De mates en la vereda y chicos con pelota, a 17 balazos contra el bunker vecino
Entre los vecinos que narraron la escena de espanto en la que murió una chica dentro de una casa donde vendían drogas está la madre de un joven asesinado en 2016 por haberse negado a involucrarse en el narcomenudeo.
Faltaba un rato para las ocho de la tarde noche. El sol todavía iluminaba las grises cuadras de Fuerte Apache, el pedazo más pobre del barrio Tiro Suizo, contra la vía del ferrocarril, a una cuadra del centro de salud municipal. Calles de asfalto roto, zanjas en lugar de cloacas, y chicos jugando a la pelota hasta que la oscuridad gana la cuadra y todos se meten a aguantar el calor adentro.
Pero eso todavía no había ocurrido cuando apareció la moto y empezó el espanto. Así murió Camila Escobar a los 21 años, en Lamadrid 1609, la primera casita de una tira de viviendas mínimas que algún plan habitacional del Estado edificó allí.
Los vecinos coincidieron en señalar que tanto la chica asesinada como la otra que resultó herida pero sobrevivió (Pamela F., de 33 años) trabajaban en esa vivienda en la venta de estupefacientes.
"Vino una moto y escuché más de 10 disparos. Estaba sentada en la puerta con mi nieta. Tenía miedo porque tiraron a cualquiera, no se si andaban buscando alguien. El barrio es muy peligroso. A veces nos juntamos a tomar mate a la noche, y dio la casualidad que anoche no estaba la familia sentada ahí afuera porque hubiera sido para cualquiera. A mansalva tiraron, los chicos estaban jugando a la pelota, se tiraron arriba de las bolsas de arena. Una cosa de no creer, mucha gente afuera", contó una mujer.
Esta vecina no es cualquier vecina. Se llama Claudia y habita ese rincón del barrio Tiro Suizo a la fuerza. Tuvo que mudarse con su marido hace un par de años, corridos por las amenazas de la banda de René Ungaro y su ladero, Teletubi, en el fonavi Municipal de Sánchez de Thompson al 200 bis. Ungaro está preso desde 2010 por el asesinato del exjefe barrabrava de Newell's, Roberto Pimpi Caminos.
El motivo de esa hostilidad empezó en 2016, cuando esa gavilla asesinó a su hijo, Walter Mena, porque el muchacho se negaba a vender drogas. Mena y Ungaro habían sido amigos en la infancia, pero ya no en la juventud.
Lo emboscaron una noche en Mitre y Montevideo, en la puerta de un boliche mientras estaba con su pareja. Desde un auto lo mataron a sangre fría. Después, balearon un par de veces la casa de los padres, que acabaron por irse del barrio.
Y este miércoles, Claudia fue testigo de la balacera contra ese punto de ventas de drogas, allí atribuido a otro narco detenido, Brandon Bay, líder de Los Gorditos y a las órdenes de Esteban Alvarado en la distribución de drogas entre Capitán Bermúdez y San Lorenzo.