"Relatos salvajes": memes, ira y el desafío de contar nuevas historias
Individualismo e indignación se ve en las escenas de Relatos Salvajes. Con motivo de su aniversario y reestreno qué reflexiones caben sobre la pregnancia de esta película en la cultura digital, sus desvíos y resignificaiones de sentido. RosarioPlus dialoga con distintos referentes para pensar qué pasó en estos años.
Relatos Salvajes volvió a la pantalla grande. A modo de celebración por su décimo aniversario el éxito de taquilla de Daminán Szifron se reestrenó el pasado jueves en los cines del país para reencontrarse con su público y conquistar algunos espectadores nuevos. La película que pasó a formar parte de la cultura popular argentina y cuyas escenas se sumaron a la discusión digital a modo de memes, recortes y diálogos readaptados, habilta, diez años después, una serie de preguntas: ¿Por qué lograron esas historias de ira pasar a formar parte del imaginario popular (al punto incluso de hacerse acto)? ¿Cuál fue el rol de las redes? ¿Cómo construir nuevos relatos en este contexto?
Estrenada originalmente en 2014, el filme de Damián Szifrón alcanzó la histórica cifra de 3.940.000 de espectadores en salas y fue nominada a los Oscar en 2015. Esta amplia popularidad habilitó numerosas referencias tanto en los medios tradicionales como en las redes sociales. En estos diez años cualquier conflicto de tránsito que escaló pasó a ser para la narrativa periodística a “una escena de Relatos salvajes”. En las redes, fragmentos del film se usaron para mostrar ira y agresiones estereotipadas. Basta buscar en Google “memes Relatos salvajes” para encontrarse con infinidad de imágenes.
En diálogo con RosarioPlus, Sandra Valdettaro, Dra. en Comunicación por la UNR, reparó sobre las profundas modificaciones en estos diez años en la cultura mediática en el país y en el mundo y cómo la película pudo acoplarse a estas transformaciones. "Hubo una creciente consolidación de redes sociales y plataformas, dando paso a un sistema híbrido entre broadcasting -transmisión de información de los medios tradicionales- y los lenguajes digitales. Esto conformó un sistema complejo de permanentes reenvíos, retomas y desvíos del sentido", explicó.
Recortes, memes, diálogos readaptados son parte de estos reenvíos y desvíos con que la película acompaño estas mutaciones. "La película tuvo diversas críticas. Entre ellas, las que apuntan a que se trata de un entramado de situaciones estereotipadas, de comportamientos y reacciones cuya tipicidad es llevada al extremo, demarcando así zonas complicadas de nuestra cultura: la desigualdad de clases, la violencia siempre a punto de emerger, la justicia por mano propia, la segregación, etc. Son esos estereotipos los que se retoman en forma de memes, reversionando los sentidos de la película en clave irónica, paródica y cínica, demostrando, de tal modo, la vigencia, y tal vez la profundización, de ciertas patologías sociales”.
La escena readaptada más viral fue aquella en que los pasajeros de un avión descubren que conocen a una persona en común, un hombre llamado Pasternak. No pasa demasiado tiempo hasta que descubren que todos a bordo han tenido un conflicto con esta persona: una exnovia que lo dejó, un crítico musical que arruinó su carrera como compositor con una reseña negativa y una exjefa que lo despidió de manera injusta, entre otros. Los pasajeros entienden que Pasternak es el piloto del avión y que los ha reunido deliberadamente para cobrar su venganza. El diálogo cúlimne de esta escena fue readaptado con originalidad y apego a distintos datos periodísticos para referirse a la figura y el carácter del presidente Javier Milei.
Durante el mes de febrero el creador digital Alejo Bertin Cardozo publicó un video que tituló “Mandato salvaje”. A sólo dos meses del ascenso del libertario a la presidencia de la nación ya había material suficiente para recrear las conversaciones contando distintos conflictos. Sus peleas con distintos economistas, el ataque a la cantante Lali Espósito por posicionarse contraria a sus ideas, el conflicto legal por el plagio que cometió en uno de sus libros, fueron insumo más que suficiente para recrear la escena. El video rápidamente se viralizó.
Del meme al acto. Este mes en la ciudad de Rosario, un ex empleado de la firma Air Liquide estrelló una avioneta contra lo que era, hasta semanas atrás, su lugar de trabajo. En el impacto murió sólo él que piloteaba la aeronave y pudo causar una tragedia de dimensiones inéditas en la ciudad, pero una columna impidió el impacto sobre los depósitos que contiene los tubos de oxígeno. De no ser así, hubiese generado un estallido con un radio de 62 metros y una zona mínima de evacuación de 900 metros a la redonda.
El hecho volvió a traer a la memoria las escenas de Relatos salvajes. La pregunta que se presenta entonces es si acaso la película fue un catalizador de emociones violentas o una premonición sobre lo que se venía. ¿Puede una película anticipar u actuar como profesía de un nuevo tiempo? Sobre este punto reflexionó el Dr. en Sociología e investigador del CONICET, Estaban Dipaola. Tirando del hilo, va hacia el inicio de estos reenvíos, la génesis desde la que nacen estos relatos salvajes: ¿Qué reacciones expone la película? ¿Qué dificultades?
"Creo que en Relatos salvajes se refleja más situaciones de ira que de violencia propiamente dichas. Esto no quiere decir que las escenas no se resuelvan por la violencia, pero lo que forma la narrativa es la ira. La violencia requiere de una simbolización en el grupo para su reconocimiento, pero la ira es individual, y en la película se aprecia bien eso: individuos que estallan ante lo que viven como algo injusto y más allá de las consecuencias sociales y morales. En tal sentido, Relatos salvajes más que presagiar un presente violento, observó algo incipiente ya en esos años y totalmente marcado y celebrado hoy: un individualismo de la indignación que no se representa al otro y cree que su valoración de las cosas es la única correcta". Sobre el creciente individualismo Esteban reflexiona en su libro Lo inmediato. Reflexiones para un mundo en urgencia, editado por Queja en 2022, en donde reúne una serie de ensayos escritos durante la pandemia.
Finalmente considera que "no se puede adjudicar a ninguna película, buena o mala, bien o mal narrada una capacidad de influencia en las motivaciones de las personas. Una narrativa de ficción como es Relatos salvaje, toma dimensiones de la discursividad social y ordena estéticamente una trama a partir de las posibilidades de lo decible, y en ese sentido se convierte en una parte más de las tramas narrativas de una sociedad, pero no las funda. De tal manera, la película hizo propio algo que ‘estaba como en el aire’, pero no anticipó nada distinto a lo que las sociedades viven en el presente, que es justamente una incapacidad de canalizar las violencias y los conflictos sociales, y derivarlos en actos de odio, indignación e ira de carácter individual".
No se trata de premoniciones. Según esta mirada, el cine tiene la capacidad de poner en escena las profundas elucubraciones de un inconsciente colectivo. Si es así, se requiere del cine a modo de clínica de lo social. Y en tiempos de crisis se debería incluso recetar cine del mismo modo en que se recetan vitaminas. Pero no es lo que está sucediendo. “Mirando para atrás, estamos en el peor momento en cuanto al fomento de la producción nacional. En estos diez años se produjeron un montón de películas nacionales, más o menos independientes, con o sin INCAA de por medio. Para quienes producimos desde en interior, con muchas más dificultades en esa representatividad, porque es muy asimétrico con respecto al acceso que podemos tener al instituto, pero más allá de las críticas, el fomento estuvo y el Instituto fue un posibilitado de todas estas películas”, explica Florencia Castagnani, realizadora audiovisual de la ciudad.
“Hoy está prácticamente detenido y estamos a la espera de nuevos programas que supuestamente van a salir. Pero el escenario es complejo”, suma. A nivel provincial las cosas no están mucho mejor. Desde hace un año se debate formalmente una iniciativa que busca regular e impulsar la industria audiovisual santafesina y crear un fondo desarrollo del cine con fomentos de créditos blandos, subsidios y concursos. “Estamos pidiendo por una ley de cine de Provincial que podría cambiar el paisaje en el que nos estamos. Trabajamos con toda la comunidad audiovisual para que esto sea así. para nosotros es trabajo, pero es también un bien cultural que ayuda a pensarnos y a mirarnos".
En busca de nuevos relatos, alejados de la ira, y más bien tramando desde lo común el sector audiovisual apuesta por crear nuevas historias. En un contexto en el que se pretende que se cuente poco y lo mismo, los realizadores trabajan para efectuar otras tramas que ya están en el imaginario colectivo.