El presidente de la nación Mauricio Macri, en línea con lo planteado por el econofrancotirador José Luis Espert, señaló que el Estado está sobredimensionado y que hay una población asalariada estatal excedente de 1.500.000 personas. No se sabe bien a qué Estado se refiere porque el que está bajo su exclusiva órbita, es decir el nacional, sobre el único que tiene injerencia jurisdiccional, el número total de empleados que conforman la administración central, los organismos descentralizados y las empresas del Estado nacional, sumaban 571.547 personas al 30-jun-2015, tal como se detalla en el cuadro anexo.

 

La primera certeza es que el gobierno nacional no podría hacer un recorte de 1,5 millones de puestos de trabajo porque se trata de tres veces el plantel total que tenía el Estado nacional y por ahora el empleo en negativo no ha sido inventado. Entonces no estaría hablando sólo de la nación sino de las jurisdicciones sub nacionales. El total del empleo público -computando además de la nación, a las provincias y municipios- llega a algo más de 4 millones de personas a junio de 2015.

Es probable que el asesor y vocero para gubernamental Espert considere que el gobierno nacional debiera imponer a las provincias, municipios y comunas un plan de achicamiento brutal de la magnitud considerada sobrante. Esta sería -siempre en opinión del estaticida-  del orden del 37%. O si se prefiere: por cada 100 estatales debieran quedar 63, tanto en el estado nacional como en provincias, municipios y comunas. No sólo se trata del avance sobre las autonomías provinciales en un país que se reivindica como federal, sino también de la clausura de prestaciones de servicio estatales que quedarían desmanteladas con semejante recorte.

El problema no es sólo que se trata de un disparate impracticable, sino que sea tomado como bandera por quien tiene la responsabilidad de conducir el gobierno nacional hasta el 10 de diciembre de 2019.