Fernando Cabrera, y la belleza de lo simple, hecha canción
Inquietante, sensible y austero, el cantautor uruguayo volvió a emocionar con viejas canciones y con las del nuevo álbum, Simple.
Por Romina Grosso (para Télam)
Fernando Cabrera, uno de los máximos referentes de la canción rioplatense contemporánea, se presentó este domingo a la noche en el Auditorio del Sodre de Montevideo, donde ofreció un conmovedor concierto -presencial y por streaming-, en el que hizo eje en su nuevo disco “Simple” y repasó clásicos de su largo recorrido.
Inquietante, sensible y austero, Cabrera volvió a emocionar al público de su país que lo ovacionó en la prestigiosa sala montevideana y a quienes lo pudieron seguir desde diferentes lugares del mundo, escoltado por Diego Cotelo, quien potenció desde arreglos sutiles -tocando guitarra o apoyando desde su teclado-, la belleza que emana la obra del cantautor que lleva 40 años de trayectoria.
Una puesta audiovisual sencilla y potente en la que predominó el blanco y negro (a cargo de Pablo Casacuberta y Pablo Dotta) fue el marco ideal para la presentación oficial del álbum “Simple”, cuyas canciones brillaron y aparecieron mezcladas y sin desentonar, junto a grandes temas de otros tiempos como “Puerta de los dos”, “Yo quería ser como vos”, “Los viajantes”, “Méritos y merecimientos” y “Viveza” (esta última en los bises).
Sentado con las piernas cruzadas, anteojos y atril, el músico invitó a la audiencia a sumirse en un viaje íntimo, plagado de historias, sentires, recuerdos e imágenes, siempre con la canción como protagonista y el corazón adelante.
A las a 21, tal como estaba previsto, Cabrera comenzó el concierto solo en el escenario con una seguidilla imbatible que incluyó “Críticas”, “Los viajantes” y “La garra de corazón” (los dos últimos forman parte de “El tiempo está después”, disco editado en 1989), preparando el terreno para estrenar “50 años de Horacio”, una bella canción en la que repite con fuerza “su nobleza en calma, siempre hermano, siempre amigo”.
Luego invitó al escenario al joven músico montevideano Diego Cotelo, líder de la banda Bolsa de nylon en la rama de un árbol, que lo acompañó desde la guitarra, la voz y en el teclado, gran parte del concierto que se duró casi una hora y media.
Juntos interpretaron otro clásico, “El liceo”, que dio paso a otros temas de “Simple” como “Cartas de Cristo” y “Creo que te amo”, que fiel a su estilo punzante, Cabrera cierra: “…y canté sin seguir el estilo de nadie, sin ti, sumido en ti”. También tocaron juntos el infaltable “Yo quería ser como vos”, ovacionado por el público.
Uno de los pasajes más bellos de la noche llegó de la mano de la ternura de “Mañana será otro día”, que Cabrera presentó en pocas palabras: “Campamento, 15 años, uno de la barra se enamora de su mejor amiga”.
Así comenzó una trilogía que siguió con “Estaba en otra vida”, a la que el cantor describió como la historia de un hombre muy despistado que cree en la reencarnación pero no recuerda si fue hombre o mujer; y “Era el agua de la libertad”, tema que abre “Simple”.
Sobre este singular álbum en su profunda, prolífica y esencial discografía, Cabrera dijo a Télam hace dos semanas que “en ‘Simple’ la motivación es la de siempre con los discos, mostrar lo que estoy haciendo, lo que está pasando musicalmente por mi cabeza y también mostrar esas historias que cuentan las letras. Pero de todos modos pienso que las haría aunque nadie las escuche, es una motivación o empuje inmanejable”.
Para el final, en el único momento en que se encendieron las luces de la sala y pudo apreciarse la platea raleada debido a los protocolos sanitarios por la pandemia, dejó los bises con “Puerta de los dos” y una sorprendente obra dedicada al bandoneonista y compositor Astor Piazzolla y titulada “La balada de Astor Piazzolla”.
“Este año se cumplen 100 años del nacimiento de Astor Piazzolla, él tuvo un accidente cerebral feo y estuvo postrado como dos años y le hice esta canción con la ilusa pretensión de que le sirviera de algo, reveló antes de interpretarla.
Ya como despedida, al menos de la versión online, el artista uruguayo, de 64 años, se despidió combinando su voz con una cajita de fósforos con la que marcó el ritmo de otro de sus hitos: “Viveza”.
La serie de presentaciones de “Simple” sumará mañana una segunda velada en el Sodre de la capital oriental, pero en este caso la función no tendrá visualización por streaming.