Científicos hallaron células que podrían asegurar la vida eterna

Lograr que la vida de los humanos sea más larga es una de las obsesiones de muchos científicos, y ahora parece que ese objetivo está más cerca. Es que un grupo de biólogos ha logrado aislar una célula viva de un organismo que es capaz de regenerar su propio cuerpo, órganos, tejidos y sistemas para salvarse de la muerte.

El informe, publicado en la revista Cell, da a conocer que unos gusanos, llamados planarias, tienen la capacidad de regenerar trozos cortados de su cuerpo de una manera perfecta y funcional, captando la atención de los científicos.

Lo que causa este mecanismo evolutivo llamado “regeneración” son los neoblastos, células que se encuentran en ciertos organismos. Sin embargo, no todos los tipos de neoblastos eran considerados aptos para llevar a cabo esta técnica. Con el descubrimiento de ciertas células madre quedó claro que estas sí eran capaces de posibilitar la regeneración.

El equipo liderado por Alejandro Alvarado del Instituto de Investigación Médica Stowers, en Estados Unidos, seleccionó las células generadoras de la proteína piwi-1, marcador de las células madre. En medio de la investigación, descubrieron que estas mismas células se dividen también en dos clases, unas que producen gran cantidad de piwi-1, y otras que lo hacen en menor grado.

Se concluyó que la primera clase es la que produce los verdaderos neoblastos. Al estudiar unas 8.000 células, los científicos descartaron las candidatas cuyos genes mostraban una especialización ya formada, que iban a ser parte de la piel, músculos y demás. Las células que quedaron fueron las calificadas de Nb1 y Nb2.

Las células Nb2 generan la proteína TSPAN-1, una proteína antigua perteneciente a las tetraspaninas, que se encuentra en algunos animales, plantas y hongos. Aún hay muchas incertidumbres con respecto a su naturaleza y mecanismos de acción.

Para comprobar la correcta función de estas células, los científicos sometieron a algunas planarias a altas dosis de radiación que resultaban letales, para luego trasplantarles una célula Nb2, que terminaba por salvar la vida de los gusanos, regenerando sus tejidos y órganos.