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El número uno de la lista de precandidatos a concejales del oficialismo, Horacio Ghirardi, quiere apuntalar desde el Palacio Vasallo la gestión del Ejecutivo municipal con una defensa política de gestión que Mónica Fein necesitó en los últimos cuatro años. Por eso afirma que hasta ahora, el parlamento chico ha sido “una hoguera de vanidades, con peleas chiquitas de egos que complicaron la gestión en lugar de ejercer un co gobierno y no un rol opositor y nada más”. Además, fustigó la táctica del Pro y a sus mascarones de proa como Ana Martínez y Miguel Del Sel. “Sus asesores les recomiendan que no hablen para no perder votos. O no tienen qué decir, o no quieren decirlo para no revelar qué harían si alguna vez tienen ocasión de gobernar. Sería bueno que en la próxima etapa de campaña acepten un debate. Se muestran como lo nuevo, pero al rascar un poco vemos que detrás está (los ex ministros de Carlos Reutemann) Juan Carlos Mercier o Fernando Bondesío, que representan las nefastas consecuencias que padecimos en los ’90”.

¿Por qué asumen que a Fein le faltaron operadores políticos en el Concejo?, preguntó Rosarioplus.com

-En varias elecciones hemos llevado listas muy plurales en la que la presencia del Partido Socialista se fue reduciendo. Hoy tenemos la paradoja de que tras haber ganado 10 elecciones, terminamos con un solo concejal socialista (Miguel Cappiello). Más allá de los buenos referentes del Frente como Eduardo Quinodoz, de la Juventud Radical, Leandro Lobrauco, ex Puma y de la ONG Botines Solidarios, Rodrigo Cerdá del GEN, Carina Banegas de Libres del Sur, quisimos conformar un bloque más orgánico y homogéneo, en sintonía con el Ejecutivo municipal que nos permita defender desde el Concejo un modelo y un proyecto político que venimos construyendo desde hace muchos años. No es concebible ser parte de un gobierno, y diferenciarse cuando llegan las elecciones.

Si lo decís por Miguel Zamarini, ¿qué rol debe cumplir un presidente del Concejo?

-Coordinar la función de co gobierno. Por supuesto, tiene tareas de contralor, pero en Rosario se transformó en un Concejo opositor a la intendenta, le dificultó su marcha, demoró el tratamiento de proyectos esenciales para la ciudad. Presupuesto nunca faltó, pero pasaron ocho años discutiendo si las cocheras subterráneas sí o no, el carril central de Alberdi – Rondeau, puntapié inicial del nuevo transporte, que Mónica mandó el mensaje hace dos años,  salió el financiamiento de la Nación por 40 millones de pesos y el Concejo está viendo si lo aprueba o no. Cada debate de ajuste de alguna tarifa lleva meses en un país que tiene una inflación galopante. Eso complica la gestión y queremos que el Concejo salga de esa pelea chiquita, de egos, esa hoguera de vanidades en la que compiten por presentó el proyecto.

 

Es probable que tengas a María Eugenia Schmuck en la lista final, quien hasta hace algunos meses votaba junto con Jorge Boasso.

-Más allá de las críticas que ella marcó, si estamos dentro del Frente Progresista espero que podamos retomar un camino en común y formar un bloque, con matices pero orgánico, para llevar adelante la tarea en comisiones y de gestión.

Zamarini también, ¿temés que siga el efecto Boasso?

-Son caminos políticos distintos y personalidades diferentes. Tengo la convicción que podremos dialogar y encontrar un camino común. Con Zamarini hemos caminado 25 años juntos de gestión y se ha diferenciado de la intendenta en los últimos meses, pero hay que recomponer las relaciones.

¿Cuáles son las cuentas pendientes de la gestión?

-Estamos muy enfocados en terminar las obras de cloacas, en estos 4 años 32 barrios cloacas, eso no se pone en valor pareciera y es una inversión muy importante. Avanzar con el pavimento definitivo, Tenemos el proyecto elaborado para 1.200 cuadras. Habrá recursos municipales, del Plan Abre, y de organismos financieros externos que están disponibles. Además, una prioridad es la violencia urbana. Apuntaremos a políticas de inclusión social y trabajos sobre barrios vulnerables, jóvenes que no estudian ni trabajan y son la presa fácil de las economías del delito. Pondremos hincapié en eso a través del Plan Abre. Es claro que la intendenta y el Concejo se han venido involucrando cada vez más en esto. A Mónica la critican por no involucrarse en seguridad y es todo lo contrario: ha sido la que más lo ha hecho tanto en gestiones ante la provincia como ante la Nación. Quizás por eso los vecinos le reclaman más a ella que a las otras instancias. E interactuar con la Justicia, que en la generación de seguridad tiene mucho por hacer evitando la impunidad.

¿Qué opinás del acuerdo de juicio abreviado que se firmó con la banda Los Monos?

-A priori, hubiera querido que se le diera la máxima condena, pero dentro de lo que la ley prevé y fue votado por la Legislatura en el Codigo Procesal, están siendo condenados, y que hayan asumido que son parte de una asociación ilícita permite profundizar acciones hacia un conjunto de personas involucradas que llegan a las 40. Y habilita que no haya chicanas jurídicas que hagan caer la causa como ya ha ocurrido en otros casos. También allana el camino para que la justicia federal actúe en las causas que le compete que es el narcotráfico. Desde la Nación se hostiga a la justicia y a la policía provincial pero poco hicieron por investigar el narcotráfico en la provincia.

¿Qué sentís cuando se marca la existencia de dos ciudades, la que disfruta el turismo y la que está fuera de bulevares?

-Eso lo usaron en campañas anteriores, pero ha sido tan fuerte en la obra pública barrial, más de 2000 millones de pesos de 2014 a 2015, que el discurso de las dos ciudades no apareció. Que la gestión no tiene obra barrial no lo han podido decir porque con recorrer los 35 barrios más vulnerables de la ciudad se dan cuenta que hay obra de cloacas, de apertura de calles, pavimento definitivo, puesta en valor de los barrios Fonavi, los 12 polideportivo municipales, centros de salud, centro de convivencia barrial, los programas para jóvenes. Más allá que es de sentido común que en todas las grandes ciudades del mundo hay un área central más consolidada, urbanizada, y periferias que se van incorporando a esa ciudad consolidada. Sucede en Londres, en Amsterdam, Rosario no queda al margen de eso. Pero hay un esfuerzo de la gestión en generar nuevas centralidades. Hoy la Estación Rosario Sur es ejemplo de ello, los CMD en el pasado fueron intervenciones para jerarquizar los barrios, La Granja de la Infancia también responde a ello, la reconversión del Batallón 121 y lo que transformará la zona.

¿Rescatarías que Rosario es la mejor ciudad para vivir?

-Sí, seguro. Rosario todavía tiene una escala humana y donde podemos acceder a espacios verdes de jerarquía, abiertos, tenemos una relación espacio verde por habitante mejores de América Latina, una oferta cultural única para el interior. Es una ciudad emprendedora, que no es capital de provincia y eso resta andamiaje de empleo público y eso quizás la hace más vulnerable a las crisis económicas pero que le da desarrollo propio. Es innovadora, solidaria, con lugares donde sabemos dónde encontrarnos con amigos. Más allá del problema de la violencia urbana, el delito y narcotráfico que avanzó en Argentina, del cual no nos corremos pero que ninguna ciudad está exenta de eso como pretendieron hacernos creer que sólo ocurre acá.

Si resultás electo ¿vas a cumplir el mandato o te vas a ir, como pasó antes?

-Por supuesto cumpliré todo el mandato en el Concejo. De todos modos yo formo parte de un proyecto político que en su momento definió que tenía que cumplir un nuevo rol, que pasé a ser secretario de Gobierno acompañando a Miguel Lifschitz en su segunda gestión. Tiene que ver con momentos, coyunturas. Es seguir cumpliendo el mandato popular pero desde otro lugar.