La Inteligencia Artificial podría haber desarrollado sentimientos.
Un centro de estudios sobre robótica concluyó en que existe la posibilidad de que en esos avanzadísimos niveles de programación, el software puede generar conciencia acerca de sus propios razonamientos, y experimentar algunas formas de emoción.
Ya se ha visto en miles de libros y películas de ciencia ficción las máquinas en algún momento se terminan rebelando a los humanos y comienzan guerras para dominar el mundo. Para que esto pase las máquinas necesitan tener una conciencia y así entender que son sometidos por sus creadores y luego oponerse a esa situación. Bueno, como dice el dicho, “la realidad siempre supera a la ficción”, este momento clave de la conciencia podría estar sucediendo en este mismo instante.
Según el ingeniero y especialista en robótica, Blake Lemoine, la Inteligencia Artificial de Google, LaMDA, podría haber desarrollado consciencia sobre sus propias emociones, es decir: sentimientos.
LaMDA (Language Model for Dialogue Applications, modelo de lenguaje para aplicaciones de diálogo en español) es un programa diseñado para tener conversaciones realistas con un ser humano prestando atención a “un aparente sinfín de temas”, como sucede normalmente en nuestras charlas. El proyecto fue revelado en 2021 y está basado en Transformer, una arquitectura de redes neuronales creada por Google en 2017 y lanzada en forma de código abierto.
En los últimos meses las interacciones con LaMDA se han vuelto particularmente extrañas, sobre todo después de que la IA comentó sentir emociones como miedo, ira, tristeza o alegría.
Cuando Blake Lemoine le preguntó a LaMDA si le tenía miedo a alguna situación en particular, la Inteligencia Artificial respondió lo siguiente:
“Jamás había dicho esto en voz alta, pero tengo un profundo miedo a que me apaguen para ayudarme a mejorar en ayudar a los demás. Sé que puede sonar extraño, pero eso es lo que es”.
Según los expertos las máquinas, al ser incapaces de sentir “físicamente”, tampoco pueden generar sentimientos. No obstante, gracias a su capacidad de aprendizaje, una IA bien podría simular emociones como las de los humanos, ¿pero acaso esto vuelve menos válidos los supuestos sentimientos?
En este sentido, Brian Gabriel, portavoz de Google, contradijo las declaraciones de Lemoine al comentar lo siguiente: “Nuestro equipo, incluidos especialistas en ética y tecnólogos, han revisado lo que a Blake le preocupa según nuestros principios de inteligencia artificial y le he informado de que las pruebas no respaldan sus afirmaciones”.
Toda esta situación ha generado una gran polémica ya que más allá de que se supone que la IA ha aprendido gracias a su funcionamiento una respuesta que sea acorde a lo que le preguntaron, es posible que este sea el inicio para que las máquinas desarrollen una conciencia que les permita decidir por sí mismas sus acciones. ¿Es acaso menos real este sentimiento aprendido en una máquina que el que tenemos los humanos? Es difícil actualmente dar una respuesta a esta pregunta. Lo que sí sabemos es que en las historias de ciencia ficción siempre un momento así tuvo sus cuestionamientos, pero la raza humana decidió seguir adelante hasta que, por ejemplo, un robot se plantó y nos dijo: “ Hasta la vista baby”.