Preocupación por las bajas penas a represores condenados en causa de lesa humanidad
Desde la Secretaria de Derechos Humanos de la Nación califican al fallo como irrisorio. Los organismos de DDHH aseguran que con estas decisiones ya no existe la misma voluntad de condenar los crímenes de la última dictadura.
El pasado viernes, en la ciudad de Santa Fe, se conocieron las sentencias para un grupo de represores, vinculados a la represión y desaparición de personas en la última dictadura militar. Se trata de Héctor Melitón Martínez (teniente, militar); Víctor Carlos Nicolás Stahlberg, Ricardo Antonio Olivera, Rodolfo Alberto Gómez Trintinaglia y Elbio Eduardo Picollo (expolicías federales); y Lucindo Delio Benencia (expolicía provincial).
La fiscalía a cargo de Martín Suarez Faisal y la querella compuesta por H.I.J.O.S solicitaron al tribunal la prisión perpetua por haber participado del asesinato de dos militantes en un operativo. Sin embargo el Tribunal integrado por José María Escobar Cello, Luciano Lauría y Germán Sutter Schneider los condenó a penas de entre 3 y 9 años de prisión al mismo tiempo que calificó esos hechos como homicidio en riña o agresión.
El juicio comenzó el 30 de mayo de este año, y continuó todos estos meses con alrededor de 50 testigos. Se juzgó a los imputados por los crímenes sufridos en la ciudad de Santa Fe a 21 personas en 1976 por 18 secuestros y detenciones ilegales más los asesinatos de los militantes peronistas Carlos Cattáneo y Fernando Lucio López; y el secuestro, tortura y la muerte del obrero Juan Clemente Chazarreta.
Ante esta decisión de la Justicia, desde el Foro contra la Impunidad y por la Justicia de Santa Fe se mostraron preocupados por el fallo y aseguraron que estas sentencias “parecen ir progresivamente, cambiando y contradiciendo los criterios aplicados a lo largo del histórico proceso que comenzara con el Juicio a las Juntas”
Esta no es la única decisión en este sentido del Tribunal Oral Federal (TOF) de Santa Fe. Según los organismos, sucedió lo mismo con una causa similar en la localidad de Laguna Paiva. “Queda evidenciado que ya no existe la misma voluntad de condenar los crímenes aberrantes, al compás de los discursos de odio y de negacionismo que se han abierto camino en la comunicación social", manifestaron.
Desde la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación también mostraron preocupación y sostuvieron que se tratan de “penas irrisorias”.
La historia de los represores y sus condenas anteriores
Martínez ya cumple una condena a 12 años de prisión por “privación ilegal de la libertad agravada” y “tormentos agravados” a tres militantes políticos, desde mayo de 2019. En este juicio, el ex oficial del Destacamento 122 de Inteligencia del Ejército recibió una pena de 7 años más.
Stalhberg, Piccolo, Olivera y Trintinaglia, ex miembros de la delegación Santa Fe de la Policía Federal, recibieron nueve años de prisión por su responsabilidad en dos homicidios y el secuestro y tormentos contra tres personas. Y el ex policía provincial Lucindo Benencia, quien recibió 3 años y 2 meses de prisión.
Los hechos
El juicio abarcó los crímenes sufridos en Santa Fe por 21 personas. Los primeros hechos investigados ocurrieron en enero y febrero de 1976, antes del golpe cívico-militar, cuando durante varios operativos fueron secuestrados nueve militantes del PRT y otros dos fueron asesinados, Carlos Cattáneo y Fernando Lucio López. Al mes siguiente, en marzo, fueron secuestrados los militantes peronistas José María Ramat, Carlos Alberto Gorosito y Oscar Roberto Figueredo. Entre fines de octubre y comienzos de noviembre de 1976, otros seis militantes del PRT fueron detenidos ilegalmente en operativos en la provincia de Santa Fe y de Buenos Aires.
Las personas secuestradas fueron llevadas a diferentes centros clandestinos de detención de la zona, como la Comisaría Primera, Comisaría Cuarta y la Jefatura de Policía, donde fueron vejados y torturados. También fue parte del juicio los hechos de los que fue víctima el obrero Juan Clemente Chazarreta, secuestrado el 13 de mayo de 1976 y llevado a la Comisaría Primera, donde fue salvajemente torturado hasta morir y su asesinato intentó hacerse pasar por un suicidio.