Iván De Pineda: entre la eterna curiosidad y el valor de las experiencias
Entrevista con el conductor de TV en la previa de otra temporada de Un pequeño gran viaje en 48 hs, por Telefé: "Volar con la mente en tiempo y espacio" es su prioridad, y aquí lo demuestra.
Por Victoria Ojam
(enviada especial para Télam)
Las más de dos décadas que Iván de Pineda lleva invertidas en recorrer el mundo parecen generar en él lo contrario a lo que podría suponerse: viajero por trabajo y por placer, la inquietud y las ansias de "volar con la mente en tiempo y espacio" del conductor siguen más intactas que nunca.
Así lo demuestra a través de sus conversaciones -siempre condimentadas con algún dato curioso o histórico ocasional- en el rodaje del cuarto ciclo de "Un pequeño gran viaje en 48 hs", que durante los últimos días encuentra al exmodelo en la pintoresca ciudad rionegrina de San Carlos de Bariloche. Allí Télam estuvo presente para conocer más de la temporada que debutará esta medianoche por Telefe, al término de "PH, Podemos Hablar".
Es que para esta nueva entrega, cuyo primer episodio propondrá una serie de actividades programadas para realizar en dos días en una Ushuaia invernal, el conglomerado WarnerMedia, responsable de emitir el programa en años anteriores a través del canal TNT, se alió con ViacomCBS para darle un espacio en la televisión de aire local.
A lo largo de doce capítulos, que además estarán disponibles en formato multipantalla todos los domingos y lunes en las señales TNT, TNT Series y TBS y en la plataforma de streaming Pluto TV, se invitará a las y los espectadores a conocer más sobre las actividades, las costumbres y los habitantes de otros destinos como Jujuy, Salta, Tucumán, Misiones, Corrientes, Santiago del Estero, Entre Ríos, San Juan, Mendoza y El Calafate.
"Me parece que el tiempo es una cuestión relativa, en mucho tiempo podemos hacer poco y en poco tiempo podemos hacer mucho. Yo creo que sí vale la pena armar un recorrido en poco tiempo y que se pueda aprovechar, con experiencias que no solo alegren el alma y hasta toquen alguna fibra personal, sino que siembren una semilla de inquietud", propone De Pineda en diálogo con esta agencia en un alto de las grabaciones.
La conversación tiene lugar en el icónico Hotel Llao Llao enclavado entre el Lago Perito Moreno y el Lago Nahuel Huapi, con las imponentes montañas andinas nevadas como telón de fondo: "Después de un viaje así -agrega el conductor-, volvés conociendo algunos aspectos más o menos rudimentarios, pero variados y con las ganas de volver, sabiendo que sumaste algo a tu vida. Quizás en ese momento no te diste cuenta, pero en algún momento en tu mente aparece la postal de ese lugar y una sensación de alegría hasta en el cuerpo que vale un montón".
Ya con un sello propio marca registrada al frente de ciclos de viaje en la pantalla chica, con una trayectoria muy apoyada en la investigación y con una enorme preparación personal, como lo demostró el éxito de "Resto del mundo" -con quince temporadas en la competidora señal de eltrece-, el conductor también admite que su contrato con el público se basa en "tener una mirada muy sincera y muy auténtica" en relación a las situaciones con las que se encuentra.
"Soy muy agradecido por la oportunidad que tengo de estar conociendo y aprendiendo constantemente de tantos y diversos lugares, sus idiosincrasias, sus culturas, tradiciones, economías, su gente, su sentir", añade sobre su manera de encarar la labor, como comunicador y trotamundos experto a la vez.
En ese sentido, considera que "es muy importante tener una mentalidad abierta, ante todo ser muy respetuoso, e intentar establecer relaciones e interacciones que, aunque parezcan efímeras, sean muy francas en el ida y vuelta" con las personas que hacen las veces de guías en cada destino.
"También creo que es clave la impronta que tenemos a la hora de presentar los lugares que visitamos en términos de imagen, cómo tratamos cada una de las postales que queremos crear, cómo establecemos los vínculos y cómo nos involucramos con las cosas que estamos viviendo. Me parece que es desde ese punto donde empezamos a construir" cada propuesta, comenta.
Cálido y evidentemente apasionado por lo que hace pero de perfil bajo, De Pineda se permite momentos de distensión entre toma y toma, como tentar con galletitas a las gaviotas que sobrevuelan un catamarán en dirección a la Isla Victoria o maravillarse con una secuoya monumental y antiquísima, entre las pautadas charlas con lugareños y especialistas y las caminatas por los distintos escenarios que conforman el territorio argentino.
"Me siento orgulloso de todo esto, y espero poder compartir las maravillosas historias que tenemos en el país, los paisajes, los lugares únicos que solamente están en esta geografía a lo largo de todas sus latitudes, y que me parecen realmente increíbles. Las antípodas son espectaculares y alucinantes, visitémoslas, pero viajar a través de Argentina puede deparar muchas sorpresas", asegura.
En medio de un panorama complejo producto de la pandemia de Covid-19 que compromete al turismo regional e internacional desde marzo del año pasado, este cuarto ciclo -que en ese marco y por primera vez cuenta con el apoyo del Ministerio de Turismo de la Nación- también está atravesado por la imposición ineludible de los protocolos sanitarios correspondientes, que aún así no impiden "tener buenas experiencias y compartirlas" tanto con la producción como con el público.
En las filmaciones, la atención por los cuidados frente al virus es alta y cumple en este caso una segunda y bienvenida función: el uso constante de tapabocas por parte de todos los integrantes del equipo y el grupo de acompañantes resguarda frente a la helada llovizna que cae con fuerza en la cubierta de la embarcación.
"Hay un compromiso muy grande con lo que hacemos -se enorgullece-, eso es una buena parte del vínculo que se forma con el público, y el propósito es que cualquier persona pueda verlo y disfrutarlo donde sea y con quien sea, más allá de las segmentaciones. Mi búsqueda es mostrar algo que se pueda apreciar y despierte inquietudes, aunque esté lejos de lo que uno piense o crea".
Por eso, De Pineda considera que "la belleza siempre está en el ojo de quien mira": "Me parece fundamental que los espectadores realicen también su propio trabajo y puedan interpretar y vivir ese viaje con nosotros, y que les genere ganas de ahondar más sobre lo que vieron", subraya.
"Sigo aprendiendo y creciendo, me desarrollo, incorporo un montón de experiencias, pero es difícil dar en el clavo con las palabras para describir algo que llevo tan dentro", confiesa sobre su forma de vivir en la actualidad el universo de los viajes.
Y en ese sentido, concluye: "Durante mucho tiempo no lo compartía de esta manera, y ahora sí tengo la oportunidad. Lo siento como una responsabilidad, y me resulta muy satisfactorio poder hacerlo de esta manera, disfrutando de algo que vivo totalmente a flor de piel".