y lectores interesados, Semán se refirió a esto. “Ustedes no están acá porque sean antropólogos, o porque yo sea un escritor conocido, sino porque el libro es un mapa que intenta trazar algunas líneas sobre lo que estamos viviendo”, afirmó.
Para tratar de ilustrar el desconcierto que supone la emergencia de Javier Milei en el escenario político actual, el investigador equiparó la sensación a la que deben haber sentido las clases medias urbanas con la aparición del peronismo. “Todos nosotros formamos parte de una minoría, que no se sabe minoría, y que ha sido desbordada por los acontecimientos. No sabemos cómo nombrar a ese bicho. Estamos escribiendo, como Cortázar, Casa tomada”, expuso.
El antropólogo sostiene, sin embargo, que había elementos para verlo venir, entonces la pregunta que arroja es por qué no se vio. ¿O no se quiso ver? ¿0 acaso, también, se les perdonó todo a quienes no veían nada? Y, finalmente, ¿qué hacer con esto que nos trajo hasta acá? No sabemos dónde estamos parados. El mundo de ideas en el que se producía y desde el cual se entendía lo real, está abolido. Eso es un hecho. Entonces, hay una situación política que debe ser entendida como una derrota intelectual. “No me vengan con un optimismo de la voluntad, menos aquellos que son los que tienen que asumir esa derrota”. El camino, sería entonces empezar por asumir esta orfandad política a la que hemos sido arrojados.
A la par, asegura: “Esto también va a pasar". "Si a mí alguien en el ’76 me decía que Videla en el ‘85 iba a estar preso y pasar toda su vida en la cárcel, yo hubiese dicho que esa persona estaba totalmente loca. Pero para que esto también pase, y pase lo más rápido posible y con el menor daño posible, es necesario alentar un proceso de renovación. Renovación de ideas, de repertorio de acción y también de figuras”. Y subraya: “Para entender lo nuevo hay que pensar todo de nuevo”.
“Sobre oferta de las áreas blandas del Estado”
En este sentido el autor asegura que La Libertad Avanza (LLA) se montó sobre: una crisis muy fuerte del Estado que en cuarenta años de democracia no logró dar repuesta a problemáticas muy profundas de la sociedad, una fuerte protesta por el presente y una ola mundial liberal de la que también forma parte. Aquí vale mencionar que si bien el escenario geopolítico global supone fuerzas y recursos financieros, ideológicos y comunicacionales que operaron como nutrientes de la formación de LLA, es importante no mimetizar el caso argentino respecto a otros fenómenos mundiales. Mejor, usar lo que sabemos de otros casos para pensar los propios. En Argentina, el crédito del Estado ya estaba bastante consumido, percibido como una burocracia lenta, que responde con letargo a la velocidad los capitales. “El Estado pedalea en la ciénaga”, afirma Semán.
Para sumarle nutrientes a este caldo de cultivo, el gobierno de Alberto Fernández, realizó una sobreoferta declarativa sobre lo que el investigador llama “las áreas blandas del Estado”, aquellas que no modifican las cuestiones estructurales de vida de la gran mayoría. “No había que detener ningún avance en ese sentido pero no había que ofrecerlas como contraparte de lo que no se estaba haciendo”. Intentar hacer equivaler estas reivindicaciones (legalización del aborto, reivindicaciones de minorías, cupo laboral trans, ley de cardiopatías congénitas) al problema de la inflación y del empobrecimiento generalizado de la población, sólo generó mayor malestar y acrecentó el sentimiento de un Estado desconectado del malestar de su pueblo. Esta acción política, desmoralizó al Estado y a sus agentes.
“Una pésima política de pandemia”
“En el contexto de crisis del Estado la pandemia es lo peor que nos pudo pasar. En un momento creímos –junto a otros investigadores- que significaría el retorno del Estado desde una vía sanitarista, pero sólo fue una percepción inicial”, reflexionó. A esta observación le faltó, descubriría, el otro lado del mundo.
¿Cómo habrá afectado en algunos argentinos estar excluidos de la categoría de trabajadores esenciales? ¿Su trabajo, su sustento, acaso no era esencial? ¿Qué efectos sobre la salud mental aún no dimensionados habrá tenido la extensión de los aislamientos? Ante el acontecimiento de la pandemia, ¿no pudo el Estado pensar una respuesta que vaya más allá de lo inmediato? ¿Perdió acaso la reflexión sobre un malestar que iba más allá de la salud? Son algunas de las preguntas arrojadas en la presentación, por el autor y también por los oyentes cuando se habilitó el micrófono para quienes habían ido a conversar con Semán.
La pandemia tuvo una estructura controversial que puso en crisis a un Estado que ya estaba en crisis hacía cuarenta años. Sobre esto, dos aspectos merecieron particularmente, la atención del investigador. Primero, la incontrastabilidad del hecho de que toda la política de confinamiento se hizo a costa del sector informal que se vio empobrecido y cuestionado por atentar contra la salud pública. Segundo, una observación que le puso un espejo aún más incómodo al progresismo. “Nosotros, que defendemos toda una política sobre los desaparecidos, que aún reclamamos sus cuerpos para despedirlos en paz, no hemos sido compasivos con los hermanos argentinos que perdieron a sus familiares y no los pudieron velar”. El vacunatorio vip y la foto de Olivos fueron la estocada final a una política de cuidado ya totalmente desacreditada.
Una tensión que desbordó lo generacional
Ante todo esto la tensión que nos presenta LLA quizás no sea sólo generacional, como se estuvo tentado muchas veces de decir, sino profundamente política. La erosión de la figura del Estado es también la pérdida de todos los lazos políticos que creímos firmes y que obrarían como barreras ante la avanzada de una derecha radical. El mundo tal como lo conocimos ya no existe y es necesario dejar de lado una normatividad nostálgica para poder crear nuevos consensos sobre cómo habitarlo.
El nuevo siglo advino con ciertas lógicas de consideración del trabajo de sí, de la llamada auto-optimizacion del yo, en las que pertenecer a una empresa y cumplir 48 horas semanales de trabajo, ya no es la mejor ni la única opción válida para todo un sector de jóvenes. Ante esto es urgente “dejar de tener una mirada paternalista sobre la economía informal” y, más aún, dejar de mirar normativamente el mundo del empleo juvenil. “No tenemos cómo interpelar porque no somos quiénes”, afirmó Semán.
La casa está tomada. Quizás convenga, como el protagonista del cuento, cerrar la puerta y tirar la llave por la alcantarilla para poder ir en busca de un nuevo lugar para vivir. Pero para hacer lo nuevo, será necesario hacerlo todo de nuevo.
"– Han tomado esta parte –dijo Irene.
– ¿Tuviste tiempo de traer alguna cosa? –le pregunté inútilmente.
– No, nada."
Julio Cortázar - Casa Tomada