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El Galaxy Note 7 se convirtió en un verdadero dolor de cabeza de para la surcoreana Samsung. Los desperfectos del nuevo modelo, la prohibición de cada vez más aerolíneas de llevar el teléfono encendido a bordo y la advertencia desde distintos centros de consumidores de que el teléfono explota convirtieron al nuevo lanzamiento en una pesadilla para la empresa. 

En este contexto las acciones de la marca alcanzaron este lunes su nivel más bajo en casi cuatro años en la bolsa de Seúl, al bajar un 6,9 por ciento, después de que la empresa anunciara su plan de devolución a clientes del "phablet" Galaxy Note 7. 

La noticia llegó el mismo día en el que varias aerolíneas del Sudeste asiático se sumaron a la lista cada vez más larga de empresas que prohiben el uso de esos equipos en los vuelos, medida que también recomendaron la semana pasada los gobiernos de Estados Unidos y la India.

Analistas citados por la web de la agencia británica señalaron que la retirada de los Galaxy Note 7 podría tener un impacto duradero en la imagen de la compañía, que podría frenar su recuperación en la cuota de mercado de teléfonos de alta gama.

El sábado pasado, Samsung instó a los propietarios de su último modelo de "phablet" a que devuelvan lo antes posible los equipos, como parte de un plan de retiro de los aparatos defectuosos anunciado el 2 de septiembre.

Ese día la empresa surcoreana suspendió las ventas del Galaxy Note 7 - que ya había vendido 1,5 millones de unidades - y anunció que cambiará los equipos de quienes lo soliciten debido a la presencia de baterías defectuosas que llegaron a incendiar algunos terminales.

La compañía reconoció que al menos 35 equipos se prendieron fuego en todo el mundo y aseguró que "durante las próximas semanas" sustituirán los equipos defectuosos por otros nuevos a los usuarios que lo soliciten.