El escenario elegido no fue casual. Vilnius, capital de Lituania, recibió la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) con los brazos abiertos. Y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, recibió un baño de masas en las calles digno de una estrella de rock. El Este europeo en general y los Países Bálticos en particular, padecieron varias veces la ocupación rusa y conocen bien sus consecuencias. La ansia por frenar a Rusia es grande.

La cumbre

Si bien los líderes de los 31 países que integran la Alianza Atlántica tenían una agenda fijada en torno a la guerra, que incluyó temas tales como la continuidad del apoyo económico y militar a Ucrania, la posibilidad de levantar alguna sanción a Rusia para que pueda pagar compromisos internacionales, o los anuncios del gobierno turco en torno a la mediación entre las partes en conflicto, el aspecto más destacado fue sin dudas cómo y cuando se incorporará Ucrania a la OTAN. Zelensky presiona insistentemente para acelerar ese proceso.

Los discursos y las exhortaciones de los líderes de la Alianza Atlántica fueron de pleno apoyo y solidaridad hacia Ucrania. El gobierno alemán proporcionará más tanques y defensas antimisiles Patriot, el francés enviará más misiles de largo alcance y un grupo de países entrenará a pilotos ucranianos en cazas F-16.

Pero en cuanto al asunto central, el mensaje fue otro. Ucrania solamente podrá incorporarse a la OTAN en tiempos de paz. ¿Por qué? Porque si ingresara en medio de la guerra, activaría el “principio de defensa colectiva” de la Alianza Atlántica. Si eso ocurriera, la OTAN ingresaría en la  guerra con Rusia y con arsenales nucleares en juego.

A cambio, la la Alianza proporcionó un nuevo ámbito de trabajo conjunto, denominado “Consejo OTAN-Ucrania”, que facilitará la adhesión del país apenas termine la guerra. Dicho de otro modo, la Alianza Atlántica “apadrina” a Ucrania sin incorporarla ahora a su seno pero con la promesa de hacerlo inmediatamente apenas se alcance la paz.

Para entender mejor el desafío que supone la incorporación de Ucrania, vale la pena hacerse algunas preguntas respecto de la OTAN.

¿Qué es y para qué sirve la OTAN?

La OTAN es una alianza de carácter defensivo cuyo eje geoestratégico original se situaba en el Atlántico Norte, es decir que reflejaba los intereses comunes de los Estados Unidos y de Europa Occidental. Fue creada en el marco de la Guerra Fría para proteger a sus integrantes de la amenaza que suponía la Unión Soviética y para contrarrestar la expansión del comunismo.

Desde su fundación en 1949 pasó de los 12 miembros originales a los 31 actuales, a saber: Albania, Alemania, Bélgica, Bulgaria, Canadá, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, España, Estados Unidos, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Islandia, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Macedonia del Norte, Montenegro, Noruega, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, Rumanía y Turquía.

Desde el final de la Guerra Fría, muchos países del antiguo bloque comunista se unieron a la alianza. Independientemente del colapso de la Unión Soviética en 1991, Rusia y la OTAN nunca dejaron de percibirse mutuamente como una amenaza.

La invasión rusa a ucrania iniciada el 24 de febrero de 2022 supuso la explicitación de un límite por parte del régimen de Vladimir Putin a la posibilidad de que Ucrania se sumara a la Alianza Atlántica. Pero las cosas no parecen haber salido muy bien para Rusia. Una guerra que debería haber sido rápida y corta se estancó, convirtiéndose en un dolor de cabeza. Además, dos países tradicionalmente neutrales en el concierto europeo, como Suecia y Finlandia, solicitaron su incorporación a la OTAN. Finlandia ya lo logró en abril y se estima que Suecia lo haría en octubre. No son datos menores. Con la incorporación de Finlandia, Rusia tiene ahora 1340 kilómetros más de frontera de los que preocuparse. Y cuando Suecia se haya incorporado, las costas del Mar Báltico estarán controladas por completo -a excepción del pequeño enclave ruso de Kaliningrado- por países pertenecientes a la Alianza Atlántica.

Es menester aclarar que el criterio para la incorporación de nuevos miembros a la OTAN, es el de  aprobación unánime. Actualmente hay un país dispuesto a obstaculizar cualquier intento de incorporación de Ucrania. Se trata de Hungría, cuyo presidente, Viktor Orban, mantiene un estrecho vínculo con Putin. No obstante ello y, como ya se expresó, es el principio de defensa colectiva de la Alianza Atlántica lo que representa el mayor impedimento a la incorporación ucraniana inmediata.

¿En qué consiste el “principio de defensa colectiva” de la OTAN?

El principio de defensa colectiva se encuentra en el artículo 5° del Tratado del Atlántico Norte y es la piedra angular en torno a la que se construyó la Alianza: un ataque armado contra uno o varios de sus miembros, se considera un ataque contra todos ellos. Garantiza que los recursos de toda la Alianza pueden utilizarse para proteger a cualquier país miembro y es crucial para los países más pequeños, que estarían indefensos sin sus aliados. Al ser los Estados Unidos el más grande y poderoso miembro de la OTAN, cualquiera de sus integrantes se encuentra bajo su protección.

En realidad, la primera y única vez que se invocó el artículo 5° fue tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 (11-S) en los Estados Unidos. Como consecuencia, los aliados de la OTAN se le unieron a la invasión de Afganistán. Sin embargo, la Alianza también ha actuado en otras oportunidades. Puso en marcha medidas de defensa colectiva durante la Guerra del Golfo (1991), en medio de la nueva crisis entre los Estados Unidos e Irak (2003) y en respuesta a la crisis en Siria (2012). Las tres intervenciones se produjeron a pedido del gobierno de Turquía.

Sus miembros también sirvieron como fuerzas de paz en Bosnia, lucharon contra el tráfico de personas y se desplegaron para interceptar refugiados en el Mediterráneo.

Actualmente, la Alianza también responde a las nuevas formas en que pueden desarrollarse los conflictos, por ejemplo, mediante la creación de un centro de ciberdefensa en Estonia.

¿Cómo se sustenta la OTAN?

La OTAN depende del aporte de fuerzas de los países que la integran. La asimetría entre el tamaño, los recursos y el poder de cada miembro, hizo que se estableciera un criterio para compartir esfuerzos mediante el cual, cada país debería invertir un piso del 2 por ciento de su Producto Bruto Interno (PBI) en defensa, pero la mayoría no alcanza ese objetivo.

Ese ha sido uno de los principales puntos de fricción en el seno de la Alianza, con criticas de los gobiernos estadounidense y británico a otros miembros por no aportar su parte correspondiente. Como es de prever, el gasto militar de los Estados Unidos siempre fue ampliamente superior al del resto. Pero esa diferencia se hizo mucho mayor cuando los Estados Unidos aumentaron el gasto militar tras los atentados del 11-S.

El expresidente Donald Trump se encargó de reclamar explícitamente a los socios europeos mayor compromiso presupuestario e incluso llegó a sugerir la devolución de fondos correspondientes a los déficit pasados. Los países miembro que estaban por debajo del umbral se comprometieron a aumentar el gasto militar para alcanzar el objetivo en una década. La mayoría está encaminada a cumplir esa promesa.

Lo que vendrá

No debe confundirse la dilación en la incorporación de Ucrania a la OTAN como un fracaso. En realidad, la cumbre de Vilnius supuso para el gobierno de Zelenski un mayor apadrinamiento, la promesa de una inmediata incorporación apenas se alcance la paz, y una arsenal renovado y lleno. Solamente debe ganar ganar la guerra y la OTAN le abrirá sus puertas de una vez y para siempre.