Esta de Milei, no pasa
Mañana, en las calles, quedará establecido hasta dónde llega el apoyo social a la universidad y la educación pública en la Argentina. La marcha convocada por los rectores y la comunidad universitaria en general le preocupa y mucho al gobierno que por eso se apuró a anunciar un acuerdo por el financiamiento del sector que nunca existió.
Por eso también el propio presidente Javier Milei trata de “salamines” a los que hablan de un recorte presupuestario que, según él, no es tal por más que haya facultades funcionando a media luz porque no pueden afrontar el exorbitante tarifazo eléctrico. Quizás por esto también, el presidente usará hoy la cadena nacional para repasar sus cuatro meses de gestión y el “numerazo” del déficit fiscal.
Es por eso, sin duda, porque le preocupa sobre manera, que los trolls del gobierno estuvieron muy activos en las últimas horas. En ese marco se dio la discriminación por xenofobia de Flor del Alba Cruz Valdez, la presidenta de la Federación Universitaria de Rosario (FUR), que nació en República Dominicana y vive en Argentina hace 18 años.
La atacaron por su condición de “venezolana” luego de haber publicado en sus redes la convocatoria a la marcha federal del martes 23 en defensa de la educación pública y las universidades nacionales. La joven recibió una catarata de mensajes racistas y xenófobos en sus redes, según comentó la propia dirigente.
El mismo contexto tiene el escrache que vivió en Estados Unidos el ministro de Economía de la Nación Luis Caputo, mientras miraba unas zapatillas en un negocio. Una mujer se le acercó y le dijo “sabés que soy, soy una doctora en química trabajando para el gobierno de los Estados Unidos gracias a haber estudiado en la universidad nacional que ustedes están tratando de liquidar".
Hay un umbral, un acuerdo social casi inamovible desde 1949 cuando Juan Perón anunció la gratuidad de la enseñanza universitaria. Y está medido ese consenso: llega al 86% de apoyo a la educación pública en general según la última encuesta de Zuban, Córdoba & Asociados. El
mismo trabajo que consiga que el 58% de los argentinos considera como una muy mala medida el congelamiento y recorte presupuestario a las universidades.
Además, la marcha de mañana estará acompañada por la mismísima CGT en un hecho que hacía mucho no se veía: Estudiantes y trabajadores marchando juntos.
El jueves, el gobierno anunció un acuerdo que no existía con las universidades públicas. Ahora, amenaza con aplicar el protocolo antipiquetes. El objetivo es el mismo. Buscan desactivar la
movilización que promete ser masiva en defensa de las casas de estudio. Según algunos rectores consultados, “hay una operación para desarmar la unidad y la fuerza del movimiento que comienza a tomar forma”.
Alumnos, graduados, docentes, investigadores y personal administrativo y de servicios invitan a la sociedad a marchar y cuentan sus razones. Explican, en definitiva, cómo la universidad les
cambió la vida porque nadie que ingresó a la pública sale de la misma manera.
Las universidades son espacios de docencia, investigación, extensión y comunicación. De hecho, buena parte de la ciencia que se realiza en Argentina depende de ellas. Los reactores nucleares, los satélites, los lanzadores, los fármacos para tratar cáncer, los diagnósticos rápidos para enfermedades y una vacuna para coronavirus configuran ejemplos de una lista interminable de logros. Además de los premios Nobel y la mayoría de los presidentes y representantes en cargos de relevancia, las instituciones transformaron y transforman la vida de millones.
La gestión extrema del presidente y su acotado gabinete empiezan a generar reacción en buena parte de la sociedad que percibe los efectos nocivos de la administración que sólo recorta y no gestiona. Ya tuvo que ir para atrás con las prepagas, a lo mejor hace lo mismo con el
presupuesto universitario. Un nervio sensible que tocó sin medir las reacciones.
La idea será para muchos darse cuenta de que “estamos todos derrotados” como dice la joven politóloga y streamer Leyla Bechara. “Tener este presidente, no hace falta decir muchas más cosas, nos pone a todos en una situación de reconocer que algo mal hicimos, el que
tenía más responsabilidades y el que tenía menos, hay algo de una falta de interpretación de qué fue lo que pasó, cuál fue el movimiento, porque si no, no estaríamos acá”, expresó con absoluta
claridad en un reportaje con elDiarioar.
Allí no deja de apuntar que en otros momentos la política pública le cambiaba la vida a la gente. Pero hace muchos años que eso no sucede y se degradó la vida material de las personas, sobre todo de los trabajadores.