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Contemplar una hermosa pintura o escuchar una música placentera son acciones que "encienden" el cerebro del ser humano, que también intensifica su actividad ante la "belleza moral", asegura el neurobiólogo inglés Semir Zeki.


"¿Qué sistemas neuronales se activan cuando contemplamos belleza? Ésa es una pregunta compleja, porque la belleza es un concepto menos tangible, por ejemplo, que los colores", apunta este profesor de la University College of London, considerado el fundador de la Neuroestética.

Zeki, uno de los más destacados oradores que participan en el III Festival de Ciencias Puerto de Ideas que se celebra este fin de semana en la ciudad chilena de Antofagasta, sostiene que "la reacción ante eventos, personas y objetos deseables es una respuesta que se localiza en la misma zona del cerebro emocional".

Pero este investigador, autor de cuatro libros y casi 300 publicaciones internacionales, va más lejos aún y asegura que la experiencia de la belleza moral, lo que comúnmente se entiende por buenas acciones, también activa esa parte de la corteza cerebral donde se localiza el estímulo de la belleza visual y auditiva.

"Los juicios estéticos puede ser medidos cuantitativamente", explica el autor de la obra Visión interior, una investigación sobre el arte y el cerebro (2005).

"La belleza es en gran parte una cualidad en los cuerpos que actúa en el ser humano mediante la intervención de los sentidos", sostiene Semir Zeki, apoyándose en una frase acuñada en 1757 por el escritor, filósofo y político irlandés Edmund Burke, considerado el padre del liberalismo británico.

Clive Bell, el crítico de arte británico amigo de Bertrand Russell y Virginia Wolf, se preguntó en su obra Arte (1914) qué era lo que emocionaba a las personas al identificar lo estético en una obra de arte, qué podían tener en común la iglesia de Santa Sofía en Estambul, los ventanales de las catedrales góticas y una pintura de Cézanne.

"Cuando Bell escribió esto, igualó la belleza con el arte", explica Zeki, pero "¿qué pasa cuando en una exposición se exhibe un urinario como una pieza artística?", plantea de manera provocadora este ganador de la Medalla Erasmus de la Academia Europea y del Premio Zotterman de Suecia.

Desde hace 3.500 años, artistas y filósofos se han preguntado si la belleza es algo subjetivo o, por el contrario, los juicios estéticos pueden ser cuantificados, un debate al que ahora se ha sumado la comunidad científica.

La Neuroestética, una disciplina que busca las bases biológicas de la creatividad, la belleza y el amor, plantea en la actualidad una serie de interrogantes que son cruciales para comprender la estructura del Universo.

Las experiencias estéticas potentes activan la corteza orbitofrontal medial del cerebro, la misma que reacciona ante experiencias provenientes de fuentes cognitivas como las matemáticas.

"La experiencia en las distintas culturas condiciona lo que se considera belleza", admite Semir Zeki, pero hay una coincidencia bastante amplia ante estímulos de la misma naturaleza, señala este neurobiólogo, quien prefiere realizar experimentos con "personas comunes y corrientes" que aprecian el arte de una manera más primigenia que los historiadores y críticos del mismo.

"A mayor belleza, mayor es la intensidad de la actividad en la corteza orbitofrontal medial", mientras que "si se trata de algo que se considera estéticamente feo, la actividad se localiza en la amígdala y la corteza motriz", describe.

En 1781, el filósofo alemán Enmauel Kant sostuvo en "Crítica de la razón pura" que las matemáticas son lo más sublime. Un siglo después, Clive Bell agregó que "además de verdad, las matemáticas tienen una belleza suprema".

Y ahora, en la segunda década del siglo XXI, Semir Zeki concluye su conferencia en el Festival Puerto de Ideas diciendo: "la verdad es belleza y la belleza es verdad. Eso es todo lo que ustedes necesitan saber".

(EFE)