Denuncian que la policía provocó y ocultó una muerte en las cercanías del casino
Ramón Batalla falleció después de caer de su moto en la zona Arijón al 2300. En primera instancia, personal de la Comisaría 21 pretendió hacerlo pasar como un accidente fortuito. Un acta que descubrió la familia de la víctima reveló que había sido chocado por un patrullero que estaba yendo al City Center
Ramón Batalla falleció el último 19 de diciembre en una sala del Hospital de Emergencias Clemente Álvarez tras haber sufrido el día anterior un accidente con su moto. En primera instancia se le informó a sus familiares que se había caído como consecuencia un paro cardiorrespiratorio. Como ya padecía muerte cerebral por el golpe, nunca pudieron contrastar esta versión con la propia víctima. No obstante, alguien acercó después un dato que cambió todo: había existido un choque con un auto de la policía, que lo había abandonado en el lugar. Y así, los cuatro hijos de este humilde pintor de la zona sudoeste, emprendieron un lento peregrinar en búsqueda de justicia.
Las primeras horas
"Mi papá tenía 58 años, pintó casas y edificios toda su vida. A veces cuando conseguía trabajo en lugares como Funes se iba hasta allá en bici aunque le quedara re lejos, para que nos alcance la plata. Él tuvo cuatro hijos y nueve nietos, nosotros nos criamos acá. Ese día del accidente, había ido a visitar a un tío nuestro en barrio Las Flores, con su moto. Y nos dijo que preparemos todo para un asado que a la vuelta hacía el fuego. Pero nunca volvió", relata Micaela, de 28 años y una de las hijas de Ramón.
Los Batalla viven hace un cuarto de siglo en el Barrio 23 de Febrero, en la zona sudoeste de Rosario, bien en el margen de la ciudad y a pocos metros de la Circunvalación. La casa muy humilde está frente a una canchita de fútbol, que no tiene nada de pasto. Un poco más allá están la avenida Rouillón y la escuela Carlos Fuentealba, a la que fueron los hijos de Ramón. Una institución que hace poco fue noticia porque tenía que dar clases en el patio, colgando sábanas de un alambre para separar los cursos en pandemia, por la falta de aulas.
Aquella noche del 18 de diciembre fue larga para la familia. Ramón no había regresado y tampoco atendía el teléfono. Había desesperación. En la mañana, su hija Micaela tomó la bicicleta y empezó a recorrer comisarías preguntando por su papá. La primera a la que acudió fue a la de su barrio, la Seccional 19, donde no sabían nada. Luego en la N° 30, le dijeron que había "un mensaje de WhatsApp circulando con información sobre la persona por la cual ella preguntaba".
El texto hablaba de un accidentado que estaba en el HECA. Y así Micaela decidió dejar la bicicleta en la Comisaría y viajar en el patrullero con los policías hasta el hospital. Ramón tenía como diagnóstico muerte cerebral. Pocas horas después murió, sin poder hablar con las últimas personas que lo vieron.
La versión oficial y la no oficial
A los Batalla les dijeron en primera instancia que lo que había pasado con Ramón era que había caído de la moto por un infarto. Y en eso creyeron. Pero luego de la muerte decidieron cremar el cuerpo, porque esa era la voluntad de Ramón. En ese momento se les explicó que debían hacer un trámite y ahí es cuando se enteran, por dos lados distintos, que había existido un accidente con otro vehículo.
"¿No se enteraron ustedes lo de la policía?", le preguntó sorprendida una empleada de Fiscalía a Micaela. Sin dar más precisiones insistió con que busquen información. Al mismo tiempo, en la casa de los Batalla se presentaba un abogado, de los que suele caminar los pasillos de tribunales o de las morgues. "Tengo el dato de que a Ramón lo chocó un coche de la policía, si quieren los represento y hacemos un buen juicio", les dijo.
La familia decidió no confiar en ese primer letrado que se había acercado como "carancho" hasta su casa, pero entendió que había que buscar explicaciones y que había una versión que alguien les había ocultado. Así, lograron dar con el acta labrada por la propia policía en la noche del 18 de diciembre.
El auto que había chocado a Batalla en Arijón al 2300, frente a la Comisaría 21, era efectivamente un patrullero. La moto era patente A018YYT. El número de la unidad policial era 4245. En el documento figura como "perteneciente al establecimiento del City Center".
En el auto policial iban tres oficiales con los siguientes nombres: Vanesa Noelia Fernández, que conducía. Iba junto a Ayelén Bilbao y a Claudia Gordillo. Todos estos datos son parte del acta oficial de la policía, a la que pudo acceder en exclusiva RosarioPlus.com. Y acá un primer hecho llamativo: las uniformadas volvían del City Center, donde se deja constancia que esa tarde noche estaban realizando horas extras en el turno de las 16.00 a las 00 hs.
En el documento, quien figura como Jefe de la Seguridad Privada del casino y llama a la policía por la persona muerta allí, es Eduardo Valentini. En búsqueda rápida por la web, aparecen varios links del año 2017 en los que aparecía como "empleado jubilado del casino".
El patrullero que chocó a Ramón se desplazó de la Comisaría 21 hasta el casino, según consta, porque el Jefe de Seguridad Privada del lugar había solicitado presencia policial para labrar un acta tras el fallecimiento esa noche de una apostadora de 82 años. Se presume que las oficiales debían confeccionar un certificado de defunción antes de retirar el cuerpo. Y la fatalidad quiso que ese viaje del móvil policial hacia el City termine causando otra muerte en el camino.
Además, el acta policial tiene una fuerte contradicción: en un párrafo menciona que el patrullero es embestido por una moto en el costado derecho del auto y rompe el espejo de ese lado. En otra página, el mismo informe oficial explica que el impacto fue del lado del conductor.
"Esas son sólo algunas de las inconsistencias que tiene la actuación oficial. Nosotros vamos a presentar todas cuando finalice la feria judicial y la doctora Prunotto nos cite a una audiencia", le aseguró a este medio el abogado de la familia, Federico Fernández Garrone.
El martes 18 de enero, cuando se cumplió un mes del accidente que causó la muerte de Ramón, su familia se congregó en silencio frente a la Comisaría 21. "Exigimos saber la verdad, qué pasó con mi papá esa noche y por qué lo abandonaron ahí. Ahora, no sólo no tuvimos acceso todavía a ninguna cámara de seguridad, ni tampoco pudimos ver la moto. Creemos que la tienen ellos escondida. Por eso pedimos a quien haya visto el choque esa noche que se acerque y nos ayude con información", explica Micaela. Que brinda además un número para brindar datos, si alguien los tiene: (0341) 156-669685.
Lo que sigue
Aquí surgen algunas preguntas: ¿Con qué diagnóstico ingresó Batalla al HECA y fue levantado por la ambulancia del SIES? ¿Estaban al tanto los jefes de la fuerza de esas adicionales que realizaban efectivos de la Comisaría 21 la noche del 18 de diciembre? ¿Es habitual que el casino contrate personal de esa dependencia de ese modo? ¿Era ese otro de los motivos para esconder el acta y hacer pasar la muerte de Ramón como un accidente en el que no había intervenido otro vehículo? ¿Está ingresado el siniesto del patrullero a la dependencia correspondiente? ¿Por qué a un mes del hecho la familia no pudo ver todavía la moto?
Estas son algunas de los interrogantes que deberá responder la fiscal Mariana Prunotto, de la Unidad Fiscal de Homicidios Culposos, para investigar si existió abandono de persona y si hubo incumplimiento de los deberes de funcionario público por parte de las tres oficiales de la policía que iban en el patrullero. Más allá de los procedimientos posteriores dentro de la institución, las fotos que acercaron testigos presenciales de lo que pasó después del choque a la familia son terminantes respecto a la asistencia a Batalla: el cuerpo está tendido en el piso y no hay ningún móvil de la policía cerca.
Además, se deberá investigar el acta labrada esa noche y por qué el personal de la Comisaría 21 no explicó que habían chocado con la moto de Batalla, cuando hizo circular ese mensaje de WhatsApp que llegó a la familia de Ramón. En este caso y ante varias de las preguntas planteadas más arriba, quien tendrá tarea por delante es la ex jueza Raquel Cosgaya, la flamante titular de la Agencia de Control Policial.