Digámoslo sin vueltas. Es Juntos por el Cambio el principal responsable del magro resultado obtenido en las PASO nacionales. Llegó desperfilado, sin una clara identidad común y más preocupado por sus propias divisiones internas que por lograr ser el verdadero protagonista frente a un oficialismo envuelto en una profunda crisis económica y social.

¿Qué es lo que hizo Juntos por el Cambio en los últimos cuatro años -y particularmente en los últimos dos- que explican ese porcentaje de votos?¿Qué debe hacer, entonces, para recuperar posiciones y entrar en el altamente probable balotaje en octubre? Ambos interrogantes están íntimamente relacionados: en los próximos sesenta días es vital cortar con una equivocada lectura lineal para mejorar el escenario de las internas abiertas.

La pandemia, que cambió las reglas de juego en marzo de 2020, tuvo dos impactos políticos en Juntos por el Cambio: el primero de ellos fue sacarlo prematuramente de un necesario proceso interno de reflexión sobre los aciertos y los errores de su gobierno. Así, sin autocrítica y sin deslindar de responsabilidades, los buenos y los malos funcionarios, los dirigentes dedicados y de los otros, subieron nuevamente con rapidez al ring, ahora en el rol de duros opositores. El segundo: en la prisa por ocupar espacios, Juntos por el Cambio detectó -equivocadamente- un incipiente “giro a la derecha” en donde había un cúmulo inorgánico y heterogéneo de sentimientos de rechazo al gobierno nacional.

Leyó mal la demanda y colaboró para encauzar ese conjunto de expresiones negativas hacia coordenadas que estaban demasiado lejos de su espacio de pertenencia. Gritó infectadura cuando había malas gestiones, creyó escuchar anarcocapitalismo donde había cuestionamientos al funcionamiento del Estado. Y actuó en consecuencia.

El problema fue que no pudo cosechar su propia siembra. A la par que Juntos por el Cambio diluía su identidad en posturas y expresiones ¿libertarias?¿conservadoras?, emergía un fenómeno más auténtico, capaz de traducir mejor la demanda. ¿Por qué quedarse con la copia cuando se puede optar por el original al mismo precio? Juntos por el Cambio sembró semillas de populismo de derecha y Argentina cosechó populismo de derecha, sólo que a través de un agente más eficaz.

Ideologizar los debates públicos nunca fue parte del ADN de Juntos por el Cambio (o de Cambiemos, o el PRO, en sus orígenes). No sólo eso. Ni siquiera fue una estrategia. Todo lo contario: alejarse del barroso terreno de la ideología y proponer una salida por arriba del laberinto del debate público, funcionó. Y funciona.

¿Qué no hacer? Seguir intentando correr a Milei por derecha. Eso sí que no funcionó y no va a funcionar. El referente de La Libertad Avanza es mejor intérprete de esas melodías que Juntos por el Cambio. Además, extremar posiciones significa arriesgar parte del acompañamiento a la figura moderada de Rodríguez Larreta en las PASO.

¿Cuesta? Sí. Lo que antes salía natural, dos años de discurso twittero style, explosivo, simplificado y plagado de fraseología bélica, inundó de vicios la polea de transmisión. Vicios que condicionan la acción. La apelación a la supuesta “libertad de las partes contratantes” para fundar los cambios a la ley de alquileres (como si gran parte de la clase media que alquila no formara parte del diluido 41% del 2019), o la tajante definición sobre las maldades de la integración de un bloque económico en ascenso como son los BRICS, dan cuenta de esas dificultades.

¿Qué hacer? Volver a las bases identitarias. Recuperar la sintonía original, aquélla que conectaba con una mayoría independiente que, con su enojo, frustración y decepción, reclama soluciones y no encabezar una cruzada contra el neo-comunismo. Buscar el centro democrático y racional. Aquél que se conquistó con las banderas de la eficiencia y la modernización del Estado (El Estado es estar, decía un slogan oficial) y no con su anulación. Ser ese espacio post ideológico que siempre defendió la libertad con una cuota suficiente de humanismo para darse cuenta que unir a los argentinos era (y es) un horizonte ineludible para el crecimiento y el desarrollo sostenible.

Son sesenta días para hacer lo que no se hizo en cuatro años. Juntos por el Cambio lo sabe hacer. Porque ya lo hizo. Unidad con equilibrio. Hasta que duela.

* AbogadoC
Concejal y diputado provincial MC
Dirigente de Juntos por el Cambio