La industria santafesina se bancó la pandemia y se prepara para 2021
ovidPara la industria de la región, el año cierra con un balance dispar. En términos generales, los niveles de actividad terminarán empatando con los de 2019, que había sido un mal año. Si se piensa que la expectativa al iniciar 2020 era de iniciar la recuperación tras el período de fuerte retracción que había significado para el sector la gestión de Cambiemos, debería haber preocupación. No obstante, la pandemia modificó las agendas del sector fabril. Y en la Argentina los meses de parate no fueron todo lo malos que podrían haber sido, por la asistencia estatal. Además, a varios nichos productivos les fue bien, pese al contexto Covid. Estos serían los lineamientos centrales de un balance que hizo Mariano Ferrazini, presidente de la Unión Industrial Región Rosario, en diálogo con Rosarioplus.com.
“Es bastante difícil hacer un balance, porque el año se desvirtuó con la pandemia, tanto para la industria como para el resto de las actividades económicas. Pero si intentamos una cronología, diría que habíamos arrancado con el reperfilamiento que se había dado en octubre del año pasado y el inminente default, que debía resolver la gestión de Alberto Fernández cuando asumió. Se hizo primero con los tenedores privados y se siguió negociando con el FMI. Pero ese escenario cambió por completo el 20 de marzo”, señaló Ferrazini, que además es dirigente de FISFE, la gremial fabril de la provincia.
El empresario rosarino, que tiene una moderna planta de producción de pintura en la localidad de Pérez, recordó que hasta mayo estuvieron cerrados casi todos los establecimientos, salvo los esenciales. Este escenario fue inédito y marcó una caída histórica, por dos meses. En ese contexto, algunos pudieron elaborar productos vinculados a la atención Covid, como barbijos, respiradores, camas, colchones y otros insumos que sirvieron para los hospitales. En algunos casos, como el de la rosarina Sonder, que con apoyo de la Municipalidad pudo adaptar procesos para elaborar productos nuevos, sin haber estado antes vinculados al tema sanitario. La firma Liliana, en Granadero Baigorria, también supo adaptarse y lanzó una máscara de protección para el coronavirus. Ya sobre el cierre del año, anunció la ampliación de su planta e incorporación de más personal para sustituir importaciones, recibiendo inclusive al ministro Kulfas, al gobernador Perotti y al evento anual de la Unión Industrial Argentina.
Lo que funcionó sin pausas fue la producción de alimentos y también fue un buen año para la maquinaria agrícola. En este punto, sirve una anécdota contada por Guillermo Moretti, histórico referente de FISFE y la Unión Industrial Argentina. “En una de las reuniones con Kulfas, cuando estaba casi todo parado, conseguimos la habilitación para las fábricas madereras de Esperanza y del norte de la provincia, que hacían los pallets con los que se traslada la producción. Sin eso, era imposible la logística. Otra vez, cuando contamos a las autoridades que los obreros de Firmat o de Las Parejas van en bicicleta a trabajar y no en colectivo, permitimos que se agilice el permiso para reabrir”. Eso era cuando en Buenos Aires se daban la mayoría de los contagios y se buscaba restringir las aglomeraciones en el transporte público, en pleno invierno.
La consigna “Quedate en casa” significó, para la industria, otro balance con claroscuros. Por un lado, lo vinculado al hogar arrojó buenos resultados, porque quienes no perdieron ingresos en 2020 hicieron en muchos casos renovación de muebles o arreglos domésticos. Pero a la vez, en el sector de indumentaria, con menos salidas afuera tuvo una esperable retracción. El calzado de seguridad, no obstante, se vendió bien y hubo casos como el de la firma Funcional, con planta en el Parque Industrial de Pérez, que inclusive logró lanzar una línea con tecnología BASF, que se exporta a varios países.
Siguiendo el repaso, para la elaboración de biodiesel el balance fue negativo y hubo insistentes reclamos. En ese contexto, se debió hacer aún más intensa la actividad gremial empresaria. Ferrazini destacó que “tanto ante el Ministerio de la Producción de la Nación, con Matías Kulfas al frente, como aquí en la provincia Claudio Mossuz que está en la Secretaría de Industria, pudimos trabajar muy bien en el diseño de los primeros protocolos, para la reapertura de las fábricas. Lo que se hizo en Santa Fe se tomó como modelo en el resto del país, para la prevención de los contagios”.
A nivel mundial, cabe recordar, la industria tuvo fuertes picos de contagios masivos que obligó a cierres de regiones enteras, como en Alemania, Perú o Australia, por citar algunos. En Argentina, no obstante, se redujo al mínimo el porcentaje de casos en los lugares de trabajo.
El presidente de UNIRR destacó la asistencia económica a las empresas durante la pandemia: “Si bien no se pudieron resolver todos los problemas, hubo un fuerte apoyo con los ATP, los vencimientos de deudas y una serie de medidas como los congelamientos tarifarios, que nos ayudaron a atravesar esta crisis de la mejor forma posible. Ya a partir de septiembre, empezamos a notar un rebote, cuando casi todas las industrias de la provincia ya estaban funcionando normalmente. Y esto nos puso con una agenda diferente. Al haber estado parados, nos encontramos con restricciones de materia prima y conflictos para el abastecimiento. Esto lo venimos arrastrando hasta el día de hoy pero que estamos gestionando tanto desde FISFE como desde la UIA, para poder resolverlo. Claro que esto no es solamente a nivel nacional, sino que a nivel mundial la situación es más o menos la misma, por el fuerte aumento de las materias primas y los fletes internacionales”.
Para el final, el industrial dejó lo que puede venir en 2021: “Tenemos por delante una agenda que no será fácil, aún si se logra hacer la vacunación masiva y queda atrás la pandemia. Porque llegan temas como la redistribución de los ingresos y otros que son los que se discuten cuando hay crecimiento. Pero creo que el año que empieza, nos dará una expectativa diferente a la de 2020”.