Zapata: "No es común que una película rosarina esté en tantos festivales"
El director rosarino disfruta del premio en el Festival de Medellín a su película "Milagro de otoño". Una charla intimista con un hacedor, en el sentido literal de la palabra, con Patricia Dibert y Juan Cruz Revello en Sí 98.9.
El notable dramaturgo rosarino Néstor Zapata, que a sus ochenta años sigue dirigiendo con pasión tanto en teatro como en cine, acaba de recibir un premio en el Festival Internacional de Medellín, por su película “Milagro de otoño”. El film, protagonizado por Luis Machín, se debía estrenar en marzo de 2020, pero la pandemia se interpuso y desde entonces se viene proyectando en festivales, en los que está recibiendo muy buena crítica. Este miércoles, la 98.9 lo entrevistó en “Ponele que Sí”. Lo que sigue es la charla completa.
Patricia Dibert: Estamos en comunicación con Néstor Zapata, director y gestor cultural, que debe estar festejando el premio que acaba de obtener “Milagro de Otoño”, su última película, en Colombia, en el Festival de Medellín. Te contamos Néstor que estamos acá intentando que Juan Nemirovsky arme algo en la radio sobre la farándula rosarina. ¿Vos crees en la farándula rosarina?
-Sí. La farándula rosarina es maravillosa, aunque tal vez tenga que despertarse un poco más. Creo que los esfuerzos realizados, que son muchos, no tienen la contundencia que deberían tener. Esta situación que estamos viviendo es demasiado difícil y creo que tiene que haber una porfía aún más grande, para poder atraer de nuevo a la gente. Pero yo confío en que el público va a volver a las salas, porque si el teatro no murió en milenios, no tendría que hacerlo este año por la pandemia.
Dibert: ¿Pudiste ver teatro en streaming?
-Algunas cosas pude ver, fundamentalmente de los amigos. inclusive vi cosas de otros países. Me parece maravilloso, pero yo soy de los viejos. A mí el teatro me gusta cara a cara, cuerpo a cuerpo, corazón a corazón.
Dibert: Pero también tuviste que cuidarte….
-Sí. Y desde ese lugar tuve que hacer algunos trabajos en streaming, pero no me llena. Al teatro por streaming lo veo y no lo puedo negar, es una acción dramática puesta en imagen, puede haber grandes trabajos lumínicos y técnicos, de escenografía o de actores, pero si están pensados para transmitir por vía audiovisual, son más proyecto audiovisual que teatro. A mí me ha pasado en la vida que no hubo nunca una función que saliera igual que la otra. A “Malvinas” la hicimos mil veces y siempre fue distinta. Entonces pienso en el espectador, que es el que reconstruye la historia que vos le estás contando. Cuando vos actuás, el espectador te devuelve una sensación. Y vos no sos un muñeco arriba del escenario, hay una retroalimentación. Eso es irrepetible. Ahora, el streaming es otra cosa.
Nemirovsky: Tu teatro y tu cine siempre tuvieron mucha connotación social, con un vínculo con lo que está pasando en la realidad. ¿Te interesa hablar de la pandemia o te parece que como todo el mundo va a estar hablando de eso, mejor no hacerlo?
-Yo creo que todo el mundo va a hablar de eso. Me parece que cada uno de nosotros deberá hablar de aquello que sienta necesidad. Tu entorno, tu sociedad, tu mirada, el sentirte protagonista de la época que vivimos o ser testigo del dolor de la gente, la impotencia brutal que nos abarca. Pero creo que el artista tiene sus propios períodos, porque hay épocas en la vida en las que testimoniás con mucha vigencia lo que pasa a tu alrededor y hay otros momentos de más comunicación interior. Yo si te digo qué me pasaría a mí, por la edad creo que siento la necesidad de una reflexión profunda.
Revello: Lo raro es que se ha escrito mucho sobre pandemias y ahora estamos viviendo una y también estamos reflexionando al mismo tiempo.
-Sí. Hubo series, películas, obras. En este caso, creo que a la batalla la vamos a ganar, porque es la humanidad misma. Pero no está costando caro, hemos sentido la pérdida de grandes amigos.
Dibert: Esta película “Milagro de Otoño”, protagonizada por Luis Machín y Mario Alarcón, que cuenta con el trabajo del Nene Molina y Jorge Cánepa, recuerdo que se iba a presentar en una avant premiere el 20 de marzo del año pasado. ¡Qué puntería!
-Sí, es verdad. Estábamos por estrenarla en El Cairo, en principio para los amigos. Y teníamos previsto la semana siguiente lanzar copias en varias provincias. Pero cayó la pandemia y se cerraron todas las salas. Y Luis Machín cuando dice que no se pasó en todo este tiempo, porque la habíamos pensado para cine, no se equivoca. Nosotros pensamos un trabajo para la pantalla grande. Y no es más o menos que la televisión. Es distinto. Tenés un plano, una imagen, un movimiento y tenés el cine, que es un refugio maravilloso. En el que las luces empiezan a apagarse de a poquito, en el que compartimos con gente que no conocemos pero con la que de repente nos hermanamos en una misma emoción.
Dibert: En el cine hay suspiros, risas, llantos, hay una sensibilidad diferente…
-Claro, es otro fenómeno. Y por eso, yo digo que a la película la hice para ese lenguaje, el del cine.
Dibert: Vos la aguantaste para llevarla al cine y mientras tanto la estás proyectando en festivales. ¿Cómo sigue el camino de la película?
-Bueno, es lo más doloroso, ¿no? El no poder proyectarla. Y mientras tanto, esto del premio de Medellín fue algo inesperado, pero a la vez muy prestigioso, porque es un evento muy querido en América Latina. En verdad, no es común que una película rosarina esté en diez festivales internacionales.
Dibert: ¿De qué trata la película?
-Es una película simple, chiquita y directa, sobre un rollo de amor. La protagoniza un hombre que va de pueblo en pueblo con su viejo Citroen, un buscavida, que va haciendo espectáculos de magia, pero al que ya los años le fueron pasando. Y de pronto le pasa lo que le puede pasar a cualquiera. Le da un sopapo el amor, se enamora de una chica joven y cambia su vida. Y vuelve a ser un artista. Ella es medio un ángel y como todos los ángeles, un día se va. Entonces él comienza a buscarla.
Nemirovsky: Bueno, pero no nos cuentes el final (risas)... Me gustaría que nos cuentes cómo llevás los rodajes
-Con mucho esfuerzo. ”Milagro” se rodó casi toda de noche, con jornadas que empezaban tipo ocho de la noche hasta las seis de la mañana del otro día. En verano eso puede ser más divertido, pero en invierno se hizo difícil.