Temor en Bariloche por una “invasión” de jabalíes
De a poco, casi sin hacer ruido, manadas de jabalíes comenzaron a avanzar sobre las áreas más pobladas de la ciudad de Bariloche, en la provincia de Río Negro. Aunque todavía no se observó a ningún chancho comprando chocolates en el Centro Cívico o bailando en By Pass, los vecinos de la localidad patagónica están en alerta por la posible llegada de los animales a la zona urbana.
En los últimos días hubo preocupación por avistamientos de hasta 30 ejemplares, algunos adultos y de gran tamaño, en el vertedero municipal, a unos 7 kilómetros del centro, y en el cerro Ventana, a unos 10 kilómetros del área comercial.
El miedo de los vecinos surge por algunos antecedentes negativos. En septiembre de 2018 habitantes del Barrio del Sol, cerca de la Terminal de colectivos de la ciudad, denunciaron que una manada había matado a un perro doméstico. En otra oportunidad, un jabalí llegó a morder la pierna de un turista santiagueño en un camping de la zona del lago Mascardi y en enero del 2011, una pareja de chanchos jabalíes ingresó al área de seguridad del aeropuerto a través de la rotura en un cerco perimetral.
El guardaparque Gastón Marchioli reconoció haber recibido gran cantidad de reclamos de pobladores de la zona por la presencia de estos animales.
“Estos bichos están llegando a los pueblos. Transitan por las calles, rompen los tachos de basura. Y no hay ninguna política de control”, señaló el hombre, en diálogo con el portal de noticias Río Negro.
“Un vecino del barrio Pilar dijo que hay rastros de jabalíes como pisadas y hozadas. Por lo tanto, están en la zona aunque la presencia de perros ayuda a ahuyentarlos un poco. Pero es un animal que no tiene control”, advirtió Marchioli.
La proximidad de los animales con los habitantes de Bariloche no sólo sería un problema ambiental sino de salud pública, por las enfermedades que el chancho puede transmitir.
Los jabalíes se reproducen en promedio cuatro veces por año y suelen tener ocho crías. El aumento demográfico de estos animales, sin una política de control sumado al asentamiento de familias en zonas periféricas, van generando un corrimiento de esta especie hacia los lugares más insólitos.
En febrero de este año Río Negro autorizó su caza deportiva con el propósito de hacer un esfuerzo por controlar su reproducción. A su vez el ministerio de Agroindustria de la provincia de Buenos Aires impulsó la caza en Carmen de Patagones, Mar Chiquita y Tapalqué.