Darín: "Vivimos una época asquerosamente individualista"
En las últimas dos décadas Ricardo Darín se ha convertido en una de las figuras más importantes del cine argentino con trascendencia internacional y ahora le toca recortarse en La odisea de los giles, el relato La noche de la usina de Eduardo Sacheri en versión de Sebastián Borensztein, acerca de una especie de Armada Brancaleone de un pueblo rural en diciembre de 2001.
La historia muestra a Perlassi, dueño de un parador, y a los personajes de Verónica Linás, Luis Brandoni, Carlos Belloso, Daniel Aráoz, Marco Antonio Caponi, el colombiano Andrés Parra, y también el de su hijo Ricardo Mario "Chino" Darín como su hijo en la ficción, que además, comparte con él la coproducción.
—¿Cómo definirías a este hombre común y honesto que termina buscando revancha?
—Creo que mi personaje es otro caso de un hombre común puesto en una situación extraordinaria, pero en este caso no está solo sino que forma parte de un grupo de personas que fueron motivadas por él y su esposa para llevar adelante un proyecto comunitario para reportar un pueblo que está pasando por un momento bastante oscuro y creo que eso le agrega un toque de responsabilidad frente a todo esto.
—Tanto tu personaje como el resto quieren recuperar lo suyo muy precariamente...
—Eso se ve muy bien en él cuando tiene que explicar a los demás que se vio forzado a tomar una decisión en un momento muy crucial que le genera un sinfín de conflictos que va superando hasta que llega el mas importante para el que no está preparado, y le genera depresión de la que solo puede salir ayudado por su hijo y amigos .
—¿Cómo trabajaste el personaje?
—En la novela era un poco más "iluminado", sin tener instrucción o formación académica, un tipo que huele el aire y sabe cuándo va a llover, tiene dones. Simplificamos eso, no queríamos que uno tuviese demasiada diferencia con el resto. Pusimos énfasis en que se trataba de un grupo de personas, lo que le da fuerza a la historia. El rol del líder y guía está repartido entre el de Luis y el mío.
—Tu personaje es el que antepone una duda a resolver antes de tomar una decisión...
—Perlassi es el que siempre dice "tengo que pensar", como si se fuera al rincón. En este sentido todos los roles están bastante repartidos y tienen injerencia en el desarrollo de los acontecimientos.
—¿Una especie de "La armada Brancaleone" a la argentina?
—Un grupo de personas que no está entrenado para lo que piensan hacer, produce cierta ternura. Ver los paupérrimos elementos que tienen para cumplir su misión habla de su inocencia.
—El guión no necesita recurrir a gags...
—Los hemos eludido, salvo en un par de momentos donde están demasiado como a pedir de boca. Otra cosa que me gustó de la novela son los diálogos entre los personajes, y hasta el más chiquitito de ellos tiene su desarrollo. En ese lugar hubo un cambio ya que en la novela Perlassi nunca revela su plan y sin embargo lo siguen. Todos le tienen confianza porque es auténtico, real, sin dobleces ni agachadas.
—La película tiene tono esperanzado pero la realidad no parece tan alentadora como en la ficción?
—Te tengo que contar algo de cuando leímos esta historia y después cuando nos pusimos a hacerla. Cuando nos descubrimos en el rodaje con el mismo espíritu que tienen los personajes dijimos que estábamos intoxicado de ese espíritu rebelde, y que si esto fuese trasladable al público, aunque no sé si tiene un correlato con la realidad, lo romántico de pensar en el otro en forma conjunta, yo me sentiría pleno.
—¿Hay un mensaje?
—No sé adónde va pero si eso que dije ocurre me sentiría pleno. Vivimos en una época asquerosamente individualista, en no pensar en el otro. Si acaso alguien de la platea sale con el corazón un poco inflamado, que hay que pensar más en lo demás y juntarse con los amigos y tener proyectos en común, me sentiría pleno.
—¿Cómo sigue tu vida?
—No lo sé. Tengo la cabeza tan puesta en esta película que realmente no lo sé. creo que es una película emocional y espero que le llegue a la gente de la mejor manera posible. Esto es lo más importante que hice mi vida. No necesariamente lo mejor pero si lo más importante.