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Renzo Olivo acaba de dar un batacazo en Roland Garros al derrotar al francés y 12° favorito Jo-Wilfred Tsonga. Su nombre comenzó a dar vueltas en el torneo y en los medios del mundo ya que eliminar a un jugador de trayectoria como Tsonga y, encima en su casa, no es cosa de todos los torneos. Pero, ¿quién es el joven que por estos días sonará fuerte en el mundo del deporte?

Renzo nació en el seno de una familia vinculada al tenis. Su padre Antonio es el propietario de un club que tiene varias canchas de polvo de ladrillo en el macro-centro rosarino y ha sido una de las personas más importante e influyente en su vida como tenista.

Para Renzo su papá fue un referente para su juego, también en quién se ha apoyado para tomar las grandes decisiones, además de haber sido su coach y conductor en los momentos claves de su carrera. “Tengo la raqueta en la mano desde que nací, mi papá tiene hace más de 25 años un club de tenis, recuerdo que yo le daba todo el día al frontón y que él era mi ídolo. Lo miraba jugar todo el tiempo, tenía mucha muñeca, a mí me gustaba su estilo, era mañoso. De él veo reflejado en mí los drops, su mejor tiro y ahora el mío”.

En la actualidad, el tenista rosarino se presenta como una de las grandes proyecciones nacionales, tiene 23 años, su mejor posición la alcanzó el 8 de febrero de este año cuando ocupó el puesto 151 del ranking de la ATP. En su haber cuenta con cinco títulos de Futures, en 2013 se dedicó a jugar challenger y desde 2014 disputa los ingresos a los torneos de circuito mayor.

El salto de calidad lo dio esta temporada en el Australian Open, después de superar la qualy, ingresó al cuadro principal eliminando en primera rueda al checo, Jiri Vesely, número 50 del escalafón mundial, para caer en segunda ante su compatriota Federico Delbonis.

A la semana siguiente, alcanzó los cuartos de final en Ecuador, dejando en el camino al ex top ten, Fernando Verdasco. Los méritos del rosarino tuvieron su recompensa con una invitación especial de la organización para el Argentina Open, donde también llegó a la segunda vuelta tras caer ante el español David Ferrer.

Y como si fuera poco, dejó demostrada su excelente performance 2016, con la convocatoria al equipo de la Copa Davis que terminó coronándose.

Vous parlez français

El nivel de tenis de Olivo, estilo de juego y perseverancia fueron el pasaporte directo al país galo donde desarrolló gran parte de su carrera como junior. Olivo se encontraba entre los mejores de la Argentina en menores y disputó la Nike Juniors Tours en Buenos Aires, donde se quedó con el título en la categoría de sub12. La victoria le dio la posibilidad de jugar la siguiente etapa en Francia. “Allá me fue muy bien, alcancé semifinales y durante el torneo me estuvo mirando un manager de la academia de Patrick Mouratoglou, una de las importantes del mundo y me invitó a que vaya a probarme con ellos, pero yo debía regresar a mi país”.

La Prueba, los nervios y la garra

Así fue que al poco tiempo los caza-talentos franceses vinieron a la Argentina a probar algunos chicos. La cita fue en Buenos Aires y los nervios de Renzo le jugaron una mala pasada. “Me acuerdo que tuve que hacer un partido con Nicolás Pastor, quien por ese entonces era el número uno en la categoría más alta. Pierdo el primer set 6-0, yo estaba jugando muy mal, nervioso, me dije chau, acá no me contratan. El segundo lo gané 7-5 a pura garra, cero tenis, pero a ellos le gustó mi temperamento y me propusieron que al día siguiente me vaya con ellos”.

La inminencia del viaje a Europa sorprendió al rosarino, que optó por decirles que no, porque antes de tomar una decisión debía hablarlo con su padre. “Yo sabía que estaban interesados en mí y así fue que a las pocas semanas se volvieron a contactar, el pedido fue para que vaya por dos semanas a París y me fui con mi papá con todo pago. Después de ese periodo, me ofrecieron un contrato y me quedé allá por unos cuatro años, entre los 13 y los 17”.

De regreso a casa

En el primer mundo, con todo a su disposición y los gastos pagos, a los 17 años Renzo consideró que era el momento de regresar a sus pagos. Aunque sabía que el costo iba a ser alto, un volver a empezar, sin ranking a nivel nacional, confió únicamente en el nivel de su tenis y en los vínculos afectivos que lo unían a su familia que tanta falta le hacían. “La decisión que tuve que tomar en las dos primeras semanas que estuve en París de quedarme a vivir allá, sigue siendo hasta el día de hoy la más difícil que me toco tomar en mi vida. La de volver ya era una necesidad que tenía de un cambio, no sentía las mismas ganas que al principio y ya no estaba enfocado ciento por ciento”.

Apenas llegó, comenzó a jugar las clasificaciones de los torneos de menores de la gira Cosat. “Al principio perdí en octavos, luego en cuartos, así hasta ganar y empezar a sumar. A partir de allí empecé a representar al país en las competencias juniors a nivel internacional y me fui metiendo en algunos torneos profesionales, a los 17 ya tenía mis primeros puntos en el ranking de la ATP”.

Desde su regreso al país y su incursión en el profesionalismo, Olivo, lleva conquistado cinco coronas de Futures: uno en Bolivia, dos en Argentina y el resto en Perú y Chile y a partir de 2013 fue su apuesta a los challenger y la clasificación de los torneos del circuito mayor.