El fiscal penal Pablo Socca imputó este viernes a dos barrabravas de Newell's, que habían sido detenidos la semana pasada, por amenazas coactivas e intimidación pública, agravada por uso de arma, delitos con los que los considera instigadores de las amenazas cometidas contra el futbolista Ángel Di María y su familia.

En la exposición que hizo en el Centro de Justicia Penal ante el juez Pablo Pinto, el fiscal sostuvo que Alejandro Nicolás Ficcadenti (30 años, alias Rengo), y Sergio Gabriel Di Vanni (alias Bebe, de 43), organizaron el ataque con el propósito de desalentar al futbolista campeón del mundo de regresar a jugar a Rosario Central, y así ellos erigirse con mayor autoridad dentro de la barra brava leprosa.

Pinto aceptó los argumentos del fiscal y dictó prisión preventiva por el plazo de ley para ambos imputados, a la espera del juicio oral. 

Explicó Socca que Ficcadenti y Di Vanni, desde una facción disidente de la barra que dirige Luciano Gallardo –quien este mismo viernes fue detenido por el ataque a balazos contra la casa de una dirigente del club–, “organizaron y planificaron la amenaza hacia la familia del jugador de fútbol”, que se concretó el 25 de marzo a la 1.30, cuando desde un Renault Megane arrojaron una amenaza escrita en un cartón, y realizaron varios disparos de pistola frente al ingreso al country Funes Hill Miraflores, en la avenida Fuerza Aérea al 4200, de la ciudad vecina, donde los Di María poseen residencia.

De acuerdo con la acusación, Ficcadenti le encargó el hecho a Di Vanni, quien a su vez convocó a alguien de su confianza, Pablo Acotto (35 años, para consumarlo. Acotto lo hizo acompañado de Sara Gutiérrez (23 años). Ambos cobraron 4 millones de pesos por realizar esa intimidación.

Socca presentó evidencias, como la comunicación dos días antes por Whatsapp en la que Di Vanni le indicó a Acotto que el ataque debía realizarse entre domingo y lunes para que saliera en los noticieros de televisión. Y luego del hecho, al día siguiente Acotto respondió con que la misión había sido “un éxito” porque el destinatario –Ángel Di María– “desistió” de volver a jugar en Central.

El fiscal también ventiló mensajes del teléfono de Ficcadenti. Uno de ellos, del 15 de julio, dice: “Yo siempre cumplo lo que prometo. Gracias a mí, no viene Fideo”, en alusión al futbolista multicampeón. Y otro más a la semana siguiente, el 21 de julio, en el que el Rengo se jacta también por Whatsapp: “Dénse cuenta por qué no viene Di María, gracias a quién, y quien siempre le hizo la guerra a los Sina, quién les prendió fuego la sede. El martes vamos a estar nosotros en la cancha”, alardeó.

Socca afirmó que “el hecho cometido tuvo el objetivo de impedir que el jugador de fútbol mencionado decida regresar del exterior a jugar a club de fútbol rival, y de esa manera Ficcadenti utilizar ese 'logro' como plataforma para ganar consenso entre sus seguidores y así posteriormente intentar, con el apoyo y el aval de Ariel Cantero, tomar el liderazgo de la barra brava del club al que pertenece, junto con Di Vanni y otras personas no identificadas a la fecha, desplazando de esa manera al grupo comandado por el actual líder”.

Además, la acusación contempla que “se buscó infundir temor y generar conmoción en la población, evidenciado en la selección de la víctima como blanco del ataque y la mención en la nota al Sr. Gobernador de la provincia de Santa Fe, como así también en los medios materiales empleados para la concreción del ilícito y el contexto de atentados -balaceras, homicidios- que sufría la ciudad de Rosario, donde internos de alto perfil alojados en diferentes unidades penitenciarias del país se adjudicaban la autoría de esos ilícitos como muestra de descontento en las nuevas condiciones carcelarias”.