Mariano Martínez, su deseo de quedarse en el cine y alejarse de la televisióon
Mariano Martínez es uno de los actores más exitosos de la televisión nacional y es difícil imaginarse una tira de Polka sin su cara, aunque, agradecido al medio, apunta ahora a su carrera en el cine con el estreno de "Yo, Traidor", de Rodrigo Fernández Engler, este jueves en salas del país.
"Es un poco la decisión (la de dejar la tele por cine), pero es difícil en una situación como la que está Argentina. Decirle que 'no' a algo es muy complejo", dijo en una entrevista el intérprete que para 2022 planea el estreno del largometraje "Humo bajo el agua", de Julio Midú.
Sin embargo, aclaró: "Ojalá que pueda seguir llevándola por este lado. Es mi sueño porque me encanta hacer cine, lo disfruto, amo hacerlo y ojalá que tenga una recepción para poder seguir. Hoy está difícil, sé que el teatro vino con todo y la gente va, pero el cine está más complejo me parece".
En "Yo, traidor", Martínez interpreta a Máximo, un joven y ambicioso abogado que mezcla el beneficio propio con el familiar. A partir de la venta de la empresa que maneja junto a su padre y hermano, arma un negocio que a priori es beneficioso para todos, aunque la mejor tajada es para él mismo.
Pero a medida que se adentra en la interna política del pueblo de pescadores en el que se instala, su situación se empieza a complicar y ve cómo tambalean sus propios principios y los límites de sus valores comienzan a correrse.
"Habla un poco de la historia de todos nosotros porque todos tenemos de qué arrepentirnos en la vida o cosas que hicimos en algún momento y todos tenemos que pedirle perdón a alguien o tuvimos que perdonar a alguien", comentó.
Alejado del papel del galán o del gracioso por el que se lo conoce en la televisión, Martínez retoma la encarnaciones de personajes con mayor profundidad y cercanos al drama, como en "Solo por hoy", de Ariel Rotter (2001), y "No sabe, no contesta", de Fernando Musa (2002).
"La versión libre esta que hicieron de `El Hijo Pródigo´ me encantaba cuando leí el guion, porque deja un mensaje de perdón y el arrepentimiento que es tan importante, tanto como el amor. A nivel actoral, Máximo está casi la hora y media en pantalla y eso era un desafío. Algo así, para un actor, es un regalo", sostuvo, quien preparó sus primeros acercamientos al personaje con la ayuda de Betiana Blum.
- ¿Cómo te llega el proyecto?
- MM: Yo estaba haciendo "Mentiras Inteligentes", que producía y actuaba en el teatro. Ya estaba en la parte de gira y me habían ofrecido hacer el "Bailando" de ese año, pero lo rechacé porque no era el camino que quería. Finalmente un mes y medio después me llama un amigo que me dijo que había un director que me quería pasar un guion de cine, me lo pasan y ese día yo me iba para Paraguay en la gira del teatro. Lo leo en el vuelo, bajo, lo llamo y le digo que me había encantado. Yo no tengo representante, así que después hablamos los detalles y zarpó el barco.
- Estuviste 5 meses filmando en el exterior.
- MM: Hacía mucho que no rodaba todo en entorno natural y en tantos lugares diferentes, porque estuvimos una semana en Córdoba simulando que era el Sur, después en el Sur propiamente en Playa Unión, que me pareció hermosísimo como zona turística; después en Oklahoma, Estados Unidos, porque es una coproducción con ellos y estuvo bárbaro porque esto de viajar a un lugar que nunca se te ocurriría estuvo buenísima.
- Mucho exterior, con los problemas que ello conlleva.
- MM: Tuvimos mucha suerte con el clima, a un nivel que parecía que Dios estaba diagramando cada día, porque nos pasaron cosas insólitas. Por ejemplo, el día de la filmación del muelle, no estaba pactado que estuvieran todos los pescadores, pero justo esa tarde volvieron más temprano, así que lo tuvimos a puro funcionamiento. De esas miles: tenía que llover y llovía, tenía que estar nublado y estaba nublado.
- En cuanto al personaje, pendula entre el amor a la familia y sus ambiciones desmedidas.
- MM: Esa es la contradicción, digamos. Porque el padre fue un buen padre, siempre estuvo presente y le hizo sentir que no tuvo nada que ver con la situación familiar. Desde su mirada, no quería traicionar a nadie; él sabe que era un negocio para todo el mundo y que cada uno se liberaba de donde no quería estar. Se fue mintiendo a sí mismo como nos pasa a muchos cuando queremos justificar algunas acciones y todo radica en el dolor que uno puede llevar adentro y que no se hace cargo. Uno no se perdona o no es sincero y todo eso convivía en Máximo, hasta que la vida le puso un freno y tuvo esa segunda oportunidad, ese perdón.
- ¿Por qué decidiste volver al cine después de 10 años?
- MM: Fue todo un trabajo de mucho miedo en un momento, de esto que a veces tenés que llevar adelante ciertas cosas que no tienen nada que ver con las decisiones que uno toma, pero todo tiene que ver con todo.
- ¿Te planteas dejar la tele para dedicarte al cine?
- MM: No me lo planteo a largo plazo. Hoy es más difícil que nunca. No recuerdo una situación tan compleja como país y economía, al menos de haberla vivido como adulto. Entonces, decir eso es muy complejo.
- ¿Qué te ayudó de tu extensa experiencia en tele para regresar al cine?
- MM: Es que más allá del resultado artístico, la pasamos muy bien. Todos tenemos que ver con eso y entre todos esos estoy yo en ese grupo de 100 que éramos para que eso suceda. Todos queríamos que eso suceda, pero para que eso suceda todos tenemos que hacer lo que tenemos que hacer y eso se charla o se va manifestando con un gestito. Hicimos un plano y estuvo buenísimo ese plano porque realmente es así, yo realmente lo vivo así y eso se fue contagiando y eso hizo que pasáramos días espectaculares más allá de hacer una película. Eso me parece importante en cualquier ámbito de trabajo, que todos la pasen bien con lo que están haciendo. Pero bueno, depende de todos: acá se dio.