Una mujer trans se convirtió en mamá y abuela adoptiva de dos adolescentes y dos niñas
Por Soledad González para Télam
La activista trans santiagueña, Luisa Paz, junto a su pareja se convirtieron en mamá, papá y, a la vez, abuelos adoptivos luego que la justicia les otorgará la guarda con fines de adopción de dos adolescentes, una de ellas madre de dos niñas, en lo que constituye en un "caso inédito", indicaron a Télam desde la filial santiagueña del Registro Único de Adopción (RUA).
Si bien la Justicia le otorgó a Luisa y a su pareja José la guarda con fines de adopción de ambas adolescentes, el trámite fue iniciado antes de que se desatara la pandemia, cuando ellas tenían 14 y 16 años, esta última, ya por entonces, era mamá de una beba y una niña de 2 años. Ambas adolescentes residían en el Hogar de Protección Adolescentes Mujeres Mama Antula.
El caso de Luisa es inédito por su excepcionalidad y podría convertirse además en precedente para que más personas travestis, transexuales y transgéneros, por sí mismas o como integrantes de vinculaciones igualitarias, se decidan a iniciar procesos de adopción.
De un registro nacional elaborado en base a datos proporcionados por la Dirección Nacional del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (Dnrua) surge que el 71,4% de los legajos refieren a postulantes que manifiestan integran parejas de personas heterosexuales; el 4,6%, integrantes de matrimonios igualitarios; y el 24% familias monoparentales.
Los ahora madres y padres adoptivos estaban inscriptos en el RUA y habían asistido a los talleres de sensibilización, por lo cual dieron cumplimento a todos los pasos que exige la ley de adopción.
El de Luisa y José "es un caso inédito porque reviste múltiples aristas", señaló a Télam la coordinadora del RUA de Santiago del Estero y presidenta del Consejo Consultivo Nacional de Adopción, Carolina Agüero.
En tanto, la adoptante indicó a esta agencia: "Nosotros (por la pareja que integra con José) llevamos 36 años de convivencia y dentro de nuestro proyecto de vida, desde hace 20 años, estaba el adoptar. Pero antes había muchas imposibilidades, las cuales han sido superadas gracias a la lucha y a un gobierno popular que entendió y lleva a cabo políticas públicas para esto, especialmente la reforma del Código Civil".
Consultada sobre cómo fue gestado el proceso de adopción, Luisa contó que había sido convocada por las autoridades del Hogar para brindar un ciclo de capacitaciones, en su rol de delegada provincial del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi). Fue en esa circunstancia que conoció, de manera general, la situación de las hermanas que allí residían, a partir de lo cual solicitó junto a su pareja que el RUA analizase la posibilidad de vinculación formal con ellas.
"Nos atravesaron sus historias de vida, en especial de una de ellas, debido a las situaciones de abuso, violencia y más que había sufrido desde pequeña", rememoró Luisa, quien en compañía de su pareja "nos dimos la oportunidad -agregó- de cambiar el rumbo que tenían y construir de una manera armoniosa su proyecto de vida".
Aceptada la propuesta por parte de los equipos técnicos de las instituciones vinculadas a la adopción, las dos adolescentes y las hijitas de una de ellas comenzaron a visitar y luego a convivir con Luisa y José.
En un principio, la pareja se propusoadoptar a Gilda, la mayor de ellas, pero luego se enteraron que tenía también en el Hogar a su hermana, Feliza, y fue así que, contó Luisa, "empezaron a estar con nosotros las dos para que no perdieran su nexo vincular".
"Hablamos con mi compañero José y decidimos no cortar el lazo entre hermanas. Feliza no iba a poder soportar alejarse de Gilda", reseñó Luisa.
El advenimiento de un nuevo marco familiar, señaló la mujer a Télam, contribuyó a que Feliza "mejorase su conducta, avanzara en el aprendizaje del lenguaje y regresara a la escuela".
"A medida que nos fuimos conociendo cambiamos la mirada que teníamos cuando decidimos adoptar, porque nos permitió comprender muchas cosas y conocer sus necesidades", remarcó Luisa. Y añadió que, "básicamente, lo que ellas requieren es amor, comprensión y protección, como toda adolescente o niña".
La casa de Luisa y José ahora es distinta a cuando vivían solos. El aire que se respira es otro, el ritmo de vida cambió, no sólo por las nuevas hijas, sino también por las dos nietas, una de las cuales ya va al jardín de infantes. Durante la pandemia, toda la familia participaba en las clases virtuales. "Todos nos ayudamos en la casa, como también en el estudio", señaló Luisa.
Luisa y José se emocionaron al hablar de sus hijas y sus nietas. Manifestaron a Télam que su alegría por estar, dijeron, "a un paso" de obtener la adopción plena de ambas adolescentes.
La emoción volvió a embargarlos al ver a sus nietas correr por la casa. Télam los observó compartir con ellas juegos y festejar sus ocurrencias.
"En este tiempo he aprendido y veo el inmenso estigma y discriminación que hay en relación a la adopción de adolescentes", dijo Luisa y añadió que muchas personas "hablan de querer adoptar, pero cuando se le plantea la posibilidad que sea una personita adolescente, cambia la situación".
"Hay un estigma muy grande en adoptar adolescentes, por lo que tenemos que aprender a deconstruir", reflexionó Luisa, para quien "hay que desterrar" ese tipo de preconceptos y -opinó- "pensar cómo hacerlos felices y darles amor".
Por su lparte, Agüero calificó como "inéditos" los casos de adopción que llevaron adelante Luisa y José porque "revisten múltiples aristas".
"En primer lugar -agregó-, se trata de la adopción de dos adolescentes, que es un hecho poco común incluso a nivel nacional, a la vez una de ellas es mamá de dos nenas y la otra adolescente tiene una discapacidad", comentó.
"También es inédito porque una de las integrantes de la pareja es una mujer trans, entonces todo este caso se encuentra atravesado por la diversidad en su concepto amplio", consideró.
Otra característica que lo hace único a este caso es que "se ha dado la adopción de una adolescente que cuando se dicta la guarda con fines de adopción ya había adquirido la mayoría de edad".
"En este caso nos hemos enfrentado al desafío de evaluar la diversidad, el rol paterno y materno frente a una adolescente mamá, de buscar que no se suplante ese rol materno de la adolescente por su madre y padre adoptivo, sino que poder empoderarla a la adolescente para que siga ejerciendo ese rol, lo cual se ha observado", indicó.