Saladillo no quiere ser un cementerio de autos
Se los puede identificar desde Avenida Circunvalación y están en diversos estados: oxidados, chocados, incendiados, averiados, desvalijados. Si bien desde la Dirección de Tránsito afirman que “disminuyeron la cantidad” en los últimos años, los vecinos afirman que hace “mucho tiempo” que están allí.
El malestar que los vecinos de barrio Saladillo sacaron a la calle esta semana para protestar por la falta de energía eléctrica hizo aflorar otro estigma de la zona que en este caso queda en un segundo plano: la inusitada proliferación de autos abandonados en la vía pública, de una forma tal que no se da en ningún otro barrio de la periferia rosarina.
Rosarioplus.com tomó contacto con esta realidad a través del centenar de vecinos que esta semana protagonizó cortes de calles para reclamar por la normalización del servicio eléctrico, luego de diez días de apagones y suministro intermitente. Piquetes organizados justo cuando el gobierno nacional anunció su “protocolo de actuación en protestas sociales” y la ministra Patricia Bullrich avisaba que el que interrumpa la circulación deberá salir por las buenas, o será sacado por las malas.
En Saladillo tienen amenazas mucho más cercanas y palpables como para asustarse de la bravata de una ministra que se les representa lejana a su realidad.
Adentrarse en el barrio desde avenida Circunvalación es sorprenderse con la postal de autos quemados, chocados, a medio desguazar, vandalizados ya en su abandono. Sus dueños nunca aparecieron ni los reclamaron; hay tantos modelos antiguos y modernos como variados en sus colores y tamaños. Se los puede ver a lo largo y ancho de las distintas cuadras que van componiendo esta histórica y emblemática zona que parece olvidada entre matorrales crecidos, animales muertos, casillas destartaladas, mínimas luminarias y calles sin señalética.
Norma es una de las vecinas que cortaba la avenida por la falta de luz. Ella fue una de las que contó a este medio: “Todos los días se ven más autos que dejan abandonados”, dijo la mujer y soltó una hipótesis que la preocupa: “Quien sabe si no son vehículos que usan para robar y después se los sacan de encima ahí”.
“No solamente arruinan el barrio, sino que de noche nos da miedo que allí se escondan ladrones. Hay autos que hace muchísimo tiempo que están. Es como si ya fueran parte del paisaje natural de Saladillo”, agregó la vecina.
Finalmente, frente al estado de situación de su barrio, Norma destacó su decepción por el “nivel de olvido que hay en zona sur”, habida cuenta que denota que “en el centro y en zona norte –donde ella trabaja- se realizan muchas obras, mientras que acá nadie viene ni a levantar una bolsa de basura”, culminó.
Mientras la vecina contaba, varios niños se divertían entre las carrocerías oxidadas que ella señalaba.
Operación Remolque
Consultado al respecto, el director general de Tránsito, Gustavo Adda, informó: “Estamos al tanto de la situación y estamos trabajando con muchos operativos para lograr quitar de la vía pública todos los vehículos que se encuentren intimados y sin respuesta”.
En rigor, Adda señaló que “hace cinco años atrás había en Rosario 5 mil coches en estado de abandono (la gran mayoría, arrumbados en el corralón municipal) y que, actualmente, solo un 10% de ese total queda por ser removido, es decir que estamos hablando de alrededor de 400 vehículos”.
“En el barrio Saladillo estamos trabajando para que dentro de quince días comencemos con el operativo para remover con grúas de Tránsito los automóviles a cuyos dueños se los intimó y que, transcurridas 48 horas, no se obtuvo respuesta”, adelantó.
El funcionario aseveró que “son mínimos los vehículos abandonados que fueron utilizados o se utilizan para robar o con patentes denunciadas por distintos hechos delictivos”.
Cabe recordar, que en mayo de 2015 se lanzó la aplicación 147 (atención al ciudadano) para dispositivos móviles, mediante la cual se pueden realizar todo tipo de consultas y reclamos sobre por ejemplo: un auto estacionado que bloquee la salida y entrada a una cochera; al detectar un coche abandonado en la calle o un semáforo que no funciona; aportar información sobre situaciones incorrectas vinculadas al transporte público; entre otras.