El Pabellón de las Rosas, también conocido como Casa de las Rosas. Era una especie de restaurante, chopería, salón de té, cine y hasta se realizaban funciones de baile y canto. Todo variaba según el horario en el que funcionaba. Ahora bien, ¿por qué se demolió y en su lugar hay un altar religioso?

Fue inaugurado a comienzos de la década de 1910, y paralelamente con la inauguración del Rosedal en 1915, se puso de moda encontrarse en El Rosedal o pasar por el Pabellón a tomar algo. En verano, por las noches, se daban ahí funciones de baile y canto en un escenario al aire libre. También, en la confitería "La Montañita" se instalaba una gran pantalla y se pasaba cine.

El “Pabellón de las Rosas”, ya para finales de la década de 1920, había perdido bastante prestigio y según comentaban por aquella época, no era “bien visto” frecuentar el lugar. Porque este espacio que se había proyectado para el regocijo de la burguesía de entonces, no se esperaba que fuera copado por “orilleros mal trazados y con costumbres bárbaras”. Términos expresados en los artículos periodísticos de esos años.

De la conocida confitería, que supo ser el centro de reunión de las más importantes personalidades de la época, se empezó a decir que “se había convertido en un espacio para el encuentro de amantes y de gente de mala vida”.

Así fue que sectores con poder de la iglesia ayudaron a su desaparición, alegando los motivos mencionados. Su solución a esos “problemas” era demoler el lugar. Y así fue. Para alrededor de 1940, el “Pabellón de las Rosas” fue demolido y pasó a ser sólo parte de recuerdos. Actualmente, en su lugar está emplazada la gruta de la Virgen de Lourdes.